Total dominio de Los Caballeros Templarios
Félix Fuentes Medina
Asombro y horror han causado Los Caballeros Templarios a través de sus crímenes. Martirizaron y ejecutaron sin piedad a quienes se resistieron a los atracos, y esto no ha concluido.
Por la mente de imágenes mágicas de García Márquez no pasaron las atrocidades cometidas en pueblos que, como los de Michoacán, disfrutaban de una vida de tranquilidad y sosiego hasta la aparición de la delincuencia feroz.
Las brutales desdichas de la entidad tarasca empezaron con La Familia Michoacana, justo al inicio del régimen de Lázaro Cárdenas Batel y cuyo abuelo, el expropiador del petróleo del mismo nombre, es héroe nacional.
Ante el desempeño de los cárteles de México, algunos sectores aceptan el tráfico de drogas, pero el hampa no se conforma con las ganancias de los enervantes y decidió secuestrar, cobrar derechos de piso e incluso que funcionarios y políticos entreguen sus ingresos.
En años anteriores trascendió que los cárteles de Los Zetas y de El Golfo secuestraban a los migrantes de Centroamérica para enrolarlos en el narcotráfico y practicar las extorsiones.
Es histórico el fusilamiento de 72 indocumentados en San Fernando, Tamaulipas, por negarse s formar parte de los cárteles. Sucedió en 2010 y el gobierno nada informó sobre el motivo de aquella matanza.
La Familia Michoacana se escindió por la diversidad de liderazgos y a principios de 2011 surgieron Los Caballeros Templarios, decididos a superar a Los Zetas en secuestros y extorsiones. Barrieron parejo, desde comerciantes y trabajadores de la construcción, hasta empresarios, políticos encumbrados, médicos, enfermeras, mineros, agricultores y ganaderos. Nadie se les escapó.
En 2011 empezó a saberse de ejecuciones en agravio de productores de limones y aguacates por resistirse a pagar sumas millonarias. También eran exigidas cuotas a empacadores y exportadores de ambos productos.
Los Templarios exigieron 20 millones de pesos a la empresa Prodemex para terminar la prisión federal de Buenavista Tomatlán, cerca de La Ruana. La obra se quedó a medias y el gobierno federal no logra reanudarla.
Según reportajes de diversos medios, el cártel michoacano impuso cuotas a hospitales, farmacias, gasolineras y transportistas. Dueñas de tortillerías fueron pateadas por negarse a pagar.
Nadie se ha salvado, ni los poderosos dueños de minas. Desde 2010, durante el gobierno calderonista, La Familia enviaba material ferroso a China, de contrabando, y en marzo pasado se supo que Los Templarios cobraban cuatro dólares por cada tonelada exportada.
Casualmente, ninguna autoridad sabía, o ninguna quería enterarse, de las ventas ilícitas de minerales a través del puerto Lázaro Cárdenas, donde estaban almacenadas 119 mil toneladas de materiales ferrosos, a principios de año.
Asombra el poderío de los mafiosos sobre funcionarios estatales, alcaldes y legisladores, quienes rendían pleitesía en El Cerro a Nazario Moreno, El Chayo, abatido el 9 de marzo pasado.
El alcalde de Apatzingán, Uriel Chávez Mendoza, fue obligado, junto con sus regidores, a entregar una cuota mensual a El Chayo, en el rancho El Jabalí, conocido por miles de michoacanos.
Pregunta: ¿los herederos de El Chayo se van a rendir?