Antonio Lobo Antunes
Para el querido colega
Federico Campbell, por su
pronta recuperación.
Marco Aurelio Carballo
Antonio Lobo Antunes, candidato al Nobel de Literatura: “Sé que nadie escribe como yo. Tampoco yo. El reto es llegar más lejos cada día. Cada día hacerlo mejor, llegar más cerca. Observe el teatro de Chejov”, le dice a su entrevistador Antonio Jiménez Barca, para el diario El País. “Asombra que en frases aparentemente sencillas como «tengo frío» o «por fin he llegado» transmita una gama de sentimientos. Todo a base de trabajo. Sus manuscritos están llenos de correcciones”.
Acerca de su reciente libro Sobre los ríos, dijo que le apetecía hablar de la vida, no de la muerte, después de superar varios cánceres. “Yo no soy crítico ni teórico de la literatura… Para mí la infancia es salud, alegría, esperanza, pero no sé explicarlo. Simplemente tenia que ser así. Cuando escribes tienes la impresión de que es inevitable de que sea así”.
Le dijeron que hablaba como si los libros estuvieran escritos antes de escribirlos. “Sí”, dijo, “como estatuas en el jardín que hay que desenterrar y limpiar y limpiar. Quizá un libro sea una eficaz, sola y larga palabra”.
Del hospital, dijo, le impresionó “la dignidad de los enfermos de oncología. Todos eran príncipes en un hospital del Estado. Había pobres portándose con dignidad de aristócratas, con coraje. Nunca le oí a nadie una queja. Rogar o pedir sálvame. La gente aguantaba callada, sonriendo, saludándote, deseándote mejoría. Muchos con metástasis en todas partes. Sabían que iban a morir y morían sin quejarse ni miedo. Yo no tengo certidumbres ni respuestas. Sólo escribo libros. Me gustaría que cambiaran el mundo. No cambiarán nada. Solo soy un chico que escribe libros y espero morir con la misma inocencia”.
De la amistad, dijo: “Es como el amor: instantánea y absoluta. Conoces a alguien y te conviertes en amigo suyo de la infancia, aunque tengas cuarenta años de edad. Para mí es el sentimiento más importante”.
Los garbanzos
El escritor Juan Villoro propuso un homenaje con pasión crítica a Octavio Paz en el centenario de su nacimiento… al cierre de esta columna [6 de febrero] Federico Campbell, autor de Tijuanenses continuaba grave de neumonía.