Reuven Rivlin, décimo presidente de Israel

 

In memoriam de Ovidio Gondi (González Díaz) el gran periodista asturiano,

uno de los republicanos españoles que llegaron a Veracruz a bordo del Sinaia,

hace 75 años, el 13 de junio de 1939. Un inolvidable maestro.

 

 

 

Bernardo González Solano

La bíblica historia del Oriente Medio parece no tener fin. El pasado domingo 8 del mes en curso, tuvo lugar otro capítulo de la convulsa convivencia religiosa —católica, judía y musulmana—, a convocatoria del Papa Francisco durante su reciente viaje a Levante, a los presidentes de Israel, Shimon Peres, y al de Palestina, Mahmud Abbas, para orar por la paz como signo de fraternidad de los hijos de Abraham. La simbólica oración tuvo lugar en los jardines de la Casina Pio IV, no lejos del Museo Vaticano. El pontífice argentino habló en italiano y dijo: “¡Nunca más la guerra! Con la guerra todo queda destruido…ruego porque el estilo de nuestra vida se convierta en shalom, paz y salam”. En su turno, Peres, reconoció que la paz “no se consigue fácilmente” e instó a “luchar con todas nuestras fuerzas para llegar a ella. Para conseguirla pronto, incluso si para ello se requieren sacrificios o compromisos”. Y Abbas, por su parte, aprovechando la oportunidad, pidió además de la paz “para nosotros y nuestros vecinos”, también “libertad para Palestina”. Deseó que “Palestina, y Jerusalén en particular, sean una tierra segura para todos los creyentes, y un lugar de oración y veneración para los seguidores de las tres religiones monoteístas. Francisco rubricó: “para conseguir la paz, se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento: sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no a la doblez…”

Para Shimon Peres (uno de los “padres fundadores” de Eretz Israel en 1948, aún con vida, que se ha desempeñado en tres ocasiones distintas como primer ministro), éste fue uno de sus últimos actos como jefe del Estado de la nación judía, pues el próximo 24 de julio, poco antes de que cumpla 91 años de edad, será reemplazado en el cargo por Reuven Revlin, casi de 75 años de edad, miembro destacado del Likud, diputado con amplia trayectoria derechista y demócrata, que será el décimo primer presidente de Israel. El primero fue Jaim Azriel Wiezmann.

Peres es uno de los últimos dirigentes de la época del nacimiento de Israel cuando la ONU dispuso el parto de dos estados: uno judío y otro árabe y solo el primero sobrevivió. Szymon Persky (su nombre original, nació el 2 de agosto de 1923 en Winznievo, Polonia, actual Vishneva, Bielorrusia). Goza de notoriedad tanto en el escenario internacional como dentro de Israel, que le ha concedido una desbordante autoridad que va más allá de lo meramente honorífico y protocolario de su función presidencial. Todo un personaje. Acaba de visitar México.

Reuven Rivlin se hizo, el martes 10, con la Presidencia de Israel en una apretada votación en la Kneset en la que fueron necesarias dos vueltas para elegir al sucesor del legendario Shimon Peres. Revlin, que en comparación con su antecesor es prácticamente un soberano desconocido fuera de las fronteras israelíes, triunfó en la primera votación con 44 votos, lejos de los 60 para la mayoría absoluta, se impuso en la segunda con 63 boletas, mientras su más fuerte rival, aún más desconocido que él, de filiación centrista, Meir Shitrit, del Partido Hatmuah (El Movimiento) obtuvo 53. Esta ha sido una de las elecciones presidenciales más tensas que se recuerdan en el país, y tuvo lugar en el pleno de la Asamblea con la participación de 119 de los 120 diputados. Israel Katz, ministro de Transporte, que defendía la candidatura de su colega de partido, dijo: “Ha sido más dramático de lo que esperábamos, pero al final ha ganado Rivlin”. En la primera votación participaron cinco candidatos: tres políticos, la ex jueza suprema Dalia Dorner y el premio Nobel de Química 2011, por el descubrimiento de los cuasicristales, Dan Shechtman (1941, Tel Aviv), doctorado en ingeniería de materiales del Instituto Technion de Israel en 1972. Aunque solo obtuvo un voto a favor, es claro que la democracia israelí sirve a todos, de un Nobel de Química a un escritor, un dirigente sindical o al ciudadano común y corriente. Esto no es frecuente en México. Por eso la democracia de Israel es diferente a todas.

Tras anunciarse su victoria, Rivlin dijo en la Kneset: “Hemos llegado al final de un ciclo electoral difícil y turbulento: la confianza de la opinión pública en la presidencia ha sufrido un golpe duro. Es nuestro deber rehabilitarla”. Sus palabras se referían a la retirada del candidato favorito a la presidencia, el laborista Benyamin (Fuad) Ben Eliezer, que renunció a presentarse tras ser citado a declarar por un caso de corrupción. “La Kneset ha sido como mi segunda casa…La confianza que han depositado en mí me obliga a dejar de ser miembro del partido. Ya no seré más un hombre de partido, sino un hombre de la nación, del pueblo”…”Quiero hacer de la residencia presidencial una casa de colaboración, diálogo y comprensión”…”me dirijo a todos los ciudadanos de Israel, judíos, árabes, drusos, ricos, pobres, más o menos religiosos”.

El primer ministro, Benjamin Netanyahu, al comentar la decisión del parlamento, manifestó: “Vienes de lo más profundo de la herencia de Israel, de la herencia sionista, judía…Eres el primer ciudadano de Israel…Tus dos misiones importantes son: primero, unir a la nación. Segundo, representar a Israel en el mundo”, esto último como para ponerle claro que el “papel del Presidente” en Israel es simbólico.

De hecho, nadie ignora que entre ambos personajes no hay una relación cordial, por lo que se prevé una cohabitación difícil entre ambos. Su enemistad (que también es compartida por la discutida esposa del primer ministro, Sara Netanyahu), es vieja: debida más que nada al carácter independiente del ex presidente de la Kneset, lo que le ha llevado a oponerse en varias ocasiones con el jefe de gobierno, así como también lo hizo con el fallecido Ariel Sharon cuando ocupaba ese cargo. Incluso, Netanyahu trató inútilmente de cerrarle el paso a Rivlin, y trató de convencer al Premio Nobel de la Paz, el escritor judío húngaro de nacionalidad rumana Elie Wiesel, de 86 años de edad (no es ciudadano israelí) para que se presentara como candidato a la presidencia. El superviviente de los campos de exterminio nazis dijo que no le interesaba. Esta maniobra fue precedida por los esfuerzos de Netanyahu para quitarle a la presidencia de su país lo que constituye su prerrogativa más importante: escoger al personaje político susceptible de formar una coalición gubernamental estable como resultado de elecciones parlamentarias. Netanyahu fracasó y hasta el mes de mayo último fue cuando decidió apoyar a Rivlin para que fuera el sucesor del Premio Nobel de la paz 1994, cuando lo ganó junto a Isaac Rabin y el líder palestino Yaser Arafat.

Nacido en Jerusalén en 1939, casado y padre de cuatro hijos, Rivlin pertenece a una extensa familia que llegó a la Palestina otomana a principios del siglo XIX, y cuyos miembros pertenecen a las élites israelíes. Se licenció en derecho por la Universidad Hebrea de Jerusalén. Ha sido miembro de seis legislaturas de la Kneset y presidente de la misma; fue ministro de Comunicaciones en el gobierno de Ariel Sharon. El abogado vegetariano goza del sentido del humor, defensor del Gran Israel. que niega a los palestinos el derecho a un Estado propio, pensamiento que combina con un talante democrático exhibido desde que entró en el parlamento en 1988. “Siempre ha mantenido sus posiciones de forma independiente, incluso frente al férreo Ariel Sharon (ya fallecido) y el propio Netanyahu. Lo que es un buen atributo para la Presidencia”, como aseguró el editorial del periódico progresista Haaretz un día antes de su elección.

Encarnación de la derecha nacionalista más radical, sobre todo por su rechazo a todas las concesiones territoriales a los palestinos, Reuven Rivlin, sin embargo es un personaje más complejo de lo que parece. En este sentido es un ferviente partidario de la democracia parlamentaria y de la democracia a secas: lo demostró oponiéndose a una legislación en la Kneset que pretendía despojar a una diputada árabe-israelí de sus privilegios parlamentarios como “castigo” por haber participado en una flotilla con destino a la franja de Gaza para desafiar al bloqueo israelí. Pero, Rivlin es contrario a una solución de dos Estados, y son conocidas sus posturas a favor de un Estado único, lo que le restaría apoyos entre los sectores de centro e izquierda. No obstante, su pluralismo democrático no se traduce en el terreno religioso, debido a que defiende que la ortodoxia judía continúe al frente de las cuestiones civiles en la sociedad israelí, cerrando la puerta a otras corrientes como la conservadora o la reformista. En fin, democráticamente, Israel cuenta con un nuevo presidente para los próximos siete años. Shalom. Vale.