Los problemas de inseguridad no se resuelven

 

La única verdad es la realidad.

Aristóteles

 

Carlos Alberto Pérez Cuevas

Después de estos días de asueto que todos los mexicanos vivimos con motivo de la Semana Mayor y en los cuales quizá muchos tuvieron la oportunidad de alejarse un poco de la realidad cotidiana para disfrutar momentos en familia, ya sea en plan de vacaciones o recibiendo en casa visitas de otras entidades o aprovechando el tiempo para descansar, reflexionar, planear y quizás ejecutar proyectos y pendientes postergados hasta que hubiera el tiempo y el espacio necesario.

Pero la semana ya acabó, y excepto los niños que alargarán una semana más sus vacaciones para la semana de Pascua, todos los demás tendremos que regresar a nuestras actividades cotidianas y sufrir la inseguridad rampante que crece cada día de forma flagrante y expansiva, alcanzando lugares que antes eran catalogados como zonas seguras; por ejemplo, está el caso del Distrito Federal que se encuentra, para efectos de las nuevas disposiciones de organización para la seguridad pública, en la denominada zona centro, junto con los estados de Puebla, Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Morelos y Tlaxcala; quienes en conjunto y de la mano del gobierno federal deberán implementar las estrategias, planes, proyectos y acciones para disminuir el flagelo de la delincuencia.

No es tarea menor, pero en honor a la verdad en el Distrito Federal vemos hechos que antes no sucedían, ahora hasta baleados en pleno centro histórico hubo en días recientes; las denuncias por robo, asaltos a establecimientos y transeúntes van en aumento, las extorsiones y secuestros también, no amedrenta ni paraliza a los delincuentes que los poderes federales estén asentados en esta ciudad capital; bueno, hemos llegado al extremo con la delincuencia, que hasta un secretario de Estado del Gobierno de la República fue asaltado y despojado de su reloj dentro de plaza Antara, uno de los centros comerciales más exclusivos de la ciudad y que, en teoría, sería uno de los más seguros, dada la vigilancia que existe en el lugar.

Si a todo esto le sumamos el grave riesgo que implica el efecto cucaracha que se da en entidades como Michoacán, donde los delincuentes, al verse acorralados por las fuerzas de seguridad pública, se trasladan a los estados circunvecinos, principalmente al Estado de México por ser una entidad que comparte una amplia extensión como frontera, las cosas para los mexiquenses están aún mucho peor que en el Distrito Federal. Los medios de comunicación han dado cuenta que en él están asentados diversos grupos delincuenciales antagónicos, que se disputan las plazas municipales y estatal de manera permanente.

Dada la gravedad de las cosas, el gobierno federal tuvo que intervenir y remover a la titular de Seguridad Publica Estatal para nombrar en su lugar a Damián Canales, que se venía desempeñando en las fuerzas policiales federales.

Desafortunadamente, los problemas no se resuelven y aquí estamos nuevamente de regreso a la realidad.

 

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