Angello Roncalli y Karol Wojtyla

Teodoro Barajas Rodríguez

Dos visiones discrepantes son las que representan Juan XXIII y Juan Pablo II, ambos serán canonizados por el actual pontífice Francisco, una moneda con dos caras a los altares, un paradigma marcado por el signo de la apertura, otro por el conservadurismo, la polémica no está ausente.

Representan dos visiones diferentes de la Iglesia, ambos con un indiscutible carisma, el primero de corte mediático, el segundo con un vuelco en la liturgia que además abrazó el compromiso con los más pobres a través de la corriente denominada teología de la liberación.

Juan Pablo II fue un dignatario controvertido, conservador, próximo a los dogmas que son las verdades reveladas de acuerdo con la Iglesia, originario de Polonia, en donde la religión fue perseguida por el comunismo, tuvieron que mantener la cohesión desde el silencio, poeta y actor en su juventud, para muchos artífice de la debacle del socialismo real.

Juan XXIII fue considerado un papa de transición por su avanzada edad, no obstante convocó al Concilio Ecuménico Vaticano II que rompió los paradigmas anquilosados de una institución avejentada, eso ocurrió en los años de 1962 a 1965, el citado jerarca comenzó los trabajos que concluyó Paulo VI.

Son dos caras de una moneda, visiones distintas, rutas trazadas desde diferentes ópticas, evidentemente el lapso temporal influyó en el quehacer de ambos líderes religiosos.

La Iglesia se ha visto mermada en su feligresía por una serie de escándalos, principalmente en el caso de la pederastia, no basta pedir perdón ni rezar por las víctimas que tienen tatuado el sufrimiento provocado por la ponzoña de la maldad de sujetos desviados que sin rasgos cristianos destruyeron sus vidas.

El papa Francisco ha mantenido un estilo refrescante que se distancia en mucho del breve ejercicio de su antecesor hecho a la usanza alemana. El actual pontífice es latino, el discurso de la teología de la liberación no le debe resultar ajeno, esta corriente de pensamiento fue casi extinguida durante el prolongado periodo de Juan Pablo II, aunque sobrevive, en México la influencia de dicha agrupación fue promovida por los obispos Sergio Méndez Arceo, Samuel Ruiz, así como actualmente por Arturo Lona y Raúl Vera.

Angello Roncalli y Karol Wojtyla representan dos estilos carismáticos pero diferentes, la canonización de ambos puede ayudar a reconciliar expresiones internas, el primero alentó el diálogo ecuménico, con los ateos, masones y otras profesiones de fe, el segundo afianzó el conservadurismo para empoderar a grupos radicales de la derecha como los Legionarios de Cristo o el Opus Dei. Tal vez las asignaturas pendientes le permitan a Francisco el abordaje para diseñar otro rostro, uno que concilie lo mejor de ambos pontificados, así como afrontar los nuevos retos que a cada paso incrementan la lista de conflictos abrumadores de la multiculturalidad, vacíos y crisis del hombre en el tercer milenio.