Entrevista a Malcolm Beith/Autor de El último narco. Su captura
Nora Rodríguez Aceves
Escribe Malcolm Beith: “Hay honor en proteger y venerar a los bandido; prueba de ello es el templo construido en la ciudad sinaloense de Culiacán, dedicado a Jesús Malverde, un mítico bandido del siglo XIX quien supuestamente robaba a los ricos para darle a los pobres. Por medio de sus hazañas, los traficantes de drogas en la región también se han creado auras parecidas a la de Robin Hood”.
Sin embargo, en los tiempos que vivimos, “mucha gente está huyendo de personas como El Chapo Guzmán, que se puede promover como un Robin Hood de una sociedad que no es justa, pero la verdad no está ayudando a nadie. Hay 80 mil muertos en este México, la gente no cree ya en estas leyendas, ahora quiere al Ejército y a la Policía Federal en las calles, aunque sabemos que luego hay problemas con esto, y vemos autodefensas en Michoacán y en otros lugares de la república, porque la población quiere un país más seguro y personas como El Chapo, supuestos capos, no están ayudando en este sentido ya que están involucrado a la gente en el negocio ilegal por ejemplo, ahí están las manifestaciones desde Badiraguato contra el gobierno federal, pro Chapo, que no son manifestaciones muy concurridas ni tan fuertes como se pensaba”.
“Con la violencia estamos a un punto de la desmitificación de personajes como El Chapo, pues reitero, la gente quiere una sociedad más legal, quiere más oportunidades, quiere más empleo, sabemos que en Sinaloa no hay muchas opciones y que también hay gente que no quiere trabajar y quiere entrar en el negocio del narcotráfico para seguir en este camino por todo el mundo, no le interesa un trabajo legal y legítimo, asegura Malcolm Beith, autor de El último narco, México, Ediciones B, 2014.
De ahí que el escritor británico exprese su opinión sobre si aún tras las rejas seguirá el poder de El Chapo, “eso sería muy interesante ver y depende un poco de nosotros, de los medios de comunicación, de cómo tratamos el juicio contra él, cómo cubrimos la situación en Sinaloa, podemos otra vez dar mitología a este hombre o podemos desmitificarlo, como he dicho, en los periódicos mexicanos no veo a nadie que está diciendo ¡qué horror que lo hayan atrapado!, no, la mayoría de la gente, de lectores, de editores, piensan que es mejor para el país que él no siga con su poder, pero habrá que ver, pues el narcotráfico no acabará hoy o mañana, todavía hoy se dice que el consumo de heroína aumenta en Estados Unidos y si esto está pasando alguien la producirá si no es aquí, será en Colombia o en Afganistán otra vez, pero vamos a ver qué poder de influencia puede mantener el cártel de Sinaloa después de este golpe”.
La historia
Beith narra a Siempre! un poco de cómo fue que se embarcó en esta aventura de escribir un libro sobre el capo más poderoso y más buscado en todo el mundo durante más de 12 años, luego de su fuga del penal de máxima seguridad de Puente Grande en 2001.
“En 2007 llegué a México, no para cubrir asuntos sobre el narcotráfico sino para trabajar en un periódico que se llamaba The Newsweek, un periódico inglés, sin embargo, después de dos meses empecé a sentir una curiosidad grande por investigar sobre el narcotráfico, pero no desde el punto de vista de la corrupción o de la violencia que desataba el narcotráfico sino desde el punto de vista de cómo vivía la gente en Badiraguato, en Sinaloa, en Juárez, en muchos lugares del país, bajo el poder del crimen organizado, y empecé a leer cosas sobre gente como El Chapo Guzmán, noticias, documentos, hablé con oficiales, con otros periodistas mexicanos, mis colegas, y todos dijeron: El Chapo Guzmán se acabó, su poder es una cosa del pasado, pero yo no desistí y empecé a leer, empecé a analizar un poco su trayectoria, su pasado y vi que Joaquín Guzmán Loera era un tipo distinto a otros capos, que lo veríamos y sobreviviría mucho más tiempo que otros narcotraficantes. Él no era, no es, un Pablo Escobar que quiera estar como miembro del Congreso Colombiano por ejemplo, no, él tenía su negocio, tenía una manera de hacer alianzas con sus rivales, con sus enemigos, y hacer guerra cuando necesitaba hacer guerra”.
Por eso, cuando la editorial para la que trabajaba Beith en Inglaterra le pidió un libro sobre el narcotráfico en México, decidió hacerlo sobre el personaje de El Chapo “para conectar el libro, porque el mundo del narcotráfico es mucho más que este zar de las drogas, eso lo sabemos, pero su mitología fue muy interesante y eso es el contenido de mi libro: cómo lo ayudaron a crecer en el mundo ilícito de las drogas, puesto que se necesita un personaje y una mitología personal para ganar influencia tanto en su pueblo como para crecer en otros lugares, para crecer entre muchos otros personajes como él, por ejemplo el cártel de Sinaloa no hubiera podido crecer en otros piases sin la personalidad de este capo porque el cártel sinaloense no puede mandar a cualquier persona o jefe de plaza a Madrid, Argentina o China para hacer negocios, sino que tiene que enviar a una persona que tenga una reputación bastante buena en este mundo ilícito, por eso pensé que Joaquín Guzmán era una figura muy seria, una figura muy importante, e interesante, para describir lo que estaba pasando en este país”.
Es difícil saber quién es Guzmán Loaera
Sobre el contenido de su obra, Beith, quien ha escrito acerca de la guerra contra las drogas para Newsweek, Slate, World Politics Review y Jane’s Intelligence Weekly, y ha colaborado en Foreign Policy y Soldier of Fortune, nos comparte que lo que encontraremos en la publicación son datos para conocer desde otro punto de vista quién es y de dónde viene este narcotraficante considerado por la revista Forbes, en 2009, uno de los hombres más ricos del mundo y uno de los más buscados.
“Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias El Chapo —dice—nació en Sinaloa, en la región de la Sierra Madre Occidental, en un lugar conocido como La Tuna de Badiraguato, ubicado unos 900 metros sobre el nivel del mar y a unos 96 kilómetros de Badiraguato, la cabecera municipal. Nacido en el seno de una familia campesina en 1957, ni la educación ni el empleo asalariado eran opciones, por esto y debido a que supuestamente su padre fue «gomero» trabajando en el narcotráfico, no en un nivel muy alto a diferencia de un tío que sí estaba muy bien conectado con el mundo del narco, es como Joaquín Guzmán empezó a introducirse en este ambiente y supuestamente subió en la organización muy rápido gracias a que era muy inteligente, no de escuela, pero sí muy listo en este sentido del negocio ilícito. Aprendió mucho muy rápido y cuando tenía alrededor de 25 años tanto la DEA como las autoridades mexicanas empezaron a observarlo y se dieron cuenta que era un hombre que había que monitorearlo para estar al pendiente de su crecimiento”.
Beith no se atreve decir el tipo de hombre que es El Chapo, “es difícil saber, tiene muchos lados como todos, tiene su lado familiar parece que es un hombre muy apegado a su familia, a sus hijos, a su madre, a sus hermanos, ha tenido varias esposas, pero es claro que, aun cuando esté divorciado o separado de ellas, ha tenido contacto con sus hijos”.
No obstante, agrega “según las autoridades podemos describirlo como un hombre un poco narcisista, es obvio, que le gusta tener poder, en algún sentido, atrás de su ambición, ya que lo hemos visto en entrevistas y lo hemos visto y escuchado hablar en Puente Grande sobre que, no le gustaría regresar a la pobreza”.
En ese mismo tenor, Beith apunta que por el lado del negocio de las drogas, según las dos leyendas o historias reales documentadas por la PGR, El Chapo “sí ha participado en hechos violentos, aunque no parece que la violencia fuera su modo de vivir o de manejar su negocio, y eso es importante porque ese mundo es un mundo brutal, el narcotráfico no es un mundo exactamente como en el que vivimos nosotros de negociación, de paz, de competencia económica y comercial, que hay competencia en cada industria, pero normalmente se manejan las disputas de una manera civilizado, en el narcotráfico es brutal porque hay matanzas siempre por un disputa de cualquier cosa, puede y parece ser que él ha manejado su negocio sin ser tan violento como otros capos y eso es muy importante porque si se utiliza sólo la violencia para que un negocio crezca esto no sucederá así, sino todo lo contrario, entonces Joaquín Guzmán parece que entiende esto y que esta manera de pensar la ha utilizado para su beneficio”.
El autor de El último narco sostiene a pesar de que El Chapo fue capturado nuevamente en febrero pasado, el concepto que tiene sobre el capo, “de que es un hombre muy inteligente para hacer alianzas para hacer negocios, incluso, que podría ser director de una empresa multinacional”, sí, pero al mismo tiempo he visto desde 2009 “esfuerzos muy fuertes contra el cártel de Sinaloa y su círculo de confianza no es solamente un lugarteniente en Juárez o un jefe de plaza, ¡no!, hemos visto golpes muy fuertes contra la organización. Posiblemente para su manera de hacer negocios no podía, hasta el día 22 de febrero, día de su captura, no podía hacerlo más, no podía mantener esta manera de hacer negocios porque su organización estaba cayendo bajo sus pies, ante sus ojos. Había la verdad, si lo vemos, un caos adentro del cártel de Sinaloa, entonces veremos con el juicio contra él ¿qué fue real?, por ejemplo, me gustaría saber si mis hechos son correctos, espero que sí, como periodistas siempre queremos que sean correctos, pero sabemos que hay muchos mitos, hay muchas leyendas y espero que lo clarifiquen todo en el juicio”.
Mi orgullo
Luego de una investigación de más de dos años, Beith se siente orgulloso del contenido de El último narco, donde se agrega el capítulo que habla sobre la reciente captura del zar de las drogas, el 22 de febrero pasado, claro, sin arriesgarse más allá de lo necesario para obtener datos, documentos, información, declaraciones entre sus colegas, amigos, fuentes, que lo ayudaron a reconstruir la aprehensión.
“Sí, sólo un capítulo, según mis fuentes y muchas fuentes de aquí, de México, Milenio, El Universal, las noticias, los reporteros tienen su aminoácido, su buen trabajo, entonces yo no puedo competir con esto, pero he hecho un poco de trabajo de darle contexto otra vez, de llamar a mis fuentes. Ok, sabes algo más de esto, y la verdad hay varias versiones y todavía estoy intentado entenderlas, pero hay algunas versiones correctas y algunas versiones que no son correctas, porque creo que había muchos caminos para llegar al Chapo Guzmán desde Puebla desde Tijuana desde Mazatlán en Culiacán, teléfonos asegurados, y fue en este sentido que lo atraparon y un poco de suerte, la verdad, es que en investigaciones así siempre hay un poco de suerte, tienen que admitir esto, somos humanos en periodismo hay errores, hay suerte, una fuente dice esto, otra dice esto, hay un poco de todo y vas por este lado, pero ya eso fue mi gol poner un poco de contexto y sacar un nuevo capítulo…”.
En cuanto a los riesgos que tuvo para realizar su investigación sobre el narcotraficante mexicano, Beith asegura que “no fue tan riesgoso porque mi plan no fue investigar la corrupción hasta altos niveles, mi plan no fue de revelar, de descubrir, las maneras de operar del cártel de Sinaloa que podrían servir para hacerle daño a su trabajo, yo fui muy claro en mi investigación quería saber más, pero no quería escribir algo que pudiera poner a mis contactos a mis fuentes o a mi mismo en peligro, entonces yo sé que es más un trabajo de explicación, de dar contexto, de ¿qué hay detrás de este personaje? ¿cómo se consiguió la captura? y no una investigación profunda”.
“La razón principal de El último narco, mi pensamiento, es que no habrá un capo, un supuesto capo, con tal influencia como la que tenía El Chapo Guzmán en los años que vienen”.