PAN y PRD, fracturados, y una morenita
Félix Fuentes Medina
Salvados los escollos de las reformas, incluidos los de la energética, el PRI no tendrá problemas para imponerse en las elecciones del año próximo. Le favorecen las fracturas profundas de sus oponentes.
El gobierno de Enrique Peña Nieto ha tenido la habilidad de obtener los votos suficientes del PAN y PRD para dar curso a reformas cruciales como la político electoral y de telecomunicaciones.
También logrará la energética el gobierno peñista, si la mayoría de los legisladores panistas está a favor de ella y los de izquierda se van hacia donde suena la campana.
Está tan dividida la izquierda que René Bejarano, exsecretario particular de Andrés Manuel López Obrador, culpa a éste de dispersarla.
Según Bejarano —señor de las ligas—, el PRD competirá en los comicios de 2015 contra su excandidato presidencial, el ahora líder del Partido Regeneración Nacional (Morena).
Advierte Bejarano que López Obrador repudia el PRD y se le desligó el partido Movimiento Ciudadano (Convergencia), mientras el Partido del Trabajo está por definirse.
Cierto, el tabasqueño pretende convertirse en adalid de la izquierda con su Morena, y ser diferente a las tribus del PRD, principalmente Nueva Izquierda, de Los Chuchos, e Izquierda Democrática Nacional, de Bejarano.
Todos se dicen de izquierda y quieren liderar esa corriente. En las disputas se desgarran cuanto pueden y no logran la unidad pretendida por Cuauhtémoc Cárdenas, quien quiere el liderazgo izquierdista por aclamación, sin disputarlo con ningún otro.
Menos aceptan a López Obrador como líder único y éste cree que puede llegar lejos con Morena, pero sus antiguos aliados se burlan de él, en medio de una letanía de trompetillas.
Los tres partidos que apoyaron a López Obrador en la pasada campaña ya recibieron un aviso en Coahuila y Nayarit sobre lo que les espera el año próximo, así hagan alianzas con el PAN y la morralla partidista.
Acción Nacional canta las mismas rancheras. Todavía no se repone el bando de Ernesto Cordero de la felpa que le propinó el líder Gustavo Madero, quien sólo le dejó dos posiciones miserables en el CEN de su partido.
Cada bando deambula con sombreros vueltos hacia el cielo, en espera de fructíferos obsequios por los votos emitidos durante las rebatiñas, no debates, de las reformas.
Los electores tienen identificados, plenamente, a quienes causaron graves problemas a la nación y disfrutaron del poder en dos sexenios. ¿Ejemplos? El peor es la guerra calderonista contra la delincuencia, que costó 75 mil muertos y cuantiosas sumas del presupuesto federal.
Los moches son motivo de vergüenza internacional y sus autores son solapados por Gustavo Madero. Oceanografía es un caso de escandalosa corrupción, heredada al actual régimen. En obra pública, los fracasos abundan, entre otros el de la carretera de Sinaloa a Durango y los cien arreglos a la autopista México-Acapulco.
Los desmanes son interminables y explican por qué el PAN terminó en tercer lugar en la pasada elección presidencial. Los votantes no olvidan y menos si los blanquiazules se trenzan en pelitos en sus viajes, como sucedió con los panistas detenidos en Brasil.