El  joven y ambicioso primer ministro italiano, Matteo Renzi, en una carrera contra reloj, trata de cautivar a los sectores más afectados por la crisis económica y a los euroescépticos, para hacer de Italia “un país más ligero”  que esté preparado para hacer las reformas estructurales que se demandan en Europa.

Renzi, ex alcalde de Florencia fue el artífice de la renuncia del anterior primer ministro, Enrico Letta, luego de presentar su “proyecto radical para salir del pantano”, el cual contempla reformas a la Ley Electoral, a las finanzas públicas y al sistema de justicia.

Renzi, un político de nuevo cuño, partidario de la integración europea y conocedor de las nuevas formas de comunicar, sobre todo en las redes sociales y los medios masivos, busca llevar a cabo las “reformas” iniciales para preparar a Italia en el camino de las transformaciones estructurales que demandan los líderes de la Unión Europea.
Lo primero que hizo Renzi fue establecer un “diálogo” con las fuerzas políticas, destacándose sobre todo, el acuerdo con Silvio Belrusconi, para la reforma electoral. En menos de cien días, según su propio compromiso cuando asumió como primer ministro en febrero pasado, se “cambiará Italia”.

Cuando falta menos de un mes (22 al 25 de mayo) para las elecciones en el “Parlamento Europeo”, que según analistas y encuestas  podrían arrojar un resultado histórico contra la integración del viejo continente, Renzi busca seducir a los electores con medidas rápidas y espectaculares, utilizando los medios de comunicación tradicionales y los sociales, como twitter o facebook, entre otros.
Así, antes de que finalizara abril, el joven primer ministro (39) anunció que el gobierno italiano aprobó un decreto para reducir la presión fiscal sobre el  trabajo a través de la Reducción del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas  (IRPF) para quienes ganen menos de 25 mil euros al año. La medida, que entrará en vigor en mayo, permitirá que unos 10 millones de italianos reciban 80 euros más al mes.

Asimismo, Renzi aseguró que para cubrir la reducción de los ingreso que supondrá la baja en impuestos, se cobrarán tasas a las operaciones financieras, se reducirá el presupuesto de defensa y de la administración. Además, sólo se permitirá “un máximo de cinco coches por ministerio” y se publicarán en línea durante sesenta días todos los gastos de las administraciones locales, porque los ciudadanos tienen que saber “no sólo cuánto, sino en qué se gasta el dinero”.

Todas estas medidas buscan atraer electores ya que las encuestas revelan que el bipartidismo en Italia, al igual que en otras partes de Europa, se ha terminado y un fuerte porcentaje de población busca alternativas, tanto en la izquierda radical como en la ultraderecha.

El encanto de Renzi parece no ser suficiente para tratar de vender en estos tiempos más Europa, sobre todo porque la crisis no termina y aumenta la austeridad y el desempleo. No obstante, habrá que esperar a finales de mayo para valorar el escenario.