En medio de un escenario inestable, acosado desde Estados Unidos por los “fondos buitre”, el gobierno argentino refuerza sus relaciones económicas con   Rusia y China, socios estratégicos que forman parte de bloque de países conocido como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que acaban de fundar un banco de desarrollo.

El gobierno argentino podría entrar en quiebra el próximo 30 de julio, si el juez neoyorkino Thomas Griesa no admite una salida distinta a las exigencias del fondo buitre NML capital, propiedad del especulador Paul Singer, quien exige alrededor de mil 400 millones de dólares por bonos de deuda del país austral que compró a 40 millones.


Las “independiente” justicia estadounidense permite que fondos como los de Singer continúen extorsionando a gobiernos y entidades con problemas financieros para comprar sus deudas a precios de risa y después exigir pagos exorbitantes. La deuda argentina en manos del fondo buitre representa el 1% del total, ya que la mayoría de deudores han aceptado los canjes del gobierno argentino (2005, 2010 y 2013).
No obstante este acoso financiero, el gobierno argentino suscribió importantes acuerdos comerciales y de inversión con Rusia y China, además de ser invitada a la sexta Cumbre de los BRICS, que se llevó a cabo en la ciudad de Fortaleza, Brasil, entre el 14 y 16 de julio pasados.
Con Rusia, destacó la firma de cinco acuerdos de cooperación, uno de ellos, quizá el más importante, en materia de energía nuclear con usos pacíficos.
Si la relación de Argentina con Rusia fue calificada como estratégica, en el caso de China es mucho mayor. China es de hecho el segundo socio comercial del país sudamericano.
El viernes 19 de julio pasado, en Buenos Aires, los mandatarios Cristina Fernández y su homólogo chino Xi Jinping, suscribieron acuerdos por 11 mil millones de dólares, en los que se destaca las inversiones en dos represas hidroeléctricas y la renovación de una vía ferroviaria, esencial para el transporte de granos. No se puede olvidar que China es el principal comprador de productos agrícolas argentinos.


Es en este contexto que se visualiza el intenso movimiento geoestratégico global, donde Estados Unidos ha perdido influencia, pero sigue presionando para impedir el ascenso de los bloques externos. Así, mientras la justicia estadounidense busca poner de rodillas a países como Argentina, a través de los fondos buitres, sus más poderosos adversarios, buscan a través de otros mecanismos, intervenir en los escenarios antes restringidos. El juego entra en una nueva etapa.