Entrevista a Silvia Torres-Peimbert/Investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM

Jacquelin Ramos

 

La teoría heliocéntrica es la que sostiene que la tierra y los demás planetas giran alrededor del Sol, propuesta realizada en la antigüedad por el griego Aristarco de Samos (310 a. C.-230 a. C.), quien se basó en medidas sencillas de la distancia entre la Tierra y el Sol, determinando un tamaño mucho mayor para el Sol que para la Tierra. Esta idea no trascendió en esa época y en los siglos siguientes, a causa una visión antropocéntrica imperante de aquella era.

Sin embargo, más de un milenio después, entre 1500 y 1514, la teoría volvería a ser formulada, esta vez por el cura polaco Nicolás Copérnico, quien por miedo a ser considerado hereje circuló en secreto su teoría heliocéntrica en un pequeño esbozo de cuarenta páginas con el nombre de Commmentariolus (comentarios, en latín), que ponía el Sol en el centro del espacio y la Tierra a girar a su alrededor. Éste sin duda alguna era el principio del fin de las ideas aristotélicas y tolomistas, ideas aceptadas durante siglos por el hombre y la Iglesia.

Por ello, para celebrar este hito en la historia de la ciencia y la astronomía, México celebra hasta mayo de 2015, el Año de Copérnico, en conmemoración de los 500 años de la primera publicación preliminar “que rompió con los paradigmas que por siglos fueron inamovibles al posicionar en nuestra galaxia al Sol en el centro y a la Tierra girando a su alrededor”, así lo señaló en entrevista a Siempre! Silvia Torres-Peimbert, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM.

Asegura la astrónoma mexicana que las ideas de Copérnico —uno de los más influyentes astrónomos de la historia— marcaron el comienzo de lo que se conoce como la Revolución Científica, donde no sólo se obtuvo un cambio importantísimo en la astronomía, sino en las ciencias en general y particularmente en la cosmovisión de la civilización.

¿Cuáles fueron las aportaciones del astrónomo y que hasta hoy siguen teniendo impacto en el mundo?

El asunto es muy sencillo, en la antigüedad se suponía como nuestra intuición nos dice “que la Tierra está fija, y que el Sol y las estrellas giran alrededor de la Tierra”, es lo que sentimos. Esto lo fueron confeccionando cada vez con más detalle, y el que reúne todos estos datos e informaciones es el astrónomo griego Claudio Tolomeo, que en siglo II escribe el tratado astronómico Almagesto. Ahí expresa muchos elementos de astronomía y en particular la preocupación de tratar de explicar que la Tierra estaba inmóvil y ocupaba el centro del Universo, y que el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas giraban a su alrededor, a esta teoría lo llamó epiciclo. Entonces todo esto resultaba complicado y las observaciones eran bastantes deficientes porque era muy difícil medir la posición exacta de los astros y de los planetas en particular.

Entonces, cuando Nicolás Copérnico trata de entender todos estos movimientos —en 1500—, propone una idea alterna: “que sea el Sol el que está quieto, y que la Tierra y los demás planetas giran alrededor del Sol”. Copérnico hace toda esta propuesta pero no está muy seguro, es cuando empieza a tener cierto temor no solamente a la Iglesia, sino miedo a que se rían de él, al ridículo, a la preocupación de qué van a pensar los demás. Esto lo propone entre 1500 y 1514 en un pequeño texto que se llama Commentariolus. Lo deja ahí descansando y sólo se lo comunica a otros astrónomos, y fue en 1543, al fin de su vida, cuando publica el libro De Revolutionibus Orbium Coelestium.

Sin embargo, este texto tampoco se hace público porque no era de buen gusto decir que el Sol estaba quieto y que la Tierra daba vueltas alrededor del Sol. Posteriormente, fueron Galileo Galilei y Johannes Kepler quienes aceptaron inmediatamente el universo copernicano y, a partir de ahí, surgieron otros grandes hombres de ciencia como Isaac Newton.

Ésa es mucha de la historia de este concepto, así que podemos asegurar que las ideas de Copérnico fueron fundamentales para ese cambio importantísimo no sólo en la astronomía y en la ciencia en general, sino particularmente en la cosmovisión de la civilización, ideas que marcaron el comienzo de una nueva Revolución Científica.

¿Cuáles eran las concepciones principales del documento Commentariolus?

Hay que decir que son documentos muy áridos para ustedes, porque están escritos en latín, son muy matemáticos, no son de fácil acceso, aun para nosotros los astrónomos tampoco es fácil entender exactamente sus argumentos. En él, Copérnico plantea siete puntos de definición. El primero, el más importante, el fundamental es que “el Sol está quieto y que es la Tierra la que da vueltas alrededor del él”.

Otro de los siete axiomas se encuentra en que cualquier movimiento que parezca acontecer en la esfera de las estrellas fijas, no se debe en realidad a ningún movimiento de éstas, sino más bien al movimiento de la Tierra. Así pues, la Tierra, junto con los elementos circundantes, lleva a cabo diariamente una revolución completa alrededor de su eje, mientras que la esfera de las estrellas y último cielo permanece inmóvil. También asegura en el documento que los movimientos aparentemente retrógrados y directos de los planetas no se deben en realidad a su propio movimiento, sino al de la Tierra. Por consiguiente, éste por sí solo basta para explicar muchas de las aparentes irregularidades que en el cielo se observan.

Precisamente para conmemorar la elaboración del manuscrito, México dedica el año de Copérnico. ¿Puede platicarnos más sobre esta celebración?

Para los astrónomos, Copérnico es un personaje muy importante, por lo que deseamos que en este evento se reconozca su aportación científica, pues a pesar de no contar con la tecnología para demostrar su propuesta estaba en lo cierto y la ciencia lo comprobó fehacientemente. Así es que habrá varias expresiones por parte de la UNAM y la Embajada de Polonia para hacer del conocimiento público todo este legado del astrónomo.

Hasta el momento todavía no están bien organizadas las actividades. Sabemos que en este Instituto de Astronomía, junto con otras instituciones como la Dirección de Divulgación de la Ciencia Universum, la Agencia Espacial Mexicana, la UAM y el IPN, se realizarán conferencias, talleres donde se realizará armado de cohetes y naves exploradoras, así como cápsulas de radio y otros eventos. Además, la Noche de las estrellas, que se llevará a cabo en noviembre, realizará una especial dedicada al científico polaco.

¿Por qué es importante que el público y en especial los jóvenes valoren y tengan conocimiento de la notable labor de Copérnico?

Lo que necesitamos es interesarlos en la ciencia, y como parte de la ciencia es la reflexión sobre la importancia de obras como la de Copérnico. Es necesario que los jóvenes conozcan su obra, la trascendencia que tuvo y el cambio que representó para tratar de fomentar el pensamiento crítico. Tal vez ahora que estamos haciendo y encontrando más resultados en las dimensiones del universo, de la riqueza que existe, etc; les podrían parecer pequeños, pero en realidad son los elementos básicos de donde sale la astronomía moderna, la astrofísica moderna.

Más que el astrónomo, ¿quién era Nicolás Copérnico? y ¿qué otro tipo de aportaciones hizo al mundo?

Copérnico fue un hombre del Renacimiento. Como estudiante de la Universidad de Cracovia y de Bolonia posteriormente, Nicolás se especializó en temáticas tan diversas como la medicina, el derecho, la economía y la filosofía. Sin embargo, sería la astronomía su gran hobby, la que catapultó sus pensamientos hacia la ciencia. También incursionó en la pintura, seguramente allí entró en contacto con los instrumentos astronómicos que luego estarían en el centro de su interés.

Fue un clérigo, pasando por supuesto por el estudio de la filosofía religiosa a la que se dedicó por varios años. De joven viajó para estudiar y luego regresó a Polonia para estar bajo la custodia de su tío, también un clérigo notable, que le dio la posibilidad de estar en una de las abadías más importantes.

Realmente la vida de trabajo de Copérnico se dividió en ser clérigo y ser científico, la verdad es que a él le interesaba más la ciencia, hasta en ocasiones le llegaron a reclamar por descuidar sus labores de clerecía.

En cuanto a otras aportaciones, Copérnico siempre estuvo más dedicado a la astronomía, sin embargo también practicó la medicina y cultivó sus intereses humanistas.