Entrevista a Marie Lizárraga/Coordinadora de Exhibición e Investigación del Museo del Palacio de Bellas Artes
Jacquelin Ramos
Las calles, los niños, la gente de París, con todas sus mutaciones, son los protagonistas del trabajo de quien fuera un empedernido paseante, de quien armado con una Rolleiflex —la cámara legendaria— captaba lo mejor, la ternura, la sonrisa, en otras ocasiones hasta la tristeza y la amargura, con la nariz dentro del visor: el fotógrafo Robert Doisneau (1912-1994), artista que sin duda alguna hizo de su pasión por atrapar la vida un arte.
Para Doisneau, fotografiar era “colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje”, y de esa manera logró tomar las más bellas páginas de la historia de la fotografía. Entre ellas, su inevitable Beso —Le Baiser de l’Hôtel de Ville— de 1950, una narración visual con una fuerte carga simbólica: el beso de dos amantes que representaba la esperanza del futuro de unos jóvenes en una Europa traumatizada tras la Segunda Guerra Mundial.
Sin olvidar que fue un momento planeado, el Beso de Doisneau es la historia con la que todo el mundo ha soñado, con la que todos los que se han enamorado se han sentido identificados.
Representa “el amor como todos lo hemos imaginado”,así lo señaló en entrevista a Siempre! Marie Lizárraga, coordinadora de exhibición de la muestra “Robert Doisneau. La belleza de lo cotidiano”, que se presenta por primera vez en México en el Museo del Palacio de Bellas Artes.
Apreciar el mundo
Asegura la especialista que el fotógrafo, con su peculiar estilo, deja ver la fotografía como una forma para apreciar el mundo, en el cual, a pesar de orquestar composiciones muy estudiadas, no dejó nunca de lado el compromiso solidario y humano, en el que los personajes se convierten en personas.
¿Cómo fue el trabajo de Robert Doisneau?, ¿por qué es considerado uno de los pioneros del fotoperiodismo?
Su primera fotografía la tomó en 1929, y está exhibida en esta muestra en una de las salas. Su primer trabajo como fotógrafo profesional fue en la fábrica de Automóviles Renault en Francia, él se inicio como fotógrafo industrial —así lo llamaban los franceses— y también incursionó en el fotoperiodismo; a partir de ahí, no dejó de tomar fotografías hasta 1994 — año en que murió—. Es mundialmente conocido por sus imágenes de la calle y el registro de la cotidianidad francesa desde una visión poética y humana, por lo que sus fotografías han llegado a ser iconos de la vida de París.
En su opinión, ¿cuál era la visión fotográfica de Doisneau? ¿Qué intentaba captar con la fotografía?
Algo que podemos recalcar en la obra de Doisneau, tanto desde en sus inicios como hasta el final, es una constante sensibilidad humana. Existe mucha calidad humana, nunca dejó de lado el compromiso solidario y humano en sus fotografías. Aunque el artista trabajó en sus inicios para crear fotografías publicitarias que eran muy ingeniosas, obras por las que lo recordamos y siempre lo recordaremos son las imágenes en donde se retrata muchísimo este tema. Brigitte Ollier, una las escritoras que participan en el catálogo de la exposición, dice que “en Doisneau —cito— los personajes se convierten en personas, es decir a través de su cámara, a través de su mirada, atravesaba los estereotipos, los prejuicios, y llegaba al lado humano de las personas”.
Soledad y bondad
¿Qué sentimientos transmiten cada una de sus fotografías?
La soledad de los personajes, la felicidad, la inocencia de los niños, aún más difundió un tema tan universal como es el amor, un tema con el que todos podemos entrar en contacto. Realmente hay muchas temáticas en su obra, y justo en esta exposición a través de estas 79 fotografías se trató de recopilar un par de imágenes de cada una de estas etapas que se pueden identificar claramente a lo largo de la obra de Doisneau.
Por ejemplo, podemos ver la transformación de París en la preguerra, la Guerra, la posguerra; podemos ver la transformación de los edificios, de las calles, de los personajes, de la vida inclusive. De cómo en un principio la vida era más en la calle, la gente la tomaba como decían los franceses para hacer la fiesta, desde hacer una boda, un baile, hasta un festejo, lo que sea. La vida simplemente se llevaba a cabo en la calle, por lo que el fotógrafo alguna vez señaló: “Yo no fotografío el mundo tal como es, sino tal como me gustaría que fuera. Toda mi vida yo me divertí, me fabriqué mi propio pequeño teatro”,por lo que para él, el teatro estaba en la calle justamente, ahí era donde estaban las escenas que valía la pena retratar.
Algo también es muy importante para Doisneau: tiene esos temas muy humanos, temas universales, tiene temas de valores, de la infancia, pero también el humor es muy presente en Doisneau. Conservaba el humor cuando tomaba fotografías, sin llegar a ridiculizar a nadie; siempre lo hacía desde su mirada llena de bondad.
¿Qué París es el que vemos captado a través de la lente de Doisneau?
Básicamente vemos captados los suburbios de París, nació en Gentilly, al límite de la capital. Era una zona gris llena del humo que salía de las fábricas, un lugar repleto de escenarios horribles, y París era La Ciudad Luz, era donde todo pasaba. Doisneau siempre vivió en la periferia y desde esta perspectiva retrató la ciudad, con los ojos de un hombre que constantemente se maravillaba de la vida en la capital.
De hecho en la muestra podremos ver su primera imagen que se titula Los Adoquines tomada en 1929, cuando él tenia acaso 17 años. Justo son los adoquines con los que pavimentaron las calles de París, que son muy particulares, muy reconocibles y que no sólo eso, sino que esos mismos adoquines juegan un papel importantísimo durante la ocupación, la resistencia, y después la liberación de París, porque con estos adoquines se hacían las trincheras, incluso en esta exposición viene otra imagen donde vemos la obra El descanso de un FF1 y se ve en sus espaldas estos adoquines que forman una trinchera, esos adoquines los encontramos en todas las calles y en muchas de las escenas que fue recogiendo Doisneau del París en sus varias épocas.
“Yo prefiero mi Rolleiflex”
Se sabe que la fotografía el Beso es una de las fotos más reproducidas en el mundo. ¿Cuál es el enigma de esta imagen, que incluso tengo entendido le acarreó problemas?
Por muchos años no se supo la historia de esta fotografía, hasta que alrededor de la década de los ochenta varias personas se adjudicaron ser los personajes de esta fotografía, justo porque una publicación en Francia republicó esta imagen, lo que trajo el tema a discusión y hubo mucha gente que se jactaba de ser estas dos personas. Incluso Doisneau tuvo una demanda y se fueron a juicio, tuvo que decir la verdad, y resolver el enigma de la fotografía.
A nivel anecdótico, obviamente es una imagen realizada por Doisneau por encargo para un reportaje para la revista Life en donde se buscaba retratar justo a los enamorados en París, y esta imagen es muy enigmática a pesar de que haya salido a la luz esta historia, no deja de ser pertinente, no deja de ser universal, al contrario, se va cargando de más significados y trasciende. Vemos claramente como una obra trasciende a su autor, como esta fotografía trascendió a Doisneau en todos los sentidos. Y hoy esta aquí, es una imagen muy representativa de los valores de la posguerra y del optimismo, y principalmente nos representa “el amor como todos lo hemos imaginado”, es una fotografía con la que todos los que se han enamorado se han sentido identificados.
¿Por qué el espectador es un elemento importante en muchas de las imágenes de Doisneau?
El espectador para él es muy importante, incluso su relación con el espectador es distinta a la de los fotógrafos que utilizan otra cámara, porque el utilizaba una cámara Rolleiflex, aunque incluso sus congéneres, en la época en que salió la Leica todos corrieron a utilizarla y cambiaron por la practicidad, mientras que Doisneau decía “yo prefiero mi Rolleiflex”. Es la cámara que, desde que la descubrió en 1930, se quedó con ella, porque es una cámara que se pone al vientre y la mirilla te da una imagen invertida hiperprecisa y el hecho de que no te escondas detrás de la cámara, te permite establecer un rapport o una relación distinta con el objetivo que estás fotografiando.
Incluso hay imágenes como la de Mademoiselle Anita, donde él sale reflejado en la parte de atrás. Tenemos también dos imágenes de una serie donde Doisneau montó una cámara detrás de una vitrina porque le gustaba ver las reacciones de las personas que están viendo las escenas.
Podemos decir que Doisneau también era un gran espectador de sus escenas, siempre estaba presente con su sencillez, con su sensibilidad y esperanza, pero sobre todo con su amor.
La exposición permanecerá abierta hasta el 29 de junio de
2014 en el Museo del Palacio de Bellas Artes, ciudad de México.