Irma Ortiz
Este 10 de mayo se cierra el plazo para el desarme y desmovilización de los grupos de autodefensa en Michoacán, “y no habrá prórroga”, aseguró enfático el comisionado Alfredo Castillo; sin embargo, pareciera que esta fecha no se cumplirá como ha sucedido con los emplazamientos anteriores. José Manuel Mireles, líder de uno de los grupos rechazó la posibilidad de entregar las armas, excepto las “súper pesadas”, y Estanislao Beltrán insiste en un nuevo aplazamiento.
Hoy, Mireles incluso busca un diálogo directo con el presidente Enrique Peña o vía Skype, porque asegura que los acuerdos con el comisionado “no son del agrado de la población” y además no le entregan informes reales al jefe ejecutivo. Sin embargo, reconoce que varios grupos de autodefensa están divididos, porque fueron cooptados por grupos criminales.
Hasta ahora, los grupos de ciudadanos armados han registrado 4 mil 551 armas y 2 mil 286 personas han solicitado su registro para formar parte de la fuerza rural estatal. La estrategia federal para enfrentar la crisis de inseguridad en la entidad permanece, mientras que el efecto cucaracha, provocado por la persecución y acorralamiento a Los Templarios, ya afecta otras entidades.
Estos datos ya son corroborados por la PGR, donde existen informes de los vínculos entre autodefensas y grupos del narcotráfico. Permanece en el limbo la situación de Hipólito Mora, fundador del grupo de la Ruana, quien fuera acusado de la muerte de dos autodefensas, robo de propiedades y despojo de tierras y cuya liberación, asegura Mireles, es un compromiso del gobierno federal para que guarden las armas.
En opinión de Raúl Benítez Manaut, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM y presidente de la organización no gubernamental del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, “las autodefensas han sido bastante funcionales al gobierno federal en el sentido de que es la primera vez que tan rápido se puede desmantelar un grupo criminal y es porque tienen su apoyo; las autodefensas michoacanas tienen una razón funcional en la guerra contra las drogas, una labor importante y positiva.
Asegura que el futuro de algunos líderes de autodefensas es el político, ya que si se presentan el año que entra como candidatos a presidencias municipales, no tendrán problemas en ganarlas.
La acción federal ha debilitado a Los Templarios: Gustavo López Montiel
Para Gustavo López Montiel, politólogo del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus ciudad de México, con maestría en ciencia política por la New School for Social Research, en Nueva York, la acción federal ha debilitado el cártel de Los Templarios, sin embargo, apunta, es necesario saber a dónde se mueven: “hay espacios de acción del crimen que no necesariamente desaparecen sino que cambian de naturaleza”.
López Montiel asevera que el gobierno se enfrenta a nuevas disyuntivas: hasta qué punto tiene control de los diversos espacios en Michoacán y estar claros dónde hay control de autodefensas, donde también entra un tema de legitimidad social, pues hay comunidades que prefieren mantener las autodefensas y otras que prefieren que entre el Ejército y la Policía Federal.
“Las autodefensas son grupos muy diversos, una solución no aplica a la naturaleza de todas ellas, lo único que tienen en común es el nombre, muchos de ellos surgieron como grupos construidos por los propios ganaderos, agricultores, para hacerse cargo de la vigilancia de sus propiedades; pero hay otros grupos que surgen a partir de la posibilidad de defender la comunidad, históricamente siempre ha habido grupos que defienden la comunidad en que están.
También hay grupos de autodefensa que se construyeron a partir de la desmovilización de algunas células de los carteles o el paso de integrantes de los carteles a grupos de autodefensa en buena medida, porque de otra manera podrían ser asesinados en el contexto de los carteles, y por eso cuando el gobierno federal entra a Michoacán dice que el primer paso es desmovilizarlos.
Estos grupos no están dispuestos a desmovilizarse porque en buena medida la capacidad de control militar que han asumido les permiten no sólo decidir quién entra o sale de las comunidades, sino a final de cuentas también decidir qué pasa dentro de la comunidad, es decir, de la capacidad de acción militar, obviamente de carácter político.
Lo que vemos en los últimos meses es que si bien el gobierno federal nos dijo que los iba a desmovilizar, tardó mucho, porque primero los necesitaba de su lado, no es lo mismo enfrentarse contra los grupos criminales y al mismo tiempo confrontarse con grupos de autodefensa, serían dos grupos contra el gobierno federal y eso podría generar un proceso mucho más intenso de violencia.
El contexto es complicado
En una segunda instancia, lo que ha pasado los últimos días es que hay muchos grupos no dispuestos a la desmovilización, tratan de resistir entregando ciertas armas, o no entregan ninguna. Tratan de mantenerse como actores políticos que deben ser tomados en cuenta en el contexto del gobierno, eso por un lado, y por otro, está también el espacio institucional, es decir, lo que tanto los poderes del estado como la federación están haciendo en el contexto de tomar control de las diversas áreas de acción tanto militar como política y social, que durante muchos años se descompusieron en el estado. Es un contexto complicado.
Divisiones en autodefensas; Estanislao Beltrán dice: “vamos a obedecer”, y Mireles: “mientras no haya paz, no haya justicia, no nos desmovilizamos”. ¿Qué panorama se le plantea al gobierno federal?
Al gobierno no le conviene la multiplicidad de interlocutores, hasta ahora los interlocutores han sido los principales líderes de grupos de autodefensa, pero los aceptaron, en cierta medida, porque no es lo mismo platicar con uno o con cinco, que platicar con treinta.
Habría que hacer alguna evaluación, que es la que el gobierno federal hace en el sentido de ver hasta qué punto tiene control de los diversos espacios en Michoacán, a final de cuentas ya hay cierto control del gobierno federal, pero también hay control de autodefensas. Aquí también entra un tema de legitimidad social, hay comunidades que prefieren mantener las autodefensas y otras que prefieren que entre el Ejército y la Policía Federal.
Hay también un conflicto en la base, en ese sentido, que es lo que le da fuerza a diversos grupos de autodefensas y aquí parece que la evolución del gobierno federal es ver qué se ha logrado hasta este momento, si ya se ha logrado pacificar lo suficiente el área más conflictiva para entrar a hacer cambios en la estructura social a partir de los programas sociales que acompañan esta estrategia.
En una segunda instancia, qué no se ha logrado y qué se debe lograr en el contexto de la estrategia militar que comparte junto con los grupos de autodefensa. Todavía no queda claro, porque fechas límites ha habido muchas, de hecho la desmovilización se programó ya desde marzo, se paso a abril y luego a mayo, y es porque todavía no hay suficientes elementos de control del gobierno federal, como para poder, incluso, permitir que los autodefensas se desmovilicen.
Hay otro tema importante en el sentido de la división, al gobierno federal le conviene esa división en el sentido de que los que ya aceptan se mantengan en ese espacio y los que no a final de cuentas sean forzados a plantear una posición en el futuro, en el sentido de ya son sólo algunos grupos de autodefensas, incluso la posibilidad de aislarlos, para forzarlos a su conversión; lo que pasa es que esa conversión podría moverse hacia el otro lado, muchos podrían regresar, convertirse o mantenerse como paramilitares, que es otro peligro por el contexto de los espacios de violencia.
El gobierno federal, con apoyo de autodefensas, está cumpliendo con la detención o muerte de la mayoría de los líderes templarios. Faltaría “La Tuta”.
La lucha por la detención de La Tuta, entre las autodefensas y el gobierno federal, se da precisamente por ese espacio de controles, no es lo mismo que a La Tuta lo aprehenda el gobierno federal a que sean los grupos de autodefensas, porque en ese sentido ellos asumirían legitimidad y por lo tanto fortaleza con respecto al gobierno federal y con respecto a los grupos Templarios.
No hay tal desmovilización
Por otro lado habría que ver la forma en que estos carteles, tanto los Templarios como los otros, operan en Michoacán; se ha comenzado también no a desmovilizarse sino a tener un giro en términos de crimen distinto a lo que tenían hace unos meses. Antes controlaban el comercio, la agricultura, hasta las minas, habría que ver hacia dónde se movilizan hoy. esto es relevante porque estamos viendo que hay espacios de autoridad que se están enriqueciendo o hay espacios en las comunidades que siguen funcionando como si no pasara nada.
A final de cuentas, la desmovilización no ha sido tal, los impactos con respecto a Los Templarios no han sido tan relevantes como para desmovilizarlos. En buena medida, los dirigentes detenidos son capturados porque a final de cuentas dejan de ser funcionales para el cartel; es un tema relevante porque si bien hay más presencia tanto del Ejército como de las autodefensas en las comunidades de Michoacán, también podemos ver que la violencia se ha movido a otros espacios, se regresó en algunos casos a Morelia, a la colindancia con el Estado de México, o al occidente. Hay espacios de acción del crimen que no necesariamente desaparecen sino que cambian de naturaleza.
A final de cuentas, el gobierno federal ha hecho detenciones y en la medida en la que impacta a Los Templarios también fortalece a otros grupos, eso implica que haya otro grupo que cumpla las funciones que el otro cartel hacía, así como pasó con Los Templarios en su tránsito de La Familia a Los Templarios, es un escenario que, en ese sentido, se mantiene complicado para el gobierno federal, porque no está claro y tampoco está fácil cuál es el siguiente grupo de objetivos.
¿Cómo ve los escenarios?
No tenemos, el gobierno federal anuncia objetivos generales pero a final de cuentas son objetivos generales que se pueden cumplir ahora o dentro de tres años y a final de cuentas el dinero que se invierte o que se anunció para inversión es un presupuesto que es más o menos el presupuesto del gobierno del estado. La decisión de a dónde van esos recursos no depende únicamente del gobierno federal, sino también de los grupos que controlan las distintas zonas del Michoacán.
Se puede generar con la incorporación de recursos masivos una problemática más complicada porque se alimentarían espacios de crimen que a final de cuentas ya se desmovilizaron, pero que cambian de naturaleza. Un poco lo que pasó en El Salvador, con los grupos de Los Maras: hubo un acuerdo de desmovilización con el gobierno y éste metió mucho dinero a la zona, pero a final de cuentas son Los Maras los que controlan el dinero, porque son los únicos grupos organizados y con capacidad de control clientelar y al final se convierten en un grupo político también, que es lo que está pasando con las autodefensas.
Los costos para el gobierno son muy altos…
Así es, no únicamente en términos militares, sino también en términos de legitimidad, en la medida en que avanza el tiempo y si hubo resultados, pero después ya no pasa nada, y es lo que ha empezado a ocurrir, que mucha gente dice: pues sí, parece pacificado pero, en realidad, no lo está haciendo, uno tendría que vivir ahí para saber hasta qué punto realmente las condiciones de violencia disminuyeron o si a final de cuentas fueron modificadas por otro tipo de condiciones de violencia.
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Las autodefensas han útiles al gobierno: Raúl Benítez Manaut
Las autodefensas han sido bastante funcionales al gobierno en el sentido de que es la primera vez que tan rápido se puede desmantelar un grupo criminal y es porque tienen su apoyo; las autodefensas michoacanas tienen una razón funcional en la guerra contra las drogas, importante y positiva.
Otra es que la vorágine de crecimiento de las autodefensas se ha hecho como sucede en los movimientos súbitos, hay muchos elementos fuera de control y ahí es donde se han podido infiltrar templarios que se han logrado acomodar para no ser perseguidos. Han sido infiltrados, en algunos casos, por miembros del crimen organizado, pero en esencia el movimiento de las autodefensas michoacanas hay que verlo como una respuesta legítima ante la pasividad del Estado y el control que tenían Los Templarios de toda la vida política, económica y social de los pueblos; controlaban presidentes municipales, los presupuestos, cobraban impuestos, hacían actividades extractivas, expropiaban las propiedades, esto se pudo detener gracias a la organización de las autodefensas.
Autodefensas desmovilización
No creo que las autodefensas, aunque registren las armas, las vayan a entregar, y otros ni las registran ni las entregan. No van a permitir entregar las armas y regresar a la situación anterior, es decir, regresar al yugo de Los Templarios.
Carisma político
La cuestión es que las autodefensas están pasando de ser un movimiento defensivo de la seguridad de los pobladores de la Tierra Caliente a ser un movimiento poco a poco político. Hay 4 o 5 líderes con mucho carisma político, y si el año que entra se presentan como candidatos a presidentes municipales ganarán los municipios, entonces las autodefensas tienen otro futuro, que sus líderes ganen las alcaldías municipales y que contacten a las autodefensas como policías municipales, con todas las de la ley.
Detención de La Tuta
El gobierno necesita detener a La Tuta, no sólo porque necesita continuar destruyendo a Los Templarios, cosa que el gobierno se tardó en elaborar una estrategia reactiva, pero la estrategia de intervención a través del nombramiento del comisionado, me parece muy creativa y exitosa. Claro, el éxito depende de hasta cuándo logren destruir la organización criminal, y La Tuta es un símbolo político; el gobierno tiene la obligación prácticamente de detenerlo para demostrarle a todo México y al mundo que su estrategia es exitosa.
Escenarios
Veo el escenario de la institucionalización de las autodefensas en fuerzas políticas locales, eso sería lo correcto y el gobierno debería ver bien; la cuestión es cómo depurar a esos líderes políticos, las características de las autodefensas es que sus líderes no pertenecen a la política institucional, no pertenecen a ningún partido político, pero es una forma de rejuvenecer la política local que en Michoacán se necesita por la situación de deterioro tan grande que hay.