Las autoridades de hecho de Ucrania, hasta ayer legislaban y se preparaban para formar un nuevo Gobierno sin tener aún la situación bajo firme control.

Por su parte el presidente en funciones, Alexándr Turchínov, aseguró que el país volverá a retomar el camino de la integración europea y pidió a Moscú respeto para esta decisión. El ambiente es inestable, con muchas incógnitas. Europa, Rusia y EE UU han advertido contra el peligro de una secesión.

Los interrogantes van desde el paradero y el futuro del destituido presidente Víctor Yanukóvich, hasta el rumbo de las regiones orientales, que se van acomodando a la nueva situación, aunque podrían todavía sentirse alienadas por las nuevas autoridades del país. El Maidán, por su parte, quiere caras nuevas y no personajes desgastados por la política, según se desprende de conversaciones con activistas y ciudadanos que llevan meses manifestándose en Kiev y que no piensan retirarse de la plaza de la Independencia hasta estar seguros de que los nuevos dirigentes van a responder a sus deseos y no a traicionarles como sucedió, según su percepción, tras el primer Maidán, en otoño 2004.

El nuevo portavoz de la cámara, Alexandr Turchínov, fue nombrado presidente en funciones ayer, un día después de que el Parlamento destituyera a Víctor Yanukóvich como presidente alegando, con una fórmula no contemplada por la Constitución, que el cese se debía a que el presidente había dejado de cumplir sus funciones.

En un mensaje a la nación, Turchínov manifestó que, en la lucha por la opción europea los ucranios se han unido y se han “reforzado como nación política moderna”, aunque han pagado “un precio extraordinariamente alto” por “la victoria contra la dictadura”. El presidente en funciones calculó en un mínimo de 88 los muertos en los enfrentamientos y manifestó que en los próximos días la Rada formará una nueva mayoría parlamentaria que, a su vez, constituirá un nuevo gobierno en Ucrania.

Los nombramientos de dirigentes provisionales en el Ministerio del Interior, Fiscalía, Defensa y Servicio de Seguridad significan que las estructuras de seguridad han dejado de amenazar la vida, la salud y la seguridad de los ciudadanos de Ucrania, afirmó. Entre las tareas prioritarias de los nuevos dirigentes mencionó “interrumpir el enfrentamiento”, recuperar la gobernabilidad y el orden público, enviar las tropas a sus guarniciones, garantizar la tranquilidad, no permitir nuevas víctimas de enfrentamientos locales ni linchamientos.

En el plano internacional, el retorno a la política de la integración europea es la gran prioridad. “Debemos volver a la familia de los países europeos”, dijo el presidente interino. “Somos conscientes de la importancia de las relaciones con la Federación Rusa y estamos dispuestos al diálogo con sus dirigentes para construir las relaciones con este país sobre una nueva base de verdadera igualdad de derechos y de buena vecindad, lo que supone reconocer la opción europea de Ucrania”, subrayó.

El mandatario en funciones, de 49 años, procede de Dnepropetrovsk, donde fue líder de las juventudes comunistas. La alianza de Turchínov con Yulia Timoshenko se remonta a los años noventa, cuando Timoshenko dirigía el consorcio Sistemas Energéticos Unidos de Ucrania, que suministraba gas a Rusia y Turchínov se había metido en política como fundador del movimiento Gromada en el que se integró Timoshenko. Turchínov es diputado desde 1998 y es uno de los fundadores de Patria junto con Timoshenko. Fue jefe del servicio de Seguridad de Ucrania con ella de primera ministra.

El nombramiento de Turchínov no ha gustado ni en el Maidán ni entre los miembros de los servicios de defensa del Ayuntamiento, según pudo comprobar esta corresponsal. Tras las emociones que afloraron con la llegada de Yulia Timoshenko en silla de ruedas al Maidán el sábado por la noche, afloran otras actitudes más pragmáticas y más reservadas respecto a la ex primera ministra, que exhortó a juzgar a Yanukóvich e indicó su voluntad de competir por la presidencia de Ucrania, pero no al cargo de primera ministra.

En el plano internacional, el presidente de Rusia Vladímir Putin y la canciller alemana Angela Merkel mantuvieron una conversación telefónica en la que se pusieron de acuerdo en que el país sumergido en la crisis —en suspensión de pagos, según el presidente en funciones— debe tener cuanto antes un gobierno operativo y mantener su integridad territorial. Ambas partes están igualmente interesadas en la estabilización de la situación en Ucrania y en el mantenimiento de su unidad territorial.