PAN: elecciones internas
Humberto Musacchio
La disputa por la dirección del PAN se caracterizó por el ánimo rijoso de los contendientes y el cobro de cuentas que vienen del sexenio pasado, cuando Felipe Calderón inició la tarea de demolición de un instituto político que tiene tres cuartos de siglo en la vida nacional.
Los candidatos se dieron con todo, si bien Gustavo Madero cuidó mucho más las formas que su contrincante. A lo largo del proceso hubo denuncias, siempre provenientes por Ernesto Cordero, que parecían formuladas más para desprestigiar al otro que con la intención de emparejar el piso.
La diferente actitud le redituó a Madero a la hora de la votación, pues su victoria fue tan amplia que cerró la posibilidad de un recuento o, en el extremo, de reponer el proceso. Cordero perdió y la diferencia no fue pequeña, pues le correspondió 43.24 por ciento de los votos emitidos contra 56.76 de su oponente: 13 por ciento es mucha diferencia.
La fuerza de Cordero, como era previsible, resultó también su debilidad. La paradoja se explica porque siendo un hombre de Felipe Calderón Hinojosa, su cercanía con el expresidente lo benefició en un sector del partido, pero a la vez, verse identificado el representante de Calderón fue causa de rechazo en un amplio sector del partido azul.
Quienes recordaban lo ocurrido en el sexenio pasado, tenían presente la grosera injerencia de Calderón en la vida interna de Acción Nacional, donde defenestró a tres presidentes del partido sin consideración alguna por las personas de los despedidos ni por la estabilidad del partido. Incluso Madero fue uno de los beneficiarios de esos cambios súbitos e irresponsables dictados por el michoacano, pero a diferencia de sus antecesores, lejos de sentarse a esperar su despido, buscó apoyos dentro de la estructura partidaria, estableció amarres con personajes y grupos que fueron capaces de sostenerlo antes y de hacerlo ganar ahora.
Si cuando tenía el poder Calderón no fue capaz de echar a Madero, menos lo iba a lograr ahora, cuando para muchos panistas es el hombre que con su frivolidad y sus arranques causó un grave daño al partido. Por eso mismo, mucho trabajo tiene por delante Madero para limar asperezas. Un adecuado ejercicio de la política, un trato respetuoso y un reparto equilibrado de posiciones permitirá superar los roces de los últimos meses y las diversas posiciones podrán confluir nuevamente en un acuerdo funcional para todos. Para eso es un partido y con esa convicción tendrá que trabajar el ganador de esta contienda.