¿Qué de raro tiene?
Félix Fuentes Medina
La puntual crítica contra el presidente Barack Obama fue hecha por el periódico The Washington Post, al advertir que sólo estuvo ocho horas en México, menos tiempo del dedicado, una semana antes, a jugar tres rondas de golf en California.
El rotativo de la capital estadounidense reveló que, en el viaje a México, Obama estuvo ausente de los temas trilaterales y lo dedicó a conflictos de Siria, Ucrania y Venezuela, “donde suceden problemas domésticos”.
“Daba la sensación de que las noticias y la atención de Obama estaban en otro sitio y no en la Cumbre”, indicó el Post al describir el vuelo del mandatario a Toluca.
No debe extrañar la actitud del carismático presidente, si sus antecesores asumieron conductas similares al ubicar México como el patio trasero. Los asuntos bilaterales son vistos en segundo plano o resueltos cuando a los primos conviene.
Lo dijo otro periódico, el influyente The Wall Street Journal: “Obama llegó paralizado al encuentro a causa de presiones domésticas (de Estados Unidos), que bloquearon el progreso en asuntos concretos, incluyendo libre comercio, energía e inmigración”.
Los congresistas del Partido Republicano son quienes paralizan la Ley de Migración, desde los días de George W. Bush, y no tienen para cuándo ser reconocidos los derechos de 11 millones de mexicanos indocumentados.
Tampoco es impedida la deportación criminal de migrantes, así se queden en Estados Unidos los hijos de madres lanzadas al otro lado del Río Bravo. En cumbres como la de Toluca se da prioridad a intereses de Washington.
O, ¿qué ha hecho Estados Unidos para ayudar a México a combatir el narcotráfico? Sólo suministra armas a los cárteles y hoy presume su gobierno de que ayudó a capturar a El Chapo Guzmán y “sigue comprometido en la reducción del consumo de drogas”.
Apenas si dijo Obama que continuará Estados Unidos los esfuerzos “sin precedentes para combatir el flujo hacia el sur de armas y dinero ilegales”. Se olvidó de que suspendió la investigación armamentista de Rápido y Furioso y su gobierno tiene abiertas las tiendas, principalmente en Arizona y Texas, para surtir de material bélico sofisticado a los cárteles mexicanos.
Esta vez, sin embargo, Obama no fue el único líder en evitar asuntos serios. Según The New York Times, los tres mandatarios pasaron por alto la migración y el Tratado de Libre Comercio, mecanismo éste que en el renglón agropecuario ahoga a México.
Si Obama destinó ocho horas a una cumbre, el Estado Mayor Presidencial blindó cuatro días la capital mexiquense. A un enojado jefe de familia se le obligó a dar un rodeo hasta el Paseo Tollocan para recoger a su niño en una escuela del centro de Toluca.
Por cuanto al golf, media población de Estados Unidos lo practica y Obama no puede ser la excepción. En el bello campo de Ixtapan de la Sal, al sur de Toluca, lo juega el presidente Peña Nieto y no se trata de un pecado mortal si tiene tiempo para revisar los asuntos de Estado.