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¿Durmiendo con el enemigo?

 Alejandro Zapata Perogordo

El asunto del estado de Michoacán es el más evidente del país por todo lo que ahí ocurre: el clima de inestabilidad, ingobernabilidad y el vacío de autoridad, fueron condiciones que crearon una descomposición social, política, económica y cultural, cuyo periodo de gestación duró varios años y la dejaron llegar a niveles espeluznantes.

La tierra tarasca es claro ejemplo del desastre, el gobernador (si así se le puede llamar) Fausto Vallejo dejó que la ingobernabilidad, la anarquía, la delincuencia organizada y la complicidad de los funcionarios se apoderaran del Estado, a grado tal que su segundo a bordo, Jesús Reyna, hoy esta tras las rejas acusado de diversos delitos.

Llama la atención el caso pues, si Fausto Vallejo tenía conocimiento de los hechos que protagonizó su subordinado, cuyos nexos con Los Caballeros Templarios se le atribuyen desde que era coordinador de su campaña y, por lo tanto, se presume que contó con el apoyo de éstos, estaría en una posición muy delicada. Por otra parte, si era ignorante de lo que acontecía en su mandato, lo menos que se puede afirmar es que actuó de manera anodina y negligente.

El hecho real es que ya no gobernaba, dejó de atender sus responsabilidades constitucionales y políticas, facilitando que la delincuencia se apoderara de la entidad a grado tal de controlar hasta la minería y la exportación del hierro.

La federación no tuvo alternativa, entró al quite, nombrando en un hecho sin precedente un delegado especial, con poderes plenipotenciarios para poner orden. El Estado de derecho estaba roto, los poderes no funcionaban, y dejar que la Cámara de Senadores hiciera uso de sus facultades declarando la desaparición de poderes, resultaba sumamente costoso. Con todas las irregularidades que eso implica, sin embargo, al parecer no quedaba de otra dada la incompetencia del ejecutivo local, pues independientemente de sus limitaciones derivadas por el padecimiento de salud, se decidió sostenerlo en el cargo, aunque sólo sirva de parapeto.

Por otra parte, los denominados grupos de autodefensa, que hicieron causa común con el gobierno, también están emproblemados, enredados y acusados de cometer ilícitos, no obstante lo anterior, se les consideró aliados transitorios en el corto plazo, pues eran preferibles a los policías municipales o estatales, que ya estaban completamente infiltrados.

La verdadera solución va a llevar tiempo, la reintegración del tejido social tiene aspectos demasiado complejos.

Lo que resulta incomprensible es el empecinamiento de sostener a Fausto Vallejo, siendo que durante su administración fue el apogeo de esos grupos, tal parece que a quien comete garrafales errores se le premia. Se requiere pavimentar el camino de las soluciones, y esta persona resulta una pieza que difícilmente aportará elementos para arribar a buen puerto el conflicto, por el contrario, su permanencia es causa de señalamientos.