Luego de una entrevista con la cadena de televisión ABC, en la que el presidente de Estados Unidos Barack Obama pidió a los padres centroamericanos que “no envíen a sus hijos no acompañados en trenes o a través de un grupo de traficantes” de personas y de insistir en que “Si llegan, los enviaremos de vuelta y, lo que es más importante, podrían no llegar”, los gobiernos afectados por la creciente crisis migratoria se reúnen en busca de medidas que erradiquen la alarmante situación que suma ya unos 52 mil niños inmigrantes, en los últimos 9 meses.
En una declaración extraordinaria en la XIX Conferencia Regional de Migración – en Managua — México junto con Estados Unidos, Canadá, Honduras, Guatemala y El Salvador, invitan a proteger los derechos humanos de los niños migrantes en su recorrido, desmantelar las mafias de traficantes de personas y difundir campañas mediáticas para acabar con el rumor de la falsa promesa de que serán legalizados al llegar Estados Unidos.
Mercedes Guillén, subsecretaria de migración en la secretaría de Gobernación, que representó a México en el encuentro, dijo “estaremos más vigilantes en la frontera sur” y reconoció que para el Gobierno el fenómeno de los niños migrantes ha sido difícil de detectar, “es prácticamente invisible porque los tratantes de personas ni siquiera pasan por los albergues normales, operados por la sociedad civil”.
Asimismo, aseguró que México no desea cerrar los caminos a los que huyen al norte para buscar una mejor vida, “no estamos optando de ninguna manera por el cierre de frontera, pero sí vamos por un ordenamiento de los flujos migratorios”, “el gobierno de Enrique Peña Nieto se encuentra trabajando, sobre todo con Guatemala y Belice, para dar orden a la migración”. En los próximos días el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, presentará los detalles del programa Paso Seguro, que estará orientado a regular esta situación.
Todos los países se comprometieron a “proporcionar información precisa” que desmienta los rumores propagados por traficantes de personas para incentivar la migración irregular; de igual forma, circularán campañas en los medios para comunicar “los peligros del viaje y la falta de disponibilidad de los permisos para los que llegan a Estados Unidos”. La declaración extraordinaria, sin embargo, también señala que “algunos” de estos niños y adolescentes “pueden obtener la condición de refugiado” tras los procesos que sean necesarios para determinarlo.
Por su parte, hoy Barack Obama – en una carta enviada a dirigentes legislativos — pidió al Congreso nuevos fondos, se estima que se trata de la cantidad de 2 mil millones de dólares, para afrontar la llegada de niños centroamericanos; busca también dar más autoridad a su administración para acelerar la deportación y exigió mayores castigos para quienes trafiquen con inmigrantes.
La ley estadounidense prohíbe al Departamento de Seguridad Nacional deportar a los niños inmigrantes de inmediato al llegar al país, en caso de que su nación de origen no comparta una frontera con este, por lo que no puede hacerlo con los menores que vienen de Guatemala, Honduras o El Salvador, por lo que el gobierno de Obama busca obtener la autorización del Congreso para hacer ese proceso más similar al de los niños que llegan desde México, que pueden ser deportados más fácilmente.
Al llegar a Estados Unidos, los niños centroamericanos atrapados, son reubicados en instituciones federales o con parientes dentro del país en espera de que su caso avance a través del sistema de justicia migratoria estadounidense, proceso lento pero que regularmente conduce a la deportación.
