Siempre en pie
José Elías Romero Apis
No puede quedar la menor duda de que el PRI tiene un lugar fundamental en el futuro mexicano. Siempre he estado convencido de que si un día los partidos políticos fueran suprimidos de la vida nacional, el priismo seguiría en pie de lucha.
Si asumiera el mando un dictador que suspendiera las garantías constitucionales, prohibiera la participación política y eliminara los poderes públicos, allí estaríamos los priistas, en la resistencia y en el clandestinaje, para vencer al tirano. Ya lo hicimos una vez y lo volveríamos a hacer cuantas fuere necesario.
Si un día, como tantos antaño, nos invadiera una potencia extranjera para despojarnos de un territorio, para imponernos un imperio o para instalarnos un protectorado, allí estaríamos, en la subversión y en la guerrilla, para excluir al invasor. No estaríamos solos pero los demás mexicanos patriotas tampoco se quedarían sin nosotros.
Lo importante no es que se vean sólo los resultados sino que se precisen las causas del triunfo o de la derrota. Conocer lo que pasó. Lo que lo provocó. Las contingencias. Los errores. Los aciertos. Lo que va a suceder. Lo que ya viene.
Algunos han dicho que es muy importante para el PRI que rescate su discurso tradicional, enriqueciéndolo con los imperativos de nuestro tiempo. Que rescate las banderas que ha abandonado o que le han arrebatado. Y que se ponga del lado de la voluntad del pueblo, siempre permanente, y no del lado del gusto de los gobernantes, siempre transitorios.
El planteamiento es innegable e irrefutable. Las elecciones del futuro las ganará aquél por quienes voten las mujeres, los jóvenes y los pobres, que es donde reside, hoy en día, el peso electoral mexicano. La oferta electoral es, también, muy clara. Son cuatro o cinco los ofrecimientos verdaderamente atractivos para el electorado mexicano mayoritario: seguridad, vivienda, empleo, educación y oportunidades. Se podría agregar una segunda generación de ofertas, más destinadas a ciertas élites políticas, económicas y culturales: apertura democrática, federalismo, moralización, inversión y reordenación tributaria, todas muy necesarias pero con las cuales no se come, diría un viejo líder sindical.
Las concepciones modernas de la pluralidad, de la cohabitación y de la unidad en la diversidad tendrán que ser uno de los perfeccionamientos de nuestra vida colectiva en los años por venir, pero sólo se logrará a base de entendernos, de aceptarnos y de tolerarnos con una férrea voluntad para no apartarnos de nuestra conciencia de nación.
El PRI ha demostrado su intacta capacidad de permanencia y ha asegurado su existencia política en un horizonte temporal tan amplio que hoy no sería predecible ni calculable. Si algún día se iniciara la declinación irreversible de los actuales partidos, el PRI sería el último en extinguirse. Si, por el contrario, progresan, mejoran y se perfeccionan, el PRI seguirá estando en la cúspide de esa pirámide.
w989298@prodigy.net.mx
@jeromeroapis
