El PRI necesita revisar las cajas negras

 José Elías Romero Apis

 

La victoria del PRI en 2012 fue toda una hazaña. Pero esto no es para echar las campanas al vuelo. Peligroso sería pensar que, por lo que acaba de suceder, el mundo electoral del futuro está asegurado para el priismo. El reciente resultado resuelve lo que se jugó, pero no lo que se va a jugar.

En 2015 se contenderá por el Congreso de la Unión y por varios estados. No sé si los gane el PRI, pero creo que sí. Sin embargo estas soluciones se empiezan a aclarar treinta días antes de la elección, puesto que dependen de muchas variables y de muchos referentes que hoy todavía desconocemos.

Después de las elecciones de 2000, un pequeño grupo de amigos que gustamos de observar y de explicarnos el acontecer político tratamos de enunciar las posibles causas del traspiés electoral. El cuadro resultante arrojó alrededor de 140 causas. Algunas se remontaban en el tiempo. Otras eran recientes. Algunas provenían de siete sexenios atrás. Otras correspondían a la propia campaña de 2000.

Nunca nos decidimos publicar el análisis en comento y no sé si hubiera tenido algún sentido. Pero lo importante de su realización es una conclusión que nos resultó sorprendente. Se requirió de un centenar y medio de torpedos políticos y apenas se logró ganarle por 7 puntos. Era casi insumergible. Hubo que hacer mucho y casi todo desde adentro para poderlo hundir. Y hoy nos damos cuenta de que, con mucha rapidez, vuelve a emerger.

Más adelante, la elección de 2006 le resultó catastrófica. El PRI perdió la elección presidencial y la congresional hasta llegar a hundirse en la tercera fuerza. Sus bancadas en el Congreso de la Unión fueron las más pequeñas de toda su historia. El partido había quedado en ruinas. En los edificios de la sede central y en los de los sectores partidistas sobraban pisos enteros que hubieran podido ser dados en alquiler. Los codiciados estacionamientos del edificio principal estaban abiertos para el que lo quisiera y siempre estaban semivacíos. Los elevadores estaban descompuestos y no había dinero para repararlos.

De esa manera se llegó a 2012. Se restauró la unidad interna y eso fue determinante. Se actuó con sensatez y al lado de las mayorías, y eso fue muy redituable. Se aprovechó la decepción nacional hacia el PAN y se le relegó a tercera fuerza. Así, ha llegado al momento actual. Repito que los triunfos obtenidos no son para repicar campanas, aunque reflejan un síndrome de competitividad.

En fin, lo que es importante no es que se vean tan sólo los resultados sino, fundamentalmente, que se precisen las causas del triunfo o de la derrota.  Como en los eventos de aviación es necesario revisar las cajas negras.  Conocer lo que pasó. Lo que lo provocó. Las contingencias. Los errores. Los aciertos. Lo que va a suceder.

Prever es antever. Adelantarse a lo que sucederá. Sólo viendo anticipadamente el futuro se está en condiciones de corregirlo y, eventualmente, de acomodarlo a nuestra conveniencia.

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