Futbol y economía
Julio A. Millán B.
El futbol es una actividad generadora de riqueza, no sólo para los dueños de los equipos, los patrocinadores y los organizadores, también los jugadores que se logran cotizar dentro y fuera de la cancha. Existen futbolistas que en lo particular se vuelven iconos para la mercadotecnia y ganan mucho por ello, incluso a veces más que sus sueldos; y qué decir de una selección de estrellas como la española, la brasileña, la argentina a nivel mundial y la mexicana a nivel nacional.
El interés y el negocio no sólo están en los jugadores, los equipos y la FIFA. Ser anfitrión del Mundial representa un catalizador y detonador importante para la economía del país sede, al grado de que se llegan a pagar sobornos para ganar la elección. Todo tiene sus costos, y Brasil en esta edición vaya que los ha estado sufriendo. Según informes disponibles, tan sólo en la construcción y remodelación de estadios se necesitó un gasto de 3 mil 700 millones de dólares, a los cuales hay que adicionar las inversiones en el sector turismo, que sobrepasan los 63 mil millones, de los cuales unos 11 mil millones los aportó el Estado brasileño.
Por supuesto que ante los gastos realizados se esperan ganancias o al menos recuperarlos. Según los estudios realizados por las corredurías, el turismo en Brasil crecerá 80%, lo que permitirá un ingreso sólo en el sector bienes y servicios de unos 50 mil millones de dólares, además se estima que se hayan creado más de 3.5 millones empleos temporales.
Estamos siendo testigos de una ola de eventos BRICS, tanto copas del mundo como juegos olímpicos de verano e invierno que se están realizando en Sudáfrica, Brasil y Rusia. Sin duda lo que buscan es demostrar músculo y atractivo para las inversiones, así como posicionarse entre las naciones más competitivas, tratando de emular el éxito conseguido por Corea con el Mundial de 2002, de China con los Juegos Olímpicos de 2008 y de Sudáfrica con el Mundial de 2010. Aunque para ello tengan que recurrir, como es el caso de Brasil, a enormes campañas publicitarias, gran cantidad de maquillaje y decisiones absurdas como construir estadios que luego se convertirán en elefantes blancos, sólo para mostrar que todo el territorio brasileño es de avanzada.
Todos en Brasil quieren que gane su selección, pero sin duda los más interesados son los inversionistas y los gobernantes, pues de ello depende su futuro. En especial el gobierno que se tambalea ente los magros resultados de las políticas de centroizquierda, pese a la celebración del torneo las expectativas apuntan a que el gigante sudamericano sólo crecerá 1.8% este año, menos que en 2013. Esperemos que la estrategia les funcione para bien del país anfitrión y para Latinoamérica.
