Inseguridad pública

Humberto Musacchio

Para el Sistema Nacional de Seguridad Pública, los homicidios van a la baja, pues de 9 mil 523 que hubo en los primeros seis meses de 2013, la cifra cayó a 8 mil 101 en la primera mitad del año en curso, según las cifras publicadas por el diario Reforma (23/VII/2014). Sin embargo, el moderado optimismo que pudiera suscitar la información anterior desaparece cuando se suman los homicidios dolosos (8 mil 101) con los culposos (9 mil 049), lo que da un total de 17 mil 150 vidas perdidas.

En el mismo lapso el número de secuestros cayó de 823 en 2013 a 808 en este año del Señor, lo cual, lejos de ser consuelo, indica que este delito tiende a mantenerse en el mismo rango, en tanto que las extorsiones cayeron de 4 mil 046 a 3 mil 419 en los primeros semestres de 2013 y 2014, respectivamente.

En lo que se refiere a robo de vehículos con violencia, de 28 mil 360 que se registraron entre enero y junio del año pasado, el número disminuyó a 25 mil 001 en 2014, lo que no es tranquilizante si se considera que los robos sin violencia fueron cerca de 60 mil, según consigna la reportera Fabiola Martínez en La Jornada.

El lamentable liderazgo en homicidios lo tiene el estado de Guerrero, con 21.99 por cada cien habitantes, en tanto que el de secuestros le corresponde a Tamaulipas, 3.83 por cada cien mil habitantes), el de extorsiones a Morelos con 12.28 por cada cien mil personas, y el de robo de vehículos al estado de México, donde se roban violentamente 76.09 vehículos por cada cien mil habitantes. No sobra recordar que Guerrero y Morelos tienen gobernadores que llegaron al cargo apoyados por el PRD y que los estados de México y Tamaulipas siempre han estado en las garritas del PRI. La conclusión obligada es que tan malos son los pintos como los colorados.

Otros estados con altos índices de homicidios son Sinaloa (19.16 por cada cien mil personas), Chihuahua (15.44 sobre cien mil), Morelos (12.17/100 mil) y Michoacán (12.16/100 mil). En Tamaulipas de plano ya aconsejan a los conductores de vehículos viajar de día, pues la noche es de los delincuentes.

Como en la Historia de Mayta, de Vargas Llosa, donde un personaje pregunta “¿cuándo se jodió el Perú?”, aquí tendríamos que interrogarnos sobre las causas de este desastre, qué hicimos para merecer este castigo que nos impide viajar por el país, que nos obliga a encerrarnos en casa, que nos mantiene con el alma en un hilo cuando los hijos no llegan. Por lo pronto, recordemos que hace tres décadas que la economía crece menos que la población, que cada vez hay menos empleos y peores salarios. Ahí hay que buscar las causas.