El valor de su bebida
Julio A. Millán B.
El café es uno de los productos agrícolas más importantes en México. Su consumo como bebida está presente en todos los estratos sociales y de ingreso del país. En comunidades rurales y urbanas, ha formado tradicionalmente parte esencial de la canasta de alimentos, ya sea como parte de un buen desayuno o, bien, el complemento ideal para compartir con la familia o los amigos por la tarde o la noche.
En todo el mundo, las cafeterías han dado un nuevo significado a este producto, dándole un mayor valor agregado, creando una variedad muy amplia de bebidas y postres e incluso platillos. Se han convertido en el centro de reunión de personas jóvenes y maduras, ya sea para conversar amenamente, cerrar negocios o incluso otras actividades lúdicas o de lectura.
El consumo de café es, al igual que en otros productos, una cuestión de preferencias, acotadas por variables cuantitativas como el precio o el ingreso, pero también por otras como el acceso a la información, la cultura, la educación, las costumbres familiares, entre otros. Esto último puede hacer la diferencia.
En los hogares persisten costumbres y mitos referentes al café que han mermado fuertemente su consumo. Es muy importante que en México se instrumente una campaña de difusión masiva de los beneficios de beber café, tanto en materia de salud, como para estimular la productividad y generar un ambiente saludable y agradable para laborar.
Es muy relevante que esta campaña esté asociada a promover la calidad del café de México, que está a la par de lo mejor a nivel mundial, y que se vincule la relevancia de consumirlo con el efecto económico para productores, comercializadores y todos los miembros de la cadena de valor del café.
En las últimas semanas la Sagarpa ha estado promoviendo y encabezando una campaña de promoción de consumo del café que producen todas las regiones cafetaleras.
En México, las zonas cafetaleras que abarcan 12 estados productores están conformadas en buena parte por comunidades con pobreza y marginación, regiones, sobre todo en el sureste mexicano, que por sus condiciones geográficas son de difícil acceso en materia de infraestructura, comunicación y educación. La gran mayoría son pequeños productores, ejidatarios o propietarios de pequeñas fincas, de menos de una hectárea, que si bien tienen una importante aportación a la producción nacional, se enfrentan a fuertes dificultades para comercializar su producto, precios internacionales bajos y una rentabilidad cada vez menor.
Llevar una taza de café a las manos de un consumidor implica un largo proceso que abarca una cadena que va desde el cultivo, la recolección, el despulpado, lavado, secado y trilla, hasta la clasificación, tostado, molido y en su caso torrefacción o industrialización. Hay mucho trabajo detrás de su bebida, trabajo fuerte de manos mexicanas, de familias enteras, de organizaciones y empresas, ése es justo el valor de su bebida.
