El Mundial y los días de guardar
¡Buena suerte, México!
José Elías Romero Apis
Llegó el Campeonato Mundial de Futbol y, con él, la euforia y la evasión. El ritual se cumple como cada cuatro años. El Mundial está destinado a enfrentarnos los unos con los otros, a medirnos y a conocernos. Según se nos dice, a la observación, a la reflexión, a la meditación sobre nuestra propia realidad, ya sin discursos ni promesas sino, tan sólo, con goles, con marcadores y con resultados.
Debiera aplicarse, también, al recuento de nuestras faltas y de nuestras omisiones. También, incluso, al de nuestros defectos. Nos propone, además, expiaciones y penitencias en la forma de vergüenza y de propósitos de enmienda. También podría servirnos para cosechar victorias y hasta glorias. Para instalar orgullos, repasar nuestro pasado y, si se puede, prepararnos para el porvenir.
De igual manera, la vida política, la económica y la social nos imponen tiempos en los que conviene retraernos, aunque fuera muy brevemente, para imaginar nuestro devenir y, acaso también, nuestro destino. El retirarnos todo un mes de la realidad para incorporarnos a la magia de la fantasía no es del todo tan malo. Un mes cada cuatro años equivale a una semana anual.
Pero, nos advierte que, después del solaz habrá de regresar la verdad. Dice el refrán que hay días de tronar cohetes y hay días de recoger varas. A la hora de la tronadera nos olvidamos de la pobreza, del desempleo, de la inseguridad, de la criminalidad y hasta de la desesperanza. Pero, a la hora de la recogedera nos duele recordar que el Mundial ya se haya acabado y sólo nos haya quedado, al frente, el deber y el cumplir.
También, prosiguen los tiempos de las reformas. Y, más tarde, los tiempos de las elecciones.
El Mundial ha sido hasta un biombo útil para el procesamiento de las reformas. Con la pantalla televisiva en plena efervescencia, se cancelan los inconvenientes de las marchas, los plantones, los bloqueos y las manifestaciones. Entiendo que la reforma reglamentaria en materia energética se discutirá el mero día que nuestra Selección Nacional se enfrente a la brasileña. ¡Ya parece que los antirreformistas se la van a perder! El Mundial ocupa todo un mes. Los publicistas y los restauranteros podrán hacer su agosto. Pero muchos otros, incluyendo a los políticos, también podrán tener un Mundial rentable si se aplican en el método y en la dirección correcta.
El biombo mundialista sirve para las reformas pero no sirve para las elecciones. Para entonces, ya no podrán tapar. Estos días de guardar nos avisan que las campañas electorales ya pronto estarán en marcha. Nos recuerdan que los sexenios también son finitos. Que, en las democracias, el poder político es transitorio. Más transitorio mientras mejor esté instalada la democracia. Como quiera, también es un imperativo contar con previsión y, para ello, se requieren los ejercicios de la imaginación.
Mientras tanto, amable lector, goce si le gusta, sueñe si puede y, como dicen por allí, ¡póngase la verde!
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