Entrevista a Luigi Amara/Escritor y editor
Por Moisés Castillo
“La Selección está hundida, no tiene pies ni cabeza,
y es consecuencia de una comprensión del futbol bastante mercadotécnica”
Todavía no comienza el Mundial de Futbol Brasil 2014 y muchas personas ya lo odian. Desde tiempos de Jorge Luis Borges —o años más allá—, el deporte que inventaron los ingleses despierta críticas y comentarios fuera de lugar. El mismo escritor argentino decía que el futbol es popular porque la estupidez es popular. Y preguntaba: “¿Qué hacen veintidós estúpidos corriendo tras una sola pelota?”
Tal vez ese resentimiento se podría explicar porque cuando era niño, a la hora del recreo, nadie lo escogía para integrar las alineaciones de los equipos o siempre terminaba en la portería. Quizá sus compañeritos del barrio lo odiaban porque no les prestaba su balón nuevo. Un misterio sin resolver.
Pero, ¿a quién no le puede gustar el gol que anotó Manuel Negrete de tijera en el Mundial de México 1986? ¿Quién no disfruta el gol de Diego Armando Maradona luego de quitarse de encima a medio equipo inglés? ¿Quién no se emociona con el golazo de Dennis Bergkamp que casi le fractura la cintura al argentino Roberto Ayala? Ese tipo de jugadas son capaces de detener el reloj y regresarnos a un pasado formidable. Para muchos, ésos y otros goles entrañables son la única felicidad que han tenido en sus vidas.
El escritor Javier Marías dice que el aficionado recuerda su vida por los cortes que cada cuatro años presentan los mundiales. Los antifutboleros mexicanos lo hacen cada sexenio. Es que pareciera que todos los males de este país son por culpa del futbol. Por ejemplo, 1994 fue un año negro, difícil, que culminó con el error de diciembre pero nadie se perdió los juegos de la Selección Mexicana comandada por Miguel Mejía Barón. El Zócalo capitalino y el Ángel de la Independencia fueron testigos fieles de esas alegrías pasteurizadas. En la escuela, en los trabajos, en las charlas de café se escuchaban los comentarios de “pinche Zague, por qué levantó su cabezota”, “qué golazos de Luis García”, “pinche Hugo, por qué no quiso entrar”, “aparte de fallar el penal, Jorge Rodríguez es bien grosero… cuando erró dijo «puta madre»”.
Ahora con las redes sociales, el futbol se convirtió en el verdadero Satanás: mientras tú ves el mundial se estarán aprobando las leyes secundarias de la reforma energética. No me imagino a los defensores del pueblo, ya ni siquiera ver el insufrible Canal del Congreso, leer en qué consisten los 32 ordenamientos —entre nuevas leyes y modificaciones a ordenamientos existentes— que tienen que ver con la nueva forma de operar de Pemex. Cuando el Tri pasó de panzazo al Mundial se leía en Facebook y Twitter “mientras festejan, en Nueva Zelanda se leen 10 veces más libros que en México”. La gente a veces enloquece.
Hace poco el escritor Antonio Ortuño escribió en su muro: “Canadá no va al Mundial pero tiene once premios Nobel, dice un meme. Pues EU, Inglaterra y Alemania sí van y juntan 490 premios Nobel. A ver si los canadienses se ponen a entrenar”.
El futbol es un juego lúcido que depara glorias y decepciones. Nada más. Si México gana el Mundial, el país será el mismo, la mitad de la población seguirá en pobreza y la corrupción intacta. Ser aficionado de un equipo de futbol representa un deseo de pertenencia, como dice Juan Villoro: “Aficionarme al Necaxa fue pertenecer al barrio y a mi propio país. Hasta la fecha soy de este equipo porque es imposible cambiar o negar la infancia, es la única traición que no puedes hacer en la vida”.
El escritor Luigi Amara encontró su pasión por el futbol en la escuela, jugando con sus compañeros de clase. Dicen que es difícil aficionarse a un deporte sin querer practicarlo, y eso pasó con el autor de La escuela del aburrimiento. Es seguidor de los Pumas, porque estudió en la UNAM, pero “cada vez me siento más alejado los himnos seudofascistoides, los saludos casi hitlerianos, las porras bastante primitivas. Hace mucho que no me gusta ni siquiera ir al estadio, porque me parece deprimente”.
La Selección está hundida
Para el fundador de la editorial Tumbona, Argentina derrotará a España en la gran final, y así comenzará la leyenda de Lionel Messi.
Faltan unos días para que empiece el Mundial de Brasil, ¿la Selección Mexicana llegará al ansiado quinto partido?
No se va a llegar ni al cuarto, la verdad. Me parece que como nunca antes la Selección está hundida, no tiene ni pies ni cabeza, y es consecuencia de una comprensión del futbol bastante mercadotécnica donde lo que importa es el negocio, tanto en la liga como en el Mundial. Cumplido el objetivo de llegar a Brasil, que es lo que produce dinero, lo demás es secundario. Ojalá me equivoque, pero siento que esta Selección no va a pasar la fase de grupos.
Cada cuatro años se renuevan las esperanzas y se piensa ciegamente que el Tri es la mejor selección, y que le pueden jugar de tú a tú a cualquiera, ¿notas algo sobresaliente al equipo del “Piojo” Herrera?
No, nada. Es un poco lo mismo de siempre, salvo que en declive. Los jugadores que quizá prometieron hace tiempo como el Chicharito, ahora está hundido en la mediocridad; Vela no quiere jugar, Giovani no destaca más que en sus equipos de liga, y creo que las promesas que juegan en la liga local son eso, promesas. No han demostrado nada. Buscando la experiencia, Herrera apostó por una defensa veterana y que tenemos que esperar lo peor con jugadores veloces que tendremos como rivales. Rafa Márquez, Maza Rodríguez, Salcido son unos veteranos que pueden ser muy vulnerables con paredes y con pases profundos.
Se dice que el partido contra Camerún es clave para aspirar a los octavos de final, ¿coincides con este pronóstico? ¿Cómo ves a los equipos que enfrentará México?
Los tres son equipos muy difíciles. Brasil, obvio, por ser local y campeón del mundo muchas veces. Camerún, que podría parecer el partido más accesible para México, lo veo dificilísimo, porque de algún modo es un partido crucial también para ellos. Qué estará diciendo la prensa en Camerún, lo mismo, ¿no? Mi pronóstico si acaso es un empate, luego derrotas con Brasil y Croacia.
Escribiste hace unos años que no te pareció que el Mundial de Sudáfrica careciera de magia, viste partidos buenos, al final España ganó. ¿Cómo te imaginas el Mundial de Brasil? ¿Será aburrido, espectacular? ¿Cuáles son tus expectativas?
Hablar de partidos aburridos es muy relativo. Aburrido desde qué punto de vista. Puede haber cero-ceros trepidantes, cada vez se reducen más las distancias entre los equipos, cada vez son duelos más reñidos, sordos, y puede tender a que haya menos espectacularidad. Pero también es un tanto extraño pedirle al juego espectacularidad, más bien es una imposición comercial y televisiva de que un partido debe ser espectacular. Un partido de futbol tiene que ser lo que tiene que ser. A mí siempre me llama la atención que se juzgue el futbol brasileño de que esté en crisis, porque ya no es el juego bonito de antes. En realidad el tiempo ha cambiado y quizá son buenos partidos pero en otro sentido.
¿Cuáles son los peores recuerdos que tienes de los mundiales en los que ha jugado México? Pienso, por ejemplo, en el partido contra Estados Unidos en el Mundial de Corea-Japón.
El primer recuerdo que tengo de un mundial fue el de 1978, era un niño pero recuerdo algunas cosas de ese mundial. Entre otras cosas, la decepción de toda mi familia, de mis tíos, del desempeño de la Selección. Por primera vez me di cuenta de lo que podía ser un mundial, la pasión por un equipo cuando todo es desilusión. Ese recuerdo —fue un fiasco absoluto la Selección— es uno de los más marcados que tengo. Me impresionó mucho que pudiera pasar algo tan lejos, en Argentina, y que todo el mundo se hundiera en la depresión y en el desánimo.
¿Qué jugador es tu favorito en la historia de los mundiales?
Siempre me ha gustado la posición de portero. Me atrae la idea de un jugador que es decisivo, cuyos errores suelen ser determinantes y que la mayoría del tiempo está como un espectador, como una especie de sombra solitaria en el fondo del campo. Recuerdo a Jean-Marie Pfaff, un gran portero; a Rinat Dasayev. Y mexicanos, creo que el jugador que más recuerdo es Manolo Negrete, por el golazo que metió en el Azteca en el 86.
¿Qué es lo que te disgusta de todo lo que rodea al futbol? ¿La publicidad, los comentaristas de televisión que la mayoría son insufribles?
Esta tendencia de convertir el deporte en un negocio multimillonario. Estaba leyendo que las probabilidades calculadas por casas de apuestas, con base en datos estadísticos, de que México gane el mundial es .01 por ciento, o sea cercano a 0. Ese .01 da para negocios millonarios de mucha gente, comenzando por las televisoras. Eso es algo que me parece grave, cuando empieza a afectar el juego, cuando lo deportivo se ve empañado por esa insaciabilidad económica y entonces tenemos ligas mediocres pero que dan dinero, tenemos selecciones paupérrimas pero que generan ingresos. Ahí es donde la balanza se inclina del lado del dinero en desmedro del juego.
El futbol no tiene la culpa
Se criticó a Cristiano Ronaldo por quitarse la playera tras anotar el penal en la final de la Champions, el perfecto metrosexual. ¿Los jugadores ahora se preocupan más por su imagen que por su juego?
Mientras más mediático sea el futbol, veremos más estas imágenes. Por más odioso que sea Cristiano Ronaldo, por más interesado en su imagen, en depilarse las cejas, él, como Balotelli —que tuvo un festejo parecido de quitarse la playera y enseñar sus músculos—, no se preocupa sólo por su imagen, también es un gran futbolista. De algún modo justifica su ego desmedido en la cancha, claro que nos puede repugnar, pero es algo que le da cierta pulpa al futbol. Si no pudiéramos odiar a pierna suelta a Ronaldo, parte del encanto del futbol se perdería. Él lo sabe y juega también a hacerse más odioso. Si fuera pura imagen y nada de futbol, sería patético, pero creo que ha demostrado ser un gran jugador. Quizás es demasiado individualista, pero efectivo en la cancha. Que siga haciendo sus desplantes, no nos afectan demasiado.
Pareciera que todos los males de este país son causados por futbol. En las redes sociales se dice que mientras la gente ve el Mundial se aprobarán las leyes secundarias de la reforma energética, ¿el futbol es el malo de la película?
El futbol no tiene la culpa, sí es sospechoso que se planeen las discusiones de reformas importantes justo en periodo mundialista, justo cuando juega México. Hay motivo para la suspicacia, no creo que sea gratuito. Es verdad que el futbol no tiene la culpa. Pienso que hay espacio para todo. Está bien dedicar cada cuatro años tiempo para ver el futbol, para analizarlo, festejarlo, pero también creo que a veces la sociedad, justo por andar enfrascada en una serie de cosas, olvida otras. No es culpa del futbol, sino de una sociedad bastante apática que, ante problemas sociales gravísimos que hay en México, no parece interesada en ver nada. El ejemplo brasileño va a ser bastante llamativo, porque se va a jugar un mundial paralelo que es el de las protestas sociales, protestas a nivel global que se van a dar cita allí y que de algún modo van a mostrar que no necesariamente el futbol está reñido con el descontento, no tiene que ser una cosa u otra. Puede ser una buena idea hacer protestas viendo el futbol, hacer una protesta pambolera, eso me parece que le da la vuelta a ese argumento de que el futbol nos vuelve apáticos. El futbol puede ser un punto de reunión para convocar descontentos.
Nunca ganaremos el Mundial
¿Cuál es el legado de México en los mundiales? ¿Puede ser el “sí se puede” o “el cielito lindo”?
Acabo de ver un álbum de 10 jugadores clave en la historia de los mundiales. Obviamente tuve que recorrer todo con lupa para darme cuenta de que no había ningún mexicano. Realmente la participación de México en los mundiales ha sido bastante anecdótica. Ha dejado huella por su corrupción, por el escándalo de los cachirules, no haber ido a un mundial por hacer trampa. Es reflejo de un país, de entender, incluso, el deporte. Roberto Madrazo gana el maratón de Berlín después de haberse subido al metro. Eso es lo mismo que los cachirules, es el tipo de imagen que da México en los mundiales.
Hay una canción del grupo musical La Habitación Roja que se llama “Nunca ganaremos el mundial” y la Furia española dijo lo contrario años después… ¿Ganaremos alguna vez el mundial?
No