No es el único
Yazmín Alessandrini
Se llamaba por teléfono con el Kike Plancarte y se reunía con La Tuta Gómez. Vaya joyita que resultó ser don José Jesús Reyna, ahora exsecretario general de Gobierno y exgobernador interino de Michoacán. Y aunque a estas alturas del partido, cuando se habla de política y crimen organizado, ya no nos sorprende ni nos asusta nada, todavía nos sigue provocando una gigantesca indignación que existan personajes con cero escrúpulos para mentir, para engañar y para robar a aquéllos a los que supuestamente se deben.
En estos momentos está corriendo el arraigo de 40 días que le concedió un juez federal a la Procuraduría General de la República (PGR) para retener a Reyna García en lo que se acumulan más pruebas que lo vinculen al crimen organizado, específicamente al cartel de Los Caballeros Templarios. Y, de acuerdo con la información que se ha generado en los últimos días, todo parece indicar que existen suficientes elementos para fincarle responsabilidades que permitan encarcelarlo.
El discurso y la postura del presidente de la república, Enrique Peña Nieto; del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y del procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, está más que clara y definida con respecto a la situación de Michoacán, pero sobre todo con el tema de la inseguridad y la delincuencia: tope donde tope, caiga quien caiga, sin importar que sean criminales o políticos, y si se trata de éstos últimos no se tentarán el corazón cuando pertenezcan al PRI.
Sin embargo, cuando nos referimos al complejo macrocosmos michoacano, nuestras autoridades deberán observar con lupa y actuar con mucho tino porque Jesús Reyna no es el único actor político con vínculos con el crimen organizado, igualmente al comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes le espera un difícil trámite en eso de desarmar a las autodefensas, porque ya estamos viendo que muy pocos aceptarán de buena gana entregar esas armas de las cuales muchas de ellas no sabemos cómo llegaron a sus manos porque, siendo honestos, por la manera como han procedido estos grupos, muchos de sus integrantes están muy lejos de ser considerados unos ciudadanos ejemplares, ¿verdad, doctor Mireles?; ¿verdad, don Hipólito?
Igualmente hay actores cuyo grado de participación e involucramiento en el resquebrajamiento y envenenamiento del tejido social michoacano todavía no nos queda muy claro. Y como botón de muestra está el caso de la senadora perredista Iris Vianey Mendoza Mendoza, quien a principios de marzo pasado regresó muy campante a su posición legislativa, tras una licencia de un mes durante la que supuestamente fue investigada y exonerada por la Procuraduría General de la República y su titular después de que se le involucró con Los Caballeros Templarios.
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