Gonzalo Valdés Medellín

Surge Erótica marina o las huellas del piachielo (Inspirada en Mi vida con la ola de Octavio Paz, poemas de Efraín Huerta, Jaime Sabines, Julio Cortázar, Efraín Bartolomé y una canción de Leonard Cohen: “Ain´t no cure for love”), puesta teatral que se llevará cabo el 30 de junio a las 20:00 horas, en el Patio Barroco de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). El 30 de junio se conmemora el natalicio de uno de nuestros máximos poetas, José Emilio Pacheco, que a 75 años de su nacimiento será objeto de este Homenaje Nacional por parte de la UAQ a través de la Dirección de Difusión Cultural. La obra de teatro Erótica marina o las huellas del picahielo forma parte del repertorio de Navíosteatro contemporáneo UAQ, agrupación que celebra su X Aniversario (2004-2014). La dramaturgia y dirección escénica es de Javier Velázquez. La música electrónica en vivo, compuesta y ejecutada por Ernesto Martínez, músico que ha creado catorce partituras musicales originales para cada una de las catorce obras estrenadas en la historia de Navíosteatro. Los participantes de esta puesta son Luz Zavala, Génesis Frías, Arturo Rincón, Rodolfo Álvarez “El Fito”. Desde el 3 de marzo, en que se estrena, esta obra In Memoriam Octavio Paz en el Teatro Principal de la Universidad de Guanajuato, también se ha presentado en el Día Mundial del Teatro (27 de marzo) en el Patio Barroco, espacio donde realizó varias funciones. La trama contempla dos historias paralelas de amor, erotismo, suicidio y muerte donde aparecen los siguientes personajes: la Mujer de negro que ama los picahielos, el Guarura que lee, la Bailarina que sueña con ser Ola, el Hombre-Libro y el Eterno Enamorado de la Mujer de Negro que ama los picahielos, personajes que se cruzan y entrecruzan en conflictivas y tormentosas relaciones en el mar, en la alcoba, en el muelle y en el bar…. La metáfora del picahielo es utilizada por el dramaturgo como la metáfora del poder erótico, sexual, carnal y como símbolo del tanatismo entre los personajes. En la marea de poesía surge la música subliminal de Ernesto Martínez quien toca en el Bar El Perro Infernal.