Control de precios, políticas económicas ficticias
Si subvencionamos la pobreza y el fracaso,
lo que obtenemos es precisamente más pobreza y más fracaso.
James Dale Davidson
Carlos Alberto Pérez Cuevas
El debate sobre el control de precios es polémico, por un lado el gobierno argumenta que es necesario hacerlo para asegurar que los bienes de consumo se mantengan en un monto determinado aparentemente bajo y accesible para las clases más necesitadas; por el otro, los argumentos son que ese camino ya lo hemos recorrido y genera que los productos escaseen y que al final los más afectados sean los ciudadanos en condiciones de pobreza.
¿De dónde surge la información que genera el debate?, pues resulta que de la iniciativa de ley de competencia que será enviada al Congreso por parte del Ejecutivo federal y que contempla un apartado que le otorga facultades para determinar cuáles productos, bienes o servicios pueden ser considerados como esenciales para la economía o el consumo de los ciudadanos.
Controlar precios no es una acción de la economía moderna, viene desde la antigüedad, ya en el Antiguo Testamento se hablaba de ello, pero con mayor claridad en la Roma del emperador Diocleciano. También en la Francia revolucionaria se vivieron esas medidas; pero no vayamos lejos, aquí mismo en México principalmente durante los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo, que son los más claros ejemplos de que estas políticas económicas ficticias no funcionan. Actualmente, en América Latina, concretamente en Argentina y Venezuela, estamos viendo los graves conflictos sociales que se generan por la escasez de los productos y servicios más básicos.
Y esto resulta porque el control de precios es una fórmula que fija un precio ficticio de un producto, bien o servicio, es decir, por debajo de su costo real, con lo que pierden los productores que muchas veces terminan por no producir, o bien por esconder y acaparar los bienes para posteriormente negociar su precio, y mientras tanto generan escasez que afecta a los potenciales consumidores que no ven la llegada de esos bienes.
El país no está para poner nuevamente en uso políticas y acciones que han demostrado una y otra vez su ineficacia, además se enmarca en un discurso ambiguo, por un lado la modernidad de las reformas constitucionales, la visión del supuesto momento de México, las alabanzas en el exterior por el rompimiento de paradigmas y porque el gobierno se ha atrevido a acompañar la desmitificación de tabús que era imposible tocar y menos cambiar, pero resulta esquizofrénico que por otro lado en lo interno se sigan usando medidas anquilosadas como los subsidios sin ton ni son, o las reformas fiscales y financieras donde se obtiene más dinero producto de deuda pública y precios ficticios del petróleo, deuda que tarde o temprano nos cobrarán a todos, y si además sumamos la posibilidad de que el Ejecutivo determine los precios máximos a los productos, bienes o servicios tenemos ante nosotros una vuelta al pasado.
@PerezCuevasMx
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