Entrevista a Marcos Chávez/Analista económico
Irma Ortiz
Mientras el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas advirtió que la economía mexicana no da señales de recuperación y su comportamiento seguirá sin mostrar “grandes cambios” con respecto al final del año pasado, el presidente y editor de Forbes Media, Steve Forbes, aseguró que la aprobación de la reforma fiscal fue un error ya que el aumento de impuestos es una barrera para el crecimiento, y el gobierno debería enfocarse en una economía que crezca y apoye nuevos negocios.
Sin embargo, el titular del Banco de México, Agustín Carstens, dijo que aunque el ritmo de crecimiento ha sido menor a lo esperado hay indicios de una recuperación económica más vigorosa.
El gobierno proyecta una expansión del 3.9 por ciento, aunque especialistas del sector privado redujeron su pronóstico de crecimiento del PIB y situaron la media en 3.09 por ciento.
Siempre! entrevistó al analista económico Marcos Chávez, quien desmenuza los elementos que obstaculizan una recuperación y que han provocado un estrangulamiento de la economía.
La Secretaría de Hacienda estimó un crecimiento económico de 3.9 para este año y 4.7 para el siguiente, bajo las expectativas de que supuestamente ya se logró recuperar lo que podríamos denominar la pequeña recesión observada durante el primer año de gobierno y que, en gran medida, estuvo determinada por el rezago en el ejercicio del gasto público en 2013, al menos en la primera mitad del año anterior. Éste es uno de los elementos y sobre todo la apuesta a las expectativas generadas a raíz de las reformas estructurales, como la de telecomunicaciones, pero sobre todo la energética, en vía de definición de las leyes secundarias.
Sin embargo, el problema, como lo registran analistas del sector privado y que comparto, es que de acuerdo al comportamiento de la economía en lo que va del primer trimestre del año y de los propios indicadores del INEGI, hay un debilitamiento de la economía en los indicadores generales determinados por el consumo por las ventas de las tiendas departamentales, lo que son ventas al menudeo o el comportamiento de la inversión.
En términos generales, la economía no muestra esa reactivación prevista por las autoridades. Todavía es prematuro definir si se va ajustar o no la tasa de crecimiento. Incluso hay críticas del sector privado donde señalan que pese a que el gobierno ha anunciado que ha ejercido puntualmente el gasto público, éste no se registrado en el comportamiento de la economía.
Índice de crecimiento a la baja
Hay más elementos que llevan a pensar que por segundo año consecutivo la economía registrará un crecimiento más bajo a lo que estiman las autoridades de 3.9 por ciento. Vimos una ligera mejoría que se mostró a finales de 2013 y se debió sobre todo a los llamados efectos nacionales, gastos de fin de año, incluso el ejercicio del gasto público que realizó el gobierno para tratar de cumplir con las metas fijadas en la ley presupuestaria sobre el ejercicio del gasto público.
Sin embargo, hay elementos que determinan y condicionan esa evolución y que provocarán que el crecimiento sea menor al previsto, incluso diría la permanencia del estancamiento económico del país por segundo año consecutivo.
La primera está determinada otra vez por el rezago del gasto gubernamental; el segundo, el aumento salarial que se quedó en términos, por lo menos en el caso de los salarios mínimos y los contraactuales fijados en función de la inflación esperada, pero no la que se alcanzará al cierre del año. Esos aumentos de cerca de 2 pesos que se dieron en el caso del mínimo y en el de 4 o 5 pesos en los contraactuales, prácticamente se perdieron con la catarata de aumentos.
El primero, por el ajuste de los gravámenes aplicados por el gobierno, un cúmulo de impuestos, como el caso de las gasolinas, que van directamente a los costos de producción más el llamado impuesto verde a los energéticos —gas, gasolina, electricidad—, cuyo aumento fue prácticamente del doble al índice de precios al consumidor en el año pasado alrededor del 7, 8 por ciento anual, en promedio estadístico comparado con la inflación del 4 por ciento.
Esa situación gravitará a lo largo de 2014 e incluso puede ser mayor, dado al famoso impuesto verde que no es más que recaudatorio y más que preocuparse por el medio ambiente es simplemente obtener mayores recursos para el Estado.
Aumento salarial perdido
Los aumentos del IVA en la frontera, a las bebidas, a los productos chatarra, la reducción de las deducciones en las prestaciones sociales a los trabajadores, además del aumento del precio del metro —que tan sólo en el caso de la capital consumió el aumento de los salarios mínimos—, ese conjunto de elementos de la reforma fiscal, no sólo se comió dichos aumentos sino que incluso fueron superiores al poder de compra que darían esos cuantos pesos y que lo único que tratarían de evitar en términos estadísticos —que no reales— es el deterioro sufrido el año pasado y el que se va a padecer en este momento.
¿Qué significa?, que uno de los elementos determinantes de la demanda del país, el caso del consumo y, en particular, de los salarios está perdido por completo y no hay ninguna posibilidad de un basamento que apoye la expansión en el mercado interno. Además está el desastre provocado con los cambios en el régimen de la declaración fiscal de impuestos que van a generar una perturbación e inevitablemente va afectar también esta demanda interna.
Inflación
En términos estadísticos, lo vimos ahora con todos los aumentos de precios por una cuestión muy sencilla, porque es natural que todos esos aumentos hayan sido o son trasladados a la población. Evidentemente los empresarios no lo van a compensar a través de una reducción de sus utilidades sino simplemente lo pasan a la población, ahí se da un mayor deterioro del poder de compra real de los salarios del país, no sólo los mínimos, sino el conjunto de los salarios de la economía.
Vemos también un desorden actual en la estructura de precios de la economía, basta ir al supermercado para ver el aumento de los precios generales y es producto de esa situación que señalaba anteriormente, por la política fiscal, evidentemente en términos de la inflación general superará la meta de 3 por ciento manejada por el Banxico, estadísticamente puede generar en términos del índice de precios al consumidor alrededor del 4, 5 por ciento pero los que afectan directamente la canasta básica se han ubicado —como sucedió en 2013— y se ubicarán al cierre del año por encima de los precios generales de la economía.
Inversión
Otro elemento que también determina el comportamiento de la economía es la inversión, y las expectativas son inciertas para el país porque permanece una banca ineficiente, usurera, cuyas tasas de interés son altas para las necesidades del financiamiento de la economía. Está el gasto gubernamental, que en términos generales no fue propuesto para un impulso a la economía para un efecto contra cíclico, sino por el contrario, es pro cíclico, dado los ajustes aplicados del lado de los ingresos gubernamentales.
No tenemos, a mi juicio, ningún elemento favorable que pueda suponer que la economía pueda expandirse a través del mercado interno, seguirá estancado, estrangulado, dependiendo del comportamiento de la demanda del mercado internacional.
Sin embargo, el desempeño de las exportaciones en 2013, de tasas que llegaron a ser 15, 16 por ciento o más sobre todo provenientes de Estados Unidos, al cierre del año estaban creciendo al 2 o 3 por ciento en tasas anualizadas y que descansan sobre todo en las exportaciones petroleras.
Otras actividades como las maquiladoras aportan alrededor de la mitad de las exportaciones del país; parte de ellas corresponden a la industria automotriz y estaban afectadas por la débil demanda del mercado estadounidense pese a que registra una tasa de crecimiento positiva, pero es sustancialmente más baja que las registradas en el pasado, aquí dependerá sobre todo de la recuperación de Estados Unidos.
Aumento a productos
Tuvimos hace poco el problema del aumento de precios en productos como el aguacate, ¿qué se hizo?, simplemente abrir el mercado, lo que implica afectar la producción nacional a través del desplazamiento.
Está el problema del limón y de otros productos donde, en lugar de estimular a los productores nacionales a través del crédito, de una política fiscal compensatoria y con ajustes hacía arriba en las políticas arancelarias, el gobierno actúa de manera contraria, termina de abrir el mercado y desplaza a productores nacionales. Llegan noticias de productores de manzana en Chihuahua —de los más importantes en el país— que simplemente dejan de producir porque los productos de importación son más baratos que los productos nacionales y éstos tienden a desaparecer.
Hay elementos adicionales que generan actualmente una especie de burbuja en los mercados financieros internacionales, que afecta a los flujos de capital y obliga a los grandes inversionistas internacionales a replantear los portafolios de inversión financiera para reorientar capitales, sobre todo hacia el mercado estadounidense, y es el caso del cambio en la política monetaria de la Reserva Federal, que hasta el año pasado inyectaba alrededor de 80 mil millones de dólares mensuales a los mercados financieros para compensar los problemas de liquidez de la economía estadounidense, que ha sido modificada y ha bajado a alrededor de 50 mil millones de dólares.
Enfrentamiento Hacienda y Banxico
Es un problema de corresponsabilidad. Hacienda supuestamente está ejerciendo el gasto de manera puntual para promover la economía y que todos los cambios en la política fiscal contribuyan a fortalecer las finanzas del Estado, y por tanto financian más gasto público para promover la expansión económica.
En el caso del Banco Central, las quejas de Agustín Carstens se deben a que ese conjunto de medidas impositivas y de aumento en bienes y servicios proporcionados por el Estado tiene efectos perniciosos sobre el índice general de precios y no ayudan a reducir la inflación; no hay que olvidar que el Banco Central aplica una política de márgenes de la inflación, en este caso, su meta es de 3 por ciento y un punto porcentual alrededor de esa meta fijada.
Los aumentos aplicados por Hacienda —que son parte de la política económica— simplemente provocan presiones no sólo coyunturales sino sobre la estructura de precios del conjunto de la economía —no hablo de las empresas—, y esto tiende a reflejarse con un aumento en los precios de la economía, como se registró sobre todo en el primer bimestre del año y lo registraremos en el tercero, que se ubicó por encima de la meta fijada por Banxico.
El Banco Central dice que de momento los efectos en términos promedio no han sido tan significativos como para desviar de manera importante la meta de precios esperada con la que se pudiera alcanzar, y por tanto lo obligará a aplicar una política monetaria austera, dura y eso terminaría por tirar la economía.
El problema en Banxico, en mi opinión, es que corresponde a una visión ortodoxa que no tiene nada que ver con las necesidades del crecimiento económico fiscal, porque en el mandato —por su ley orgánica— sólo le preocupa el control de la inflación, pero no hay una armonía en esa política que los obligue a ajustar una política de precios en función de las necesidades del crecimiento económico y de empleo de la economía.
Ahorradores pierden ganancias
También está el fracaso de la política monetaria aplicada por el Banco Central en el sentido de que su tasa de referencia o la tasa objetivo que está en 3, 4 por ciento, y si le quitamos la inflación es prácticamente de cero por ciento, incluso ligeramente negativa, y eso implica un dinero gratis para el sistema financiero y en particular para el bancario.
Si revisamos esa tasa de referencia de Banxico de cero por ciento y lo que se le paga a los ahorradores que está alrededor de 3 por ciento, si se les quita el impuesto que se tiene que pagar por esas ganancias que obtienen los ahorradores y el efecto inflacionario, a los cuentahabientes se les pagan tasas reales negativas, pierden su ingreso en términos de poder de compra.
En cambio, las tasas de interés cobradas por la banca privada, que en promedio estima el propio Banco de México en alrededor de 12, 13 por ciento, hay una gran brecha. Si vemos las tasas de interés cobradas, la mitad del crédito bancario está concentrado en tres rubros: tarjetas de crédito, créditos al consumo y los hipotecarios, que representan alrededor de la mitad o más de los créditos de la banca, porque es dinero fácil.
El resto de las actividades económicas prácticamente han caído, como es el caso del sector rural. En las tasas de interés que cobran prácticamente no hay financiamiento de la economía, por eso hablo del fracaso de la política monetaria, porque su tasa objetivo simplemente se ha desfasado a lo que cobra la banca, ya no digamos los intermediarios financieros, y por tanto impiden una reactivación. Hoy los escenarios son sombríos.