Patricia Gutiérrez-Otero

Con gratitud y admiración a Edmundo Valadés

Alfonso Pedraza compiló a un centenar de autores que alguna vez aparecieron en El cuento, revista de imaginación, la que fundó y dirigió en 1964 el escritor de Guaymas, Sonora, Edmundo Valadés. Sobre el libro que contiene esa compilación Minificcionistas de El cuento, revista de imaginación (Ficticia editorial, 2014), Pedraza hizo la referencia: “Esta antología será el Buenavista Social Club de la minificción”, y sobre esta afirmación nos responde:

—Es una analogía con ese fenómeno de la música cubana que rescató a músicos de calidad, de edad más que madura, y los mostró al mundo. Aquí el rescate es de los autores de minificción que fueron publicados en la revista de Valadés y que también son, en promedio, de la sexta década de la vida; aunque incluye numerosos escritores de renombrada calidad que no necesitan ser rescatados. También es un augurio de que se forme una hermandad alrededor de esa extinta revista, resucite sus antiguos afanes de cultivar los microtextos, subsista al tiempo y contagie a nuevos minificcionistas.
—Tu profesión no es la de literato, sin embargo la revista de Valadés te cautivó en tu juventud. ¿Qué poder tiene la minificción, que es un género diferente al cuento y es el tema del libro, para lograr esto?
—En la adolescencia, me encontré con la revista El Cuento, revista de imaginación. Era mi primer contacto con la minificción y caí en el embrujo de los textos con pocas palabras. La minificción, como una entidad definida, como un fin premeditado de la escritura. Revisaba el correo del lector donde Edmundo nos transmitía perlas de sabiduría en forma de consejos prácticos y bienintencionados. Era una guía valiosa para los que habíamos caído en las redes del encanto de decir mucho con pocas palabras, de decir todo con apenas insinuaciones, de expresar las cosas con precisión y belleza. Así surgía la excitación de descubrir su misterio. ¿Cómo es posible que un aviso de ocasión en un diario, una misiva personal, un cuasi chiste, se volvieran un minitexto de calidad literaria? ¿Por qué pocas palabras, muy a menudo carentes de la elocuencia y retórica acostumbradas, hacían sucumbir al lector? Pasaron años para que lo comprendiera.
En el tiempo que llevo en el medio de la minificción, me he percatado de que este género demanda cultura literaria y general por parte del lector, requiere su participación activa para comprender a cabalidad la mayoría de los textos. Ese es el principal imán y reto para el lector-escritor de minificciones; son personas que tienen un nivel académico alto, hay médicos, como yo, físicos, antropólogos, economistas, psicólogos, arquitectos etcétera, amén de los que poseen estudios literarios.
—El libro Minificcionistas de El cuento, revista de imaginación, no surgió de la nada. Cabe mencionar que tu amor por la revista y por el cuento te llevaron hace trece años a crear un taller de minificción virtual en la red (www.ficticia.com/indice marina.html) y, hace tres años, un blog de difusión de textos breves llamado “Minificciones de El Cuento, revista de imaginación” (www.minisdelcuento.wordpress.com). ¿Por qué dedicarte exclusivamente a las minificciones? ¿Qué frutos han dado el taller y el blog?
—A principios de milenio, y ya con la pasión por las minificciones, conocí el mundo de la red virtual mundial. Cientos de páginas estaban dedicadas al tema (actualmente son miles y aumentan a diario). Encontré el portal www.ficticia.com que admitía la participación libre de todo el que lo deseaba. Me puse en contacto con su director Marcial Fernández. Le escribí sobre mis pretensiones de estimular el conocimiento y la escritura de la minificción, y ya que él es también un consumado minificcionista, le dio un lugar especial en su portal al que llamó “Marina. Espacio dedicado a las minificciones de los navegantes. Taller participativo”; taller que se creó con el espíritu del Concurso permanente de la revista El cuento…
En la vida del taller se han efectuado más de ciento cincuenta concursos, con más de cien prestigiosos jurados diferentes. Era necesario crear un escaparate para esos textos, por ello creé el blog Arca Ficticia (www.arcafictica.com) donde pueden revisarse los trabajos ganadores: un millar de textos de calidad. A los diez años de vida, la editorial ficticia publicó una antología con los mejores textos de la historia del taller, Cien fictimínimos, microrrelatario de Ficticia. Se han publicado cientos de textos en La Jornada Semanal y otros diarios locales y también ha participado en congresos y coloquios de minificción.
Durante ese tiempo, en mí se mantenía la nostalgia por las minificciones de El Cuento…; noté que era materia oscura y olvidada: existían sólo para quienes poseían algún ejemplar o para los que acudían a bibliotecas que las resguardaban. Quise mostrar al mundo virtual su importancia histórica, que el interesado en la literatura los conociera, entonces abrí el blog “Minificciones de El cuento, revista de imaginación” (www.minisdelcuento.wordpress.com) con el propósito de publicar la totalidad de las minificciones que aparecieron en la revista; empresa ardua por sus 145 números, y que a tres años de publicaciones está a punto de terminar. Es el antecedente directo del libro que presentamos, y de ahí su nombre.
—Casi siempre las antologías surgen en un momento ligado con una fecha conmemorativa, ¿por qué sale a la luz, en 2014, este libro que se presentó el 4 de mayo en el Palacio de Bellas Artes?
—Se programó la presentación del libro en estas fechas conmemorando que el primer número de El cuento apareció hace cincuenta años, en mayo de 1964. Además, coincidentemente, este año se cumplen 75 años de la aparición del primer número de la revista en su primera etapa, veinte años del fallecimiento de Edmundo Valadés y quince años que dejó de publicarse la revista. Ciclos que se cierran y que esta antología trata de darle reconocimiento.
—En la revista de Valadés existían dos secciones de minicuentos, el bloque “La caja de sorpresas” con minificciones de autores consagrados, y el bloque “Del concurso”, en el que se publicaban las minificciones ganadoras de las que eran enviadas por los lectores. ¿En el libro hay autores de ambos bloques? Imagino que habrá más de los “Del concurso”, quienes de ellos han destacado en el ámbito literario?
—Convoqué personalmente a todos los autores que me fue posible localizar, éstos me contactaron con otros más, y otro gran número de ellos, cosa sorprendente, fueron localizados por las redes sociales. En el libro se reúnen autores que ya eran reconocidos en la época de la revista: René Avilés, Agustín Monsreal, Marco Tulio Aguilera, Felipe Garrido, Raúl Renán, Guillermo Samperio y Federico Patán; también extranjeros: Harold Kremer, Enrique Jaramillo Levi, Mempo Giardinelli, Luisa Valenzuela. De los entonces concursantes están: Ana Clavel, Marcial Fernández, Marco Antonio Campos, Martha Cerda, Edmeé Pardo, Guillermo Farber, Luis Arturo Ramos, Leo Eduardo Mendoza, Luis Bernardo Pérez, Jorge Ruiz Dueñas, José Luis Velarde, José Luis Zárate; y los extranjeros: Ana María Shúa, Raúl Brasca, Triunfo Arciniegas, Luis Britto García, Lilian Elphick, ahora renombrados escritores, todos incluidos en esta publicación.
—La antología en la que presentas minificciones o minicuentos publicados en la revista incluyen también nuevas creaciones de los autores que lograste contactar y que respondieron a tu convocatoria, ¿por qué agregar nuevas minificciones?
—No quise hacer sólo una selección de los textos publicados en la revista, pues todos serán publicados y leídos directamente en el propio blog. Solicité textos inéditos o al menos no publicados en la revista, para demostrar que los cuentistas de Valadés y de esa época siguen vivos; que la minificción tiene bases históricas firmes y para recordar que aquellos escritores, antaño poco conocidos, basaron parte de su prestigio al ser publicados en sus páginas.
—Para terminar, te pregunto: ¿qué esperas de este volumen?
—Cumplir un sueño, que puede empezar a dejar de serlo: motivar a una entidad pública o privada para que reviva a esta legendaria revista. Además, la esperanza de que con el éxito de esta publicación se haga una edición posterior que incluya autores que lamentablemente quedaron fuera por diversas razones.

pgutierrez_otero@hotmail.com