Encontronazo legislativo
Mireille Roccatti
En los últimos días, hemos presenciado diversas escaramuzas y encontronazos en los recintos parlamentarios. La serie de reformas constitucionales realizadas por el régimen con el consenso de las fuerzas políticas mayoritarias en un ejercicio inédito de madurez política están encontrando resistencias y enfrentando obstáculos que ponen en evidencia la mezquindad de la oposición, que antepone sus cálculos electoreros inmediatos al interés superior de la republica.
Actualmente nadie pretende unanimidades o apoyos irracionales a las iniciativas del gobierno, lo que la sociedad esperaría es una discusión de ideas, una controversia de argumentos, una esgrima parlamentaria que privilegie el dialogo civilizado, que honre la labor legislativa, que se discuta con pasión pero reflexivamente los alcances de la legislación reglamentaria de las reforma constitucionales emprendidas.
Las negociaciones y acuerdos entre las fuerzas políticas presentes en el legislativo siempre han existido y seguirán presentes, es parte consustancial del ejercicio de hacer política. Lo que la sociedad reprueba son las reprobables prácticas parlamentarias de intercambiar votos a favor de alguna iniciativa a cambio de prebendas, canonjías o designaciones. La vida pública se envilece y enrarece cuando los parlamentarios toman de rehén una ley y la condicionan inaceptablemente, canjeándola como si fuese mercancía.
Esta nueva alternancia que permitió el regreso del PRI al poder ha sido aleccionadora en varios sentidos. Por principio mostró que es posible tener y defender un proyecto de país, que se puede negociar con la oposición una agenda mínima de transformación, acordando y consensuando la ruta y el ritmo de los cambios. Se demostró también que con oficio y tacto político un Ejecutivo que sea capaz de sentarse a negociar puede alcanzar acuerdos con el Congreso, sin que necesariamente cuente con mayorías parlamentarias.
Es cierto que México ya cambió, nadie puede plantear un regreso al pasado, porque el reloj de la historia no retrocede. Por ello, presenciamos que el Estado recupera espacios que de suyo le pertenecen y que indebidamente se habían entregado a poderes factuales. Por eso testimoniamos la resistencia de los grupos de interés afectados por la recuperación del poder rector del Estado.
Las reformas constitucionales aludidas: educativa, de competencia económica, de telecomunicaciones, hacendaria fiscal, política y energética requieren de complementarse con legislación reglamentaria, con adecuada técnica legislativa y sin traicionar ni espíritu, ni letra de la adecuación constitucional, es por esta razón que la sociedad espera y exige de sus legisladores, grandeza de espíritu, visión de horizonte y compromiso con el futuro colectivo.
Lo que observa la sociedad es una negociación, por lo menos la visible, de caso por caso, de intercambio similar a “pago por evento”. Los partidos y sus bancadas están concretando acuerdos de uno por uno, lo que eleva los costos políticos a pagar, en especial para quienes buscan y necesitan los acuerdos, esto es el régimen y su partido. Claro que es mejor lograr acuerdos que no tenerlos.
Por otra parte, se desarrolla una negociación a través de la cual la clase política busca mantener sus alfiles, caballos y alguna torre, materializada en posiciones en el INE y el IFAI. Lo cual es sumamente reprobable, enturbia la democratización del país y erosiona la legitimidad de ambas instituciones.