Gonzalo Valdés Medellín

La obra El cartero ha sido llevada al cine con notable acierto, al grado de ser ya un clásico contemporáneo; pero también ha sido trasladada al teatro y a la ópera, ésta debido a la creatividad de Daniel Catán, compositor mexicano fallecido en 2011, que sin duda consiguió con esta obra original de Antonio Skármeta una de las óperas más importantes, espectaculares y sobrecogedoras del repertorio mexicano de las últimas décadas. Adaptación de la novela Ardiente paciencia de Skármeta, El cartero fue llevada a escena en México, en los años noventa, con buenas intenciones, por Raúl Quintanilla.
Ahora, ha sido el ya legendario director Salvador Garcini, el encargado de ponerla en el Teatro Libanés, excelentemente producida por Daniel Gómez Casanova y con un elenco magnífico encabezado por don Ignacio López Tarso, que poco se parece a Pablo Neruda, el personaje protagónico y prototípico de la obra, pero que sin embargo, forja un gran personaje, al que sólo entendemos como Neruda por la anécdota, pero que es una creación única —y muy personal— del gran maestro López Tarso, el eminente histrión mexicano que hace una delicia sobre el escenario, conmoviéndonos, divirtiéndonos y gozando él mismo como pocos, para revertir el goce en su público. Una cátedra de actuación, un ejemplo de maestría interpretativa es lo que don Ignacio López Tarso regala —literalmente— en esta versión de El cartero que, además, Salvador Garcini ha hecho suya, apropiándosela en esencia, y creando y recreando la atmósfera de los años sesenta con sus coloridos, entrañables y nostálgicos sonidos de la beatlemanía, y el candor de aquellos tiempos, dándole una oleada de juventud que energiza y entusiasma al espectador. ¡Bravo, Garcini!
Y, aun cuando el discurso político ha sido difuminado en aras de la comedia romántica, lo cual funciona muy bien para los intereses de un teatro comercial amable, la dirección corre con gracia, con enorme fuerza, trazando un campo de ensueño que el elenco sabe lucir a perfección: Helena Rojo, estupenda, dueña de experiencia y tablas; Ernesto D’Alessio, sorprendente por tan bien centrado en el devenir de su personaje, accionándolo con creatividad, y soberbio impulso actoral; Sofía Castro, joven y grácil, es una niña aún, de dieciséis años, haciéndonos vislumbrar a una gran actriz en el futuro y mostrando ya un talento palpable y en ascenso que le mereció el Premio de Revelación Femenina 2013 de la Agrupación de Críticos y Periodistas Teatrales por su notable y cálido lucimiento como actriz en El cartero, obra que se goza de cabo a rabo, como se goza ese momento prodigioso de don Ignacio López Tarso echándose un rico rock and roll…de antología. El cartero se presenta los jueves en el Teatro Libanés, consulte cartelera. En verdad se va a pasar un rato muy agradable.