Por Elizabeth Ponce
A pesar de que muchas personas son hostiles a festejar el día de San Valentín al considerar que es una festividad con una gran mercadotecnia para incentivar a la gente a acudir a los centros comerciales para que compren, en lo que consideran una “época vacía” que va de las rebajas de enero al día del padre en marzo, lo cierto es que la festividad que tiene su origen en el Imperio Romano y la tradición católica.
De acuerdo a la historia, San Valentín era un párroco de la ciudad de Terni que vivió en Roma en el siglo III de nuestra era. El obispo se dedicaba a casar en secreto a soldados y sus parejas, contra las indicaciones del entonces emperador Claudio II, que pensaba que los hombres solteros eran mejores soldados y se arriesgaban más por la patria.
El emperador, una vez se enteró de que Valentín oficiaba bodas a soldados pese a su oposición, ordenó que éste fuera detenido y encarcelado, tras lo cual fue martirizado y asesinado, como castigo. Sin embargo, el párroco Valentín fue declarado santo y mártir tras morir atado a un árbol mientras soldados del Imperio le lanzaban flechas.
Hoy en día lo único que ha trascendido, es la parte bonita de la historia, el amor que todo lo puede entre dos enamorados, que son capaces de sobreponerse a las adversidades por el amor que sienten.
La festividad ha sido muy popular en los países anglosajones a lo largo de la historia, donde en 1840 ya se vendían tarjetas de felicitación, conocidas como “valentines” —en inglés—, y que los miembros de una pareja se ofrecían unos a otros. Hoy en día se regalan, además de estas tarjetas, flores y bombones a la persona amada.
Pese al martirio de San Valentín y el origen católico de la festividad, el símbolo de la misma es Cupido, una deidad romana menor hijo de Venus y Vulcano, representado por niño armado con arco y flechas que dispara a los corazones de los enamorados, y que se considera un homenaje a la muerte que sufrió el obispo de Terni.
Otro de los símbolos paganos de la fiesta, es la figura en forma de corazón, cuya silueta representa en realidad, la parte trasera de una mujer cuando ésta se agacha.
Este 14 de febrero, el Papa Francisco I es el primero en celebrar San Valentín —encabezó una ceremonia en la Plaza de San Pedro, donde participaron miles de parejas de novios—, y es una celebración que a pesar de que se ha mantenido en la cultura popular, fue retirada de las festividades eclesiásticas en 1969 por su origen probablemente mitológico y la alta simbología pagana de la fiesta.