Seguirá tan campante, creyéndose precandidato presidencial
Félix Fuentes Medina
Sabemos casi todo sobre lo sucedido en la línea 12 del Metro: costó 27 mil 274 millones de pesos, 37.5% más de lo calculado inicialmente; no fueron gastados 489 millones de pesos y el gobierno local debe reintegrar este dinero al federal.
Afirmó el director del Metro, Joel Ortega, que han sido cambiados 4 mil durmientes y 11 mil fijadores de los rieles, así como 4 mil 507 piezas fracturadas.
Son revelaciones devastadoras. La llamada Línea Dorada registra 3 mil 105 fallas, ocho de las cuales “son graves”, informó la firma francesa Triacaud Societé Organisé. Es otra evidencia criminal.
Según Ortega, falta verificar la soldadura de los rieles y precisar si son compatibles con las ruedas de los trenes. Es necesario, igualmente, restablecer el trazado de las vías porque en algunas curvas quedaron forzadas.
Al comparecer ante una comisión de diputados, Ortega pronosticó la reanudación total del servicio hasta dentro de seis meses, dependiendo de las evaluaciones de la empresa gala.
Faltan cuatro semanas, en tanto, para concluir un levantamiento topográfico de las vías y cuantificar los desgastes de los rieles, lo cual significará cuantiosos gastos adicionales.
Informó el director del Metro a los legisladores que la rehabilitación corresponde a la local Secretaría de Obras y Servicios. Es decir, más dinero de nuestros impuestos para los arreglos materiales y encubrir latrocinios del régimen perredista.
Como recuerda la frase popular, todo fue hecho con las patas y no se ha dicho si se va proceder contra ICA y sus empresas asociadas, por ser responsables de la enajenante construcción de las vías férreas.
Ese consorcio utilizó durmientes de tercera y el material donde fueron colocados fue de cascajo corriente, no de balastro sólido para esos menesteres.
Falta saber si los constructores de los trenes son responsables de que esos vehículos no hayan sido compatibles con las vías. Entre unos y otros se tiran la pelota quemante.
Por supuesto, el principal responsable del desastre es el exjefe de Gobierno Marcelo Ebrard, quien designó a las empresas de detestables desempeños e incrementó los costos de la línea.
Ebrard se ufanó, con esa arrogancia tan suya, de la línea 12. A su decir, fue certificada por una empresa internacional. La revisión de los trenes fue hecha por la española CAF y constituye una gran farsa por ser la misma que suministró esos transportes.
Los diputados de la Asamblea Legislativa y los federales deben llamar a Ebrard y exigirle precisión de los costos reales de su famosa Línea Dorada, y explicar bajo qué términos otorgó los contratos.
¿O Ebrard va a seguir tan campante, creyéndose precandidato presidencial y no va a devolver el dinero que dejó de gastar? ¿Acaso no incurrió en fraudes calificados, merecedores de cárcel?
Miguel Ángel Mancera no es ajeno al fiasco monumental del Metro. Ya ejercía el mando cuando la línea 12 estaba en proceso de terminación.