Entre el Gabo y Carlos Cuauhtémoc Sánchez no caben comparaciones
Teodoro Barajas Rodríguez
La frivolidad es una práctica común de muchos integrantes de la clase política mexicana, la cultura y el buen gusto no es algo que les distinga, lo suyo es lo superfluo, lo burdo. Son insoportables becados del erario, por ejemplo, los diputados locales o federales son gestores caros porque perciben una dieta extraordinaria aunque su principal actividad consiste, teóricamente, en hacer leyes, tomar decisiones por sus representados, pero lo suyo es la diatriba, cuestionan a sus oponentes, privilegian sus asuntos de partido porque a esas camarillas deben su curul.
Recientemente murió Gabriel García Márquez, un titán de la palabra que desató la imaginación al vuelo, el realismo mágico se enlutó con su partida, muchos políticos publicaron esquelas casi elegías, aunque mucho de ellos nunca leyeron alguna obra del Gabo.
La diputada perredista Hortencia Zúñiga confirmó nuestro decir, con evidente desconocimiento del autor de Cien años de soledad dijo que ha leído libros de superación personal como Juventud en éxtasis, texto que según la legisladora es de la autoría de García Márquez.
Hortencia Zúñiga exhibió su paupérrima cultura general, las críticas sobre su dicho brotaron en cascada, hay ciudadanos que no leen y buscan afanosamente sujetarse de una posición para terminar de diputados. Juventud en éxtasis, dijo Carlos Monsiváis, es un asunto masturbatorio que redactó Carlos Cuauhtémoc Sánchez, es la historia de un chaval que practica el onanismo, no es un gran aporte a las letras mexicanas ni nada por el estilo.
Entre el Gabo y Carlos Cuauhtémoc Sánchez no caben comparaciones, así de simple, la diputada no sabe que el autor de origen colombiano y fallecido en el Distrito Federal es Premio Nobel de Literatura, que simpatizó con la izquierda, que a través del periodismo fue el primer guiño con las letras, que dotó de gran musicalidad y policromía al realismo mágico tan nuestro.
Otra diputada hace poco pidió reconocer con la presea Guillermo Álvarez Cuevas al equipo de futbol Cruz Azul por haber ganado el campeonato de clubes de la Concacaf al Toluca, en esos asuntos ocupan su tiempo algunos representantes populares, los temas importantes de la apretada agenda política nacional los posterga la frivolidad.
No estaría mal que muchos actores políticos participaran en talleres literarios para que reconozcan la o por lo redondo y dejen de propagar esas tinieblas de la ignorancia, más no se puede.
Nuestro México carece de una clase política pensante, no generalizo pero son pocos los exponentes que reflejan una cultura más que aceptable, algunos suelen escribir versos o narrativa aunque no son muchos.
Lo que sí queda claro es la falta de autocrítica en muchos políticos que aceptan hablar de temas que no dominan ni conocen siquiera un poco, su megalomanía les indica hacer el ridículo para aparecer a cuadro, para resaltar en los medios, aunque sea por eso.
Las letras no matan. La cultura debe ser un eje estratégico aunque muchos políticos no sepan qué significa todo ello.
