Vallejo y “Falzati”
Humberto Musacchio
Entre Fausto Vallejo y Fausto Alzati hay similitudes que van más allá del nombre. El primero llegó de casualidad a la gubernatura de Michoacán por la rendija que le abrió la debilidad del PAN y el PRD y el completo desgarriate que priva en Michoacán; el otro, arribó a la Secretaría de Educación Pública por la debilidad de un presidente, Ernesto Zedillo, en medio de otro desorden donde ni siquiera se le exigió que tuviera licenciatura.
Vallejo regresó de su enésima revisión médica el miércoles 18 y se presentó en Los Pinos dizque para avisar que dejaba la gubernatura y luego irse a ver al secretario de Gobernación presuntamente con la misma intención. En realidad, fue llamado a la ciudad de México para informarle que dejaba de ser gobernador de Michoacán, formal, pues nunca fungió como un real mandatario. Y este Fausto no tuvo la delicadeza de comunicar antes su intención al Congreso michoacano. Así de respetables son las instituciones republicanas.
Alzati, quien sólo permaneció 54 días en la SEP, no pudo comprobar que fuera licenciado en derecho ni mucho menos doctor en economía, grados que presumía tener, y fue defenestrado sin más trámite. Desde entonces, por obvias razones, carga el remoquete de Falzati, pese a lo cual, en este sexenio volvió a meterse en las nóminas gubernamentales, esta vez como director general de Televisión Educativa, una dependencia de la SEP.
Como en el caso de Vallejo, Falzati mostró que no tenía tamaños para ocupar el cargo que le regalaron. En las instalaciones de Televisión Educativa se montó una exposición de la pintora Aurora Reyes y en el acto inaugural se leyeron algunos de sus poemas, y en eso llegó borracho el borracho y al grito de “¡A la chingada!” el culto funcionario la emprendió contra la exposición, pues creyó que el poema que se leía estaba dirigido al presidente Peña Nieto, pero lo cierto es que fue escrito hace varias décadas (Aurora Reyes murió en 1985).
Con su numerito, Falzati demostró su profunda ignorancia y su desprecio por las manifestaciones artísticas, por lo que, además de fraudulento se mostró como un completo ignorante, pues desconoce la obra pictórica de la artista, primera mexicana que ejecutó un mural (en el Centro Escolar Revolución) y desde luego nada sabe de la producción literaria de la artista chihuahuense, nieta por cierto de Bernardo Reyes.
Vallejo también se va por ignorante, pues dice no saber que su hijo andaba en malas compañías, cerca de los grandes delincuentes de Michoacán. Se va también por motivos de salud (o más bien de enfermedad) y sobre todo por inepto, pues hay que ver la triste condición en que deja a Michoacán. Infaustos estos Faustos.