Sara Rosalía

Por lo general con alarma y la verdad casi nunca con avaricia, se suele comentar en el gremio la creciente comercialización de la literatura. Cuando los escritores se valieron de la publicidad para vender sus libros, me causó gracia y hasta regocijo. Ya no me pareció tan bien, cuando hace años alguien del Fondo de Cultura Económica me comentó que no estaban haciendo reediciones, porque la literatura fresca se vendía más que la que iba en camino de convertirse en clásica.

Un caso paralelo ya antiguo son los best-sellers, los libros que se venden mucho, pero no consiguen, por eso del control de calidad, pasar al apartado de literatura, por más que nunca falta que se cuelen algunos gatos por liebres.Entre los best-sellers, por decir alguno, Jacqueline Suzann con El valle de las muñecasal que se encargó de impedirle la entrada el propio Norman Mailer en persona.

De la literatura a los libros

Luego vino el momento en que se contrataban muchachos egresados de Letras para que le dieran forma de libro a las memorias de la viuda de un narcotraficante, el ideario de un político o las calumnias de un alguien (ex esposa, ex amante o ex correligionario) para desprestigiar a un político. Total, todos son material impreso, libros. Y los lectores, curiosos infatigables, los consumen. Quien esto escribe no resistió quedarse sin saber los secretos de alcoba presidenciales(y de generales) de la periodista Isabel Arvide.

La otra plaga, compañera inseparable de la crisis económica, son los libros de autoayuda, desde cúrese usted mismo hasta serénese y no se suicide o sobre todo, si usted no es rico es porque no sabe venderse o le teme al éxito. En todos los casos, el objetivoes verse a sí mismo no como persona, sino como empresa. Para mí, que los libros de autoayuda alcanzan tales ventas porque el desempleado o subpagado los mira nocomo un entretenimiento, sino como una inversión. (Igual sucede con los cursos de capacitación o de idiomas o los posgrados y diplomados. Un chaleco salvavidas, un modo, en fin, de escapar al abismo de los que ni trabajan ni estudian regularmente.

Los más grandes y populares

Siempre me ha sorprendido que algunos entendidos les escatimen la entrada a algunos de los más grandes exclusivamente porque son los preferidos de los lectores, tal es el caso de Víctor Hugo que nunca pudo entrar al Colegio de Francia o de Jorge Amado que se le llama escritor de telenovelas, porque varias de sus obras de tan leídas han ido a parar al cine y a la TV. Mudos quedaron sus detractores cuando Francia eligió alabar a un solo autor de estas tierras con motivo del cuarto centenario y se homenajeó a Jorge Amado. A García Márquez le escatimaron méritos, aunque disminuyó un poco cuando obtuvo el Premio Nobel. Elena Poniatowska siempre ha ocupado los primeros lugares de venta en México y con La noche de Tlatelolco se colocó en la cima y ahora que recibió el Premio Cervantes ni siquiera la acompañó el presidente de Conaculta. En todos estos casos, la razón de fondo es el enfrentamiento ideológico. A Víctor Hugo le debe su apodo Napoleón el pequeño (el que nos invadió) e incluso su firme oposición le valió el exilio. De los tres últimos, Amado era comunista y visitó brevemente la cárcel unas once veces. García Márquez era de izquierda y amigo de revolucionarios como Fidel Castro, Bateman y Torrijos, y Poniatowska es radical no sólo en su vida sino en sus obras.

No se puede cerrar la lista de escritores populares sin mencionar a Cervantes. Y lo digo, porque interrogados cien escritores del mundo sobre los mejores de todos los tiempos. El Quijote ocupó el primer lugar indiscutible y a distancia de sus competidores como Shakespeare o Dostoievski. (García Márquez aparecía dos veces con Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera. El único mexicano, Juan Rulfo con Pedro Páramo.).

Los súper agentes literarios

Carmen Balcells(9 agosto de 1930) es una leyenda. Representa, entre muchos otros, a García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda, Camilo José Cela y los Goytisolo. ¿Qué quiere decir representa? Que en las ferias de libros o en cualquier otro momento ofrece los derechos de autor de estos escritores a los editores interesados y negocia con ellos hasta conseguir los contratos más cuantiosos, que, estratégicamente, son a corto plazo. Da adelantos a escritores para que se pongan a trabajar y hace contratos por país o por formato del libro. Ella fundó su agencia por 1956 y una de sus frases es convertir a los escritores en estrellas. Su sede es Barcelona y está orgullosa de su origen campesino. El lugar en que están los “lectores” de la editorial le llama Balcells “el cuarto de los sabios”. Los autores son denominados los” clientes” de la agencia.

En otro lado del mundo, en Nueva York, un egresado de Harvard, Andrew Wyliecrea su agencia en 1980 en Manhattan, aunque tiene oficina en Londres, la cual existe desde 1996. Si usted abre su página en internet aparecen sólo los nombres de los autores que representa y anuncia que no se recibe a nadie sin previa cita. Sus representados tienen un color multinacional o para usar una palabra poco agradable, globalizado. Presume de pasar su vida en un jet y de conocer los derechos de autor de cada país e incluso considera fundamental conocer otras culturas. La lista, interminable, incluye al ruso Vladimir Nabokov, el japonés YasunariKawabata, el chino Mo Yan, el turcoOrhanPamuk, el checo-francés Milan Kundera, el indio-británico Salman Rushdie, el argentino Jorge Luis Borges o el chileno Roberto Bolaño. Aunque la Balcells es la que tiene fama de ruda, a Wylie le apodan El Chacal. Se le acusa de atraer los autores de otras agencias con una estrategia poco sutil: ofrecerles más dólares. Es más joven que la Balcells, pues nació en 1947. Hijo de un editor, es egresado de Harvard, donde estudió Letras Francesas, habla, además de este idioma, italiano y conoce el griego al grado de poder recitar a Homero. Su apuesta es a favor de los buenos libros y su argumento es contundente: Shakespeare es mejor negocio que un autor de best-selllers. No le preocupan los e-book que, aunque irán más lejos, por lo pronto sólo representan el cuatro por ciento del mercado. Su defensa de los libros impresos va por el mismo camino que la de Shakespeare, pues considera que los lectores siempre querrán conservar a los grandes autores en un libro impreso. Representa los buenos libros que son los que le gusta leer. Hasta sus enemigos dicen que tiene un excelente gusto literario. No confía demasiado en los contratos y en ocasiones, dicen, sólo basta un apretón de manos para cerrar un trato.

El pasado 27 de mayo de este 2014 decidieron unirse los dos súper agentes literarios. Aunque aseguran que siempre se admiraron de lejos, se rumora que la primera vez que se vieron en los noventas en una Feria del Libro de Frankfurt salieron, ambos, molestos. El motivo es claro decidieron unirse para enfrentar a Amazon, Google y Apple. Lo que Balcells llama “una gran transformación” a la que asegura “he venido acompañando desde hace diez años” y que no es otra que “la explotación económica de la obra literaria en formato electrónico”. Wylie sostiene que hay que usar a los ya establecidos para los e-book y menciona explícitamente a Amazon, con quien ya ha hecho negocio, y a Google. Algunos más maliciosos aseguran que la meta es más sencilla y obvia: el mercado hispano en los Estados Unidos. Aunque usted no lo crea, previsores que son, los dos ya tienen a sus sucesores, la Balcells a Guillen d’Efak y Wylie a su hijo, Nikolas.