Félix Fuentes Medina

Tras la fallida promoción de las reformas estructurales en Europa, donde se tienen reservas sobre el éxito que puedan tener, en Estados Unidos se logró que Standar & Poor’s elevara la calificación crediticia de México y la revista Time enalteciera en su primera plana la figura del presidente Enrique Peña Nieto.

Sobre la efigie del mandatario mexicano fue diseñada la frase Saving Mexico (Salvando a México), pero no aparecerá en la edición de Estados Unidos, lo cual habla del mercantilismo de esa publicación.

El adelanto de esa portada en nuestro país desató una avalancha de ataques soeces, principalmente en las redes sociales, contra el primer mandatario.

Antes de ese manejo mediático fue llevada a cabo la Cumbre de Líderes de América del Norte. En la agenda de los presidentes Peña Nieto, del estadounidense Barack Obama y el primer ministro de Canadá Stephen Harper no fueron contemplados los temas de seguridad, migración y del Tratado de Libre Comercio.

En Washington se informó que sólo serían analizados los asuntos de competitividad económica, comercio e inversión, los cuales interesan a Estados Unidos y Canadá, sobremanera.

México es débil competidor debido a su magra producción agropecuaria e industrial. Compiten las transnacionales y maquiladoras instaladas aquí, pero los agricultores de frutas y verduras, entre otros, han disminuido sus cultivos a causa del abandono oficial y las extorsiones aplicadas por la delincuencia organizada.

En el encuentro, al presidente Peña Nieto correspondió exponer el asunto de prosperidad compartida e inclusiva. A Obama se le asignó el de nuevas áreas de oportunidad y al canadiense Harper tocó el apartado de seguridad ciudadana.

El indicado para hablar de seguridad debió ser Peña Nieto, si la república mexicana está atrapada por los cárteles y de Estados Unidos fluyen poderosos arsenales para ellos, sin que se aclare porqué el señor Obama suspendió la investigación de Rápido y Furioso.

Autoridades estadounidenses de alto nivel han estado y están involucradas en el contrabando de armamento sofisticado, sin que el gobierno mexicano presione para impedir o el menos frenar ese flujo, causante de ríos de sangre en nuestro país.

Al presidente Peña Nieto corresponde aprovechar estos encuentros para revisar asuntos de urgencia para México, entre otros el Tratado de Libre Comercio. Este convenio con Canadá y EU destruye la agricultura y ganadería de nuestro país.

Es una de las herencias trágicas del régimen de Carlos Salinas de Gortari y ni el priista Ernesto Zedillo ni los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón se atrevieron a proponer su modificación en materia agropecuaria.

El mexiquense Peña Nieto ha dicho que 40 % del consumo nacional depende de compras extranjeras, las cuales pueden ser mayores, pero ni con ello se reactiva la agricultura y la ganadería.

¿Por qué la veneración oficial al TLCAN? Ah, porque, según el subsecretario de la SRE, Sergio Alcocer, ¡eleva la competitividad! ¿Y por qué esto no sucedió en 20 años?