¿Serían felices al ver drogados a sus hijos?
Félix Fuentes Medina
Si por la mente de Vicente Fox desfilan imágenes de un México de mariguanos, ha de sentirse honrado con las proyectadas en el Día Mundial de la Cannabis, celebrado el 20 del cuarto mes de cada año.
El festejo es en recuerdo de los estudiantes de high school de San Rafael, California, quienes en 1971 acudían a las 4.20 horas de la tarde a fumar mariguana ante la estatua de Louis Pasteur.
Pese a la comprobación de efectos dañinos de la yerba verde al género humano, sus defensores afirman que es bien recibida en puntos esenciales de nuestros organismos y de que cura el cáncer.
Ese es el punto clave de la discusión: cuán dañina es la cannabis y si realmente es curativa. El aspecto y la condición física de quienes la fuman pueden dar pistas sobre el grado de toxicidad de la yerba.
Es común observar en estos días a los adictos. Por lo general cambian de aspecto. A unos se les enrojecen los ojos y tienden a cerrar sus párpados. A otros cambia el color de la piel y denotan desgano, sin ímpetu en el quehacer cotidiano.
Hay consenso científico sobre el “jalón” de unas drogas a otras. Reconocen los viciosos que cuando la mariguana deja de satisfacerlos recurren a estupefacientes más fuertes, entre otros cocaína, heroína y metanfetaminas. Muchos elaboran cocteles infernales hasta alcanzar la muerte.
Conozco a un joven que ya padecía delirios y un médico logró rescatarlo, pero meses después recayó y fue necesaria una segunda labor titánica para liberarlo de la adicción. Tiempo después lo vi con los ojos medio cerrados y musitó: “Ahí la llevo… cuando me entra la ansiedad me tranquilizo con un cigarrillo de mota…”
O sea, quienes fuman la otrora “doña juanita” saben que es una droga y les cambia su estado orgánico.
Si lo dudan el expresidente Fox —decidido a hacer negocio con la cannabis— o diputados del PRD como Fernando Belaunzarán, debieran analizar el video del Canal 120, transmitido el Día Mundial de la Mariguana, en el cual aparecen hombres y mujeres jóvenes fumando la cuestionada yerba.
Mujeres desaliñadas, de poses vulgares y rostros pintarrajeados, quisieron lucirse con los carrujos encendidos a flor de labios. Individuos cantoneándose, a punto de rodar por el piso, reclamaban libertad a sus vicios y así festejaron el “día de la mariguana”.
Uno se pregunta si los diputados del PRD, principales promotores de la despenalización de la cannabis, serían felices al ver drogados a sus hijos, trastabillantes en el andar y en peligro de consumir drogas mayores, o incluso ser proclives a delinquir y terminar como individuos enfermos e inútiles.
Según informaciones procedentes de Estados Unidos, una tercera parte de la población de ese país es adicta a las drogas y la mayoría empezó con mariguana. Destacadas figuras de cine y televisión duran meses en hospitales, rehabilitándose, pero las más reinciden y mueren debido a los “sobrepases”.
¿Eso quiere el PRD de la juventud mexicana de por sí descarriada por el alcoholismo y proclive a la venta y consumo de estupefacientes?