El PAN no negociará

 

 

 

La medida más segura de toda fuerza es

la resistencia que vence.

Stefan Zweig

 

José Fonseca

 

 

 

Cuando faltan por aprobar las leyes reglamentarias de las dos principales reformas estructurales, la energética y la de telecomunicaciones, ha sido el PAN de Gustavo Madero la formación política que cada día idea algo para presionar —chantajear— dicen algunos al Congreso de la Unión, para imponerle a los otros dos grandes partidos sus puntos de vista.

 

Alentado por el triunfo que significó que les aprobaran ese atentado contra el Pacto Federal que es la centralización de todas las elecciones, ha decidido que ya no negociará, sólo presionará para conseguir sus objetivos políticos electorales.

 

Una y otra vez Madero aprovecha las circunstancias que rodean los debates por las leyes reglamentarias de las reformas constitucionales aprobadas el año pasado para intentar obstaculizar al PRI la utilización de su estructura nacional, la cual, sabe el chihuahuense, es el enemigo a vencer.

 

En ese intento, el PAN de Gustavo Madero, como se dijo líneas arriba no ha tenido empacho en echar a la basura todas las batallas panistas del pasado, las cuales giraron en torno a un auténtico federalismo.

 

En franca contradicción a su discurso “democrático”, ha llegado al extremo de exigirle al presidente de la república que “le ordene” a los congresos locales ya adecuar sus legislaciones locales a la reforma electoral aprobada por el Congreso Federal.

 

Ignora que las dificultades en los congresos locales tienen estrecha relación con las peculiaridades regionales, las mismas que ignoraron al proponer la nueva ley electoral. Ignora que, si bien en muchos estados el PRI tiene mayoría, en los congresos locales se necesitan los votos de otras fuerzas políticas. Porque la adecuación exigirá cambios a las Constituciones estatales, para lo cual hace falta mayoría calificada, esto es, dos tercios de la votación.

 

Esta semana lanzó el PAN nueva embestida. Ahora exige que se les cierren espacios a los partidos pequeños. Y, para ello, vuelve a chantajear con retirarse de las negociaciones en el Congreso para las leyes reglamentarias de las reformas constitucionales.

 

Sortear el chantaje exigirá de todo el temple del presidente de la república, de los líderes priistas en el Congreso y, sobre todo, mucha paciencia ante el ensoberbecido Madero.

 

La racionalidad les dice que ahora es tiempo de recoger varas, ya llegará el tiempo de lanzar cohetes.

 

jfonseca@cafepolitico.com