El poder envilece
Teodoro Barajas Rodríguez
El poder no tiene lógica pero sí consecuencias, es el eje central en la política, es terrenal y en muchos casos suele ser descarnado porque transforma, envilece, corrompe, como se ha demostrado a través de los siglos. El PAN estuvo al frente del gobierno federal una docena de años; previo a su arribo a la cúpula del poder político fue común que sus dirigentes o figuras conspicuas hicieran referencia a su marco doctrinario fincado en aportaciones de hombres como Manuel Gómez Morin o Efraín González Luna hasta llegar al último ideólogo, quien fue Carlos Castillo Peraza, su brega de eternidad se convirtió en algunos años, doce, en la primera magistratura para demostrar su escasa vocación de gobierno.
Vicente Fox fue el primer panista que nunca aparentó serlo, sus dislates fueron proverbiales y se han convertido en apuntes del anecdotario maridado de frivolidad, con el citado exmandatario las frases de ocasión, chuscas y de humor involuntario, la institución presidencial terminó ajada.
Felipe Calderón Hinojosa sucedió a su compañero de partido en la Presidencia, a diferencia de Fox el michoacano sí tenía un origen enteramente panista, doctrinario, creció cerca de su padre, don Luis Calderón Vega, panista destacado y respetable de Morelia, además fue un alumno destacado de Carlos Castillo Peraza, pero al final su mandato hizo agua producto de una guerra sin ton ni son que produjo un severo daño a nuestro tejido social.
Enrique Peña Nieto registró la alternancia en el año 2012, poco duró el gusto a los panistas de nuevo cuño quienes tuvieron que entregar el poder a su némesis, en muchos casos el PAN actuó bajo una lógica de oposición, su ADN así lo impuso seguramente, si bien el pensamiento de la derecha ilustrada existió en el instituto fundado en 1939 también convergieron las más retrógradas cofradías integristas de ultraderecha como El Yunque.
Actualmente la pelea por la dirigencia nacional del PAN no hace sino aflorar su descomposición, las bravatas, pleitos de callejón y los recursos típicos de la bajeza política fulguran al máximo, eso es lo que tienen los aspirantes que se dicen de todo. El poder envilece.
Una encuesta reciente indicó que los aspirantes a dirigir el PAN están en un nivel ínfimo de aceptación, situaban a Josefina Vázquez Mota como la puntera muy por encima de Gustavo Madero, Juan Manuel Oliva o Ernesto Cordero. Gustavo Madero ha estado inmerso en diversos escándalos, su tamaño es bonsái, las cuentas que dejará son nimias.
Doce años fueron una lápida pesada para el panismo que no supo gobernar, su historia y los aportes de sus fundadores son pieza de museo, porque la actualidad demuestra que la ética aristotélica es distante de su praxis, la última administración federal del PAN dejó un país sumido en una guerra sin sentido al borde de los estallidos sociales que ya se han hecho presentes, Michoacán es sólo un ejemplo.
