RETRATO HABLADO

Auster, Carver, Kafka, Rulfo, Sebald, Shepard…

 

Roberto García Bonilla

Padre y memoria se republica a unos meses de la muerte intempestiva de su autor Federico Campbell (Tijuana, 1 de junio de 1941; Distrito Federal, 15 de febrero de 2014) quien desarrolló una larga carrera como periodista, narrador, ensayista, traductor, además de haber creador la legendaria editorial La Máquina de Escribir (1977). El poder y sus relaciones con la sociedad y las implicaciones de su monstruosidad que nos acompaña a todos, es un leit motiv a lo largo de su obra y manifiesto, también, a lo largo de las entrevistas que concentran su voz en La máquina de escribir (Conaculta, 1997).

Padre y memoria es un abecedario personal sobre las herramientas y las constantes del proceso de escritura en los creadores, desde la relación con sus progenitores, hasta anomalías de la memoria, por ejemplo, el Alzheimer, enfermedad que representa la desaparición de la conciencia, el desmoronamiento del ser, antes que el agotamiento del corazón; ya con los hilos de la memoria rotos, el paciente se reduce a un vegetal.

A lo largo de medio centenar de textos, el lector vislumbra y se adentra en minucias de vínculos de célebres escritores con el padre. Hay casos paradigmáticas: Franz Kafka, Sam Shepard, Raymond Carver, Juan Rulfo, Paul Auster; éste último dejó plasmada la vida de su padre en La invención de la soledad (Anagrama, 1994), que connota cómo el amor por el progenitor no es un impedimento para descubrirlo de manera implacable, con todas sus flaquezas e inapetencias.

Hay casos en los que la extrañeza ante el padre en la infancia y sus diferencias ideológicas, inquieta a los escritores y se alejan de su tierra natal, aunque en el momento no parezca deliberado. Eso parece haber sucedido con W G Sebald (1944-2001) nacido en Wertach, Allgäu en los Alpes bávaros (a unos 190 kms de Munich); hijo de un oficial nazi, creció con la sombra del Holocausto. La familia emigró en 1965 a Suiza y cinco años después él se instaló en Norwich, al este de Inglaterra, donde fue profesor de literatura hasta que un accidente automovilístico detuvo su vida, en Norfolk, el 14 de diciembre de 2001. Una dilatada nostalgia se respira en la obra de Sebald; el insoportable recuerdo de que muy cerca de donde sus ojos palparon la virginal naturaleza en la infancia, una industria del horror y de la muerte funcionaba en Dachau, donde se abre, el 20 de marzo de 1933, el primer campo de concentración nazi.

Campbell nos introduce a visiones que de la memoria tiene la neurociencia; detalles sobre la confluencia entre la neurobiología y la literatura: recientes estudios de la neurofisiología sobre el funcionamiento de la memoria se igualan con delicadas percepciones que tuvo Marcel Proust; al igual que otros creadores, intuyó como funciona la memoria y altera sus contenidos, minucias que después se han demostrado en laboratorios de neurobiólogos.

La propuesta de Jonah Lehrer contiene la afirmación que en todo recuento del pasado, naturalmente, está presente la invención. Aborda, también, uno de los temas más discutidos por los especialistas es la relación entre biografía y obra en los escritores así como la pertinencia de indagar sobre sus vidas al estudiar y dar cuenta de sus obras. Corrientes como el estructuralismo se restringen a la obra, pero hay quienes, como Edmund Wilson que creen importante considerar, para el estudio de una novela, la obra misma, la biografía del escritor y el contexto histórico en que le tocó vivir.

No olvidemos que el deseo en el sentido más amplio es el más potente generador de aspiraciones y perseverancia en los proyectos en la vida. Cuando el deseo se agota la vida es un deambular en la penumbra.

Las repercusiones de la presencia del padre en los creadores es un enigma cuyo impacto no siempre se trasluce. Y la orfandad no es menos significativa porque la ausencia engendra, al mismo tiempo, un sentimiento de pérdida y de búsqueda, y el temperamento de los creadores determinará sus inclinaciones en la recuperación insalvable del progenitor en la vida cotidiana y a través de la escritura.

Padre y memoria va de la crónica de las emociones del autor, entre lecturas, hasta la búsqueda de una síntesis estilística que en su reflexión alcanza momentos aforísticos. Campbell describe, reflexiona con sutiles acentuaciones, temas que lo inquietan como lector y estimulan como escritor; hay motivos y conclusiones que se reiteran en distintos textos a lo largo del libro que en su mayoría procede de la prensa escrita; ya reunidos convergen con profundidad meditativa. El escritor, además, muestra que la cita como recurso narrativo es, más que un punto de partida para la repetición simulada y la glosa esquemática, la posibilidad de vitalizar el pasado y actualizar el presente de su narración con registros y tonos originales, así memoria y estilo dejan semillas de historia que cada lector hará florecer.

El estilo de Campbell trasmite una nerviosa curiosidad en sus digresiones y sugerencias, que alcanzan cauces y bifurcaciones nuevos en cada lector. Sin necesidad de ser profesionales todos podemos ser escritores (incluso quienes sólo conciben historias mientras caminan o se bañan sin atreverse a escribirlas); todos repetimos anécdotas que hemos escuchado a largo de la vida en las aulas escolares, en las pláticas de sobremesa, en las calles, en los viajes, incluso, en ásperas discusiones que inevitablemente enfrentamos, sin olvidar cuánto hemos leído, aunque la fuente no haya sido la original.

En la transición de la recuperación de la memoria y la escritura aparece la mentira inevitable que permite que los huecos dejados por el olvido se conviertan en delicadas restauraciones que conjuntamente erijan el edificio creativo.

rgabo@yahoo.com

 

 

Federico Campbell, Padre y memoria,

México, Edit. Océano, 2014.