Goles y reformas

Teodoro Barajas Rodríguez

A la par que avanza el calendario mundialista de Brasil, en México se concretan reformas polémicas, el debate se suscita como siempre fue predecible, el disenso está a la orden del día como rasgo típico en la clase política nuestra.

El futbol no tiene la culpa del precario nivel de participación social que se registra en nuestro país, al momento de discutir temas catalogados como de interés común.

Hay quienes argumentan que lo prioritario lo encajonan, lo limitan para cubrirlo con la gigantesca mercadotecnia de las grandes empresas trasnacionales patrocinadoras del juego más popular en el mundo, esa aseveración se escucha como un gran lugar común, menospreciar así a los mexicanos es un insulto.

Quienes señalan el futbol como el causante del atraso o distractor ideal para inocular el virus de la manipulación o enajenación desconocen los niveles de desarrollo en países con una dilatada tradición pambolera como Alemania, máxima economía actual en Europa, Holanda o Italia, incluso Brasil en el periodo de Lula Da Silva registró un alto índice de crecimiento económico.

Se ha dicho que le robaron goles a México en su juego contra Camerún y el petróleo a través de las decisiones tomadas por los legisladores, en el terreno de las privatizaciones la goleada nos fue impuesta hace muchos años porque la economía de nuestro país se plegó, pie juntillas, a los dictados del consenso de Washington y aún padecemos los efectos.

Las leyes secundarias o mejor dicho su discusión y aprobación en nuestro país no generan atractivo importante porque los propios legisladores así lo evidencian, se ausentan para ver el futbol o porque para ellos las prioridades son otras. El gasolinazo sigue su curso, sí, este incremento indiscriminado es responsabilidad en primera instancia de los diputados y senadores de todos los partidos quienes lo aprobaron, aunque ahora lo olviden porque la memoria es corta o ausente.

México no registra recuperación económica, el desempleo galopa imparable; la inseguridad sigue como gran pendiente, el Estado de derecho hace tiempo se convirtió en uno de simulación. Los datos duros e indicadores fortalecen la percepción que apunta al caos.

No creemos que todo México esté pegado al televisor para ver todos los juegos de Brasil 2014, el deporte es en esencia un ejercicio lúdico que en muchos casos se sobredimensiona, esto es fácil de entender si revisamos el comportamiento de países como España, Alemania, Inglaterra, Suiza y muchos más que tienen una dilatada tradición futbolera y desarrollo sostenido.

La clase política en general hace más daño que el futbol; se aprueban legislaciones aunque persisten los problemas viejos como la desigualdad, el nivel de involucramiento del mexicano promedio es muy bajo en temas que debieran ser de interés común, pero no se diga de las fiestas patronales o los juegos, la pasión desatada, el fervor como distintivo, el fracaso como destino a menos que algo cambiemos urgentemente.