Lo que será el debate en la materia

 

 

 

 

La integridad del hombre se mide por su

conducta, no por sus profesiones.

                                                                                                                     Juvenal

 

 

 

José Fonseca

¡Cuánta sinrazón y mala fe en los debates sobre telecomunicaciones!

No debe sorprendernos, pues así es la política, aquí y en todo el mundo.

Es apenas una muestra de lo que será la discusión y eventual aprobación de las leyes reglamentarias de la reforma energética, pues ésta toca la psique de tantos que viven en el contexto del siglo XX, no en el siglo XXI.

Es importante este debate, no por cuestiones ideológicas, sino porque involucra un patrimonio de la nación, lo cual exige que en este caso los legisladores deban esmerarse para darle auténticas facultades a los órganos reguladores del sector energético, tanto al petrolero como al eléctrico.

En la ya histórica serie de televisión The West Wing, hay una escena que muestra al abogado gubernamental encargado de manejar una demanda contra las compañías tabacaleras. Pide más fondos para el pleito legal, porque el gobierno tiene apenas unas dos docenas de abogados en el caso, mientras que las tabacaleras tienen más de un millar. Y dice: “Hay que ganar esta demanda, porque las tabacaleras engañaron al público”.

La anécdota vale como ejemplo de una pasión singular de un funcionario por defender los intereses del público.

Aunque sabemos que la serie televisiva es sólo eso, una historia de televisión, de ella podemos tomar lecciones que nos permitan hacer frente a retos de la vida real.

Uno de esos retos, ahora que se discute la reforma energética, lo tienen los legisladores del Congreso de la Unión, pues ellos serán quienes aprobarán cómo se estructuran los organismos que regularán las empresas públicas y privadas del sector.

De la fortaleza legal que les den a esos organismos reguladores depende buena parte del éxito de la reforma energética.

La otra parte dependerá de las personas que escojan el gobierno federal y el Congreso para integrar esos organismos reguladores. Tendrán que ser funcionarios que estén motivados por una gran pasión para servir a los intereses de la nación, como si fueran propios.

Sólo así la reforma energética tendrá éxito, sólo así se podrán resistir los embates de las gigantescas y poderosas multinacionales a quienes la apertura invita a operar en México.

Sólo así se evitará en México el sofocón de 1938, cuando las petroleras desacataron las leyes de la república.

 

                                                                                  jfonseca@cafepolitico.com