De “pachecadas” y “mariguanadas”

 Yazmín Alessandrini

 En la coyuntura de la regulación y legalización de la mariguana en México y el Distrito Federal varias han sido ya las voces que se levantaron a favor y en contra de que se legisle al respecto. Se trata de un tema delicadísimo en el que varios de los actores involucrados no quieren ver o están impedidos para ver la fotografía completa. Pero, de entrada, valdría la pena replantearnos el impacto de la venta y el consumo de drogas, no sólo la mariguana, tanto en México como en el Distrito Federal.

A principios de la semana que recién concluyó nuevamente se levantó una enorme polvareda en torno a esta polémica gracias a una carta que algunos expresidentes latinoamericanos (Ernesto Zedillo, de México; Fernando Henrique Cardoso, de Brasil; César Gaviria, de Colombia, y Ricardo Lagos, de Chile) le enviaron a Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal, felicitándolo por “el diseño de mejores políticas y leyes sobre drogas”, cosa que me parece una total irresponsabilidad de estos cuatro señores porque, por principio de cuentas, cualquier cambio legislativo de fondo en México en materia de drogas no depende del GDF, sino del gobierno federal.

Pero, voy más allá, la misiva que le enviaron a Mancera Espinosa estos cuatro señores, a través de la Comisión Global de Política de Drogas es un total disparate porque ninguno de los cuatro posee el conocimiento suficiente sobre lo que está sucediendo verdaderamente en México con respecto al tráfico, venta y consumo de drogas. Y voy todavía más lejos, el señor Ernesto Zedillo ¡no hizo nada! a lo largo de su sexenio como presidente de la república (1994-2000).

Y qué tal los asambleístas Manuel Granados, Vidal Llerenas y Fernando Belaunzarán, sobre todo este último, presentando estrategias en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) para impulsar la regulación de la yerba sin tener la más mínima idea de lo que están hablando: ignoran los impactos, las consecuencias, los daños colaterales y demás aspectos a ponderar en caso de que se diese un escenario en el que la Ley General de Salud sea cambiada para que un capitalino pueda portar de 5 a 35 gramos de mariguana como dosis personal sin que sea remitido a la autoridad. ¿Se imaginan a un chilango consumiendo 35 gramos diarios de esta droga?

Estos señores hablan de beneficios médicos, jurídicos, sociales y demás, cuando ni siquiera tienen noción de qué tipo de mecanismos se pueden implementar en nuestro país para afrontar un eventual escenario en el que esta droga sea regulada. Se refieren a las bondades de un supuesto modelo holandés que es todo un éxito, cuando nosotros no tenemos ni la educación, ni la cultura, ni el expertise para manejar y consumir no sólo esa droga, sino todas las demás.

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