Entrevista a Rodolfo Casillas/Profesor-investigador de la Flacso

Irma Ortiz

Informes de la ONU destacan que en Honduras, uno de los principales expulsores de migrantes en Centroamérica, alrededor del 60 por ciento de los jóvenes son pobres, además encabeza la lista de países más violentos de acuerdo con el Informe Global sobre el Homicidio, con un promedio de más de 7 mil 200 muertes. Las causas: la violencia entre pandillas, y las muertes son “arbitrarias”.

Según la subsecretaria mexicana de Migración, Paloma Guillén Vicente, la violencia que se registra en Honduras ha propiciado el éxodo de niños migrantes centroamericanos no acompañados hacia Estados Unidos.

El flujo migratorio, apuntó, se origina principalmente en Honduras, Guatemala y El Salvador; los guatemaltecos y salvadoreños lo hacen por razones de pobreza.

La representante en México para el Fondo de Población de la ONU, Leonor Calderón, advirtió que es una responsabilidad compartida de los países de la región invertir en los jóvenes ya que en América Latina el 30 por ciento son pobres y un 10 por ciento vive en niveles de indigencia. Así, más de la mitad de la población en Centroamérica tiene entre 15 y 24 años de edad.

En Honduras son reintegrados mensualmente a ese país alrededor de 3 mil 500 personas, mientras que en El Salvador son 2 mil 400; cuando llegan a su país los jóvenes no cuentan con ningún apoyo y probablemente son forzados a involucrarse en actividades ilegales, señala el Banco Mundial. El costo del éxodo y repatriación para los países centroamericanos ronda los 80 mil millones de dólares.

En opinión del doctor Rodolfo Casillas, profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, y quien fuera consultor de la Organización Internacional para las Migraciones, causa extrañeza que ahora las autoridades migratorias estadounidenses se llamen sorprendidas por el éxodo migratorio de niños no acompañados a ese país cuando es un proceso que se viene registrando desde algunos años.

“Es un proceso —dice— que se viene viendo y estadísticamente está registrando, desde hace algunos años, una tendencia creciente. El hecho de que hayan llegado a esta situación actual es una consecuencia lógica que tuvieron los analistas de migración de Estados Unidos, la noticia la tenían desde hace mucho tiempo, y ése no es el punto central del incremento del éxodo los niños, sino que hay que ver la circunstancia política interna estadounidense que hace que la administración de Obama —que tiene un fuerte conflicto con los republicanos— lo saque ahora a colación”.

“Si hablamos de crisis humanitaria, la crisis está en Centroamérica no en Estados Unidos; si se ven los índices de violencia y muerte internacionales a nivel del mundo, Honduras, El Salvador y Guatemala están entre los primeros cinco lugares y no desde ayer o hace un mes sino que tienen mucho tiempo ahí”.

 

El endurecimiento de controles no evitará la migración

“Las causas: la economía, la pobreza, violencia, ahí ves todos los ingredientes que ha creado esa crisis humanitaria en esos países centroamericanos, particularmente en los tres del triángulo norte: Guatemala, Honduras y El Salvador, eso no niega que existan esos niños, esos adolescentes viajando solos y que habría que atenderlos, pero no con medidas de endurecimiento de los controles migratorios como se va a dejar de migrar, en todo caso lo que va a hacer es que la crisis en Centroamérica se acentúe más, porque se les están cerrando las válvulas de escape”.

Barack Obama pide más presupuesto para acelerar las deportaciones, cuando gran parte de la problemática que vive Centroamérica es por la situación económica provocada por una política neoliberal que los norteamericanos encabezan.

Es como si yo no veo el problema, no existe el problema, eso es lo que están haciendo. La crisis de Centroamérica que se quede allá, lo que también implica negar la responsabilidad en Estados Unidos por las cosas que han ocurrido y que ocurren en Centroamérica. La región nunca ha sido autónoma o que se mande sola.

¿Qué factores han acrecentado la situación?

Los grupos tradicionales de poder en Centroamérica no se han visto afectados con los cambios en el gobierno, los grupos conservadores de mano dura, ya no necesitan o no necesitaron durante un buen tiempo de las dictaduras para mantenerse en el poder real, son los grupos que no han creado una estructura económica que permita que la clase media, la clase baja, tengan espacios de desarrollo de vida, mantienen un estrato minoritario altamente beneficiado por la estructura económica. Esto sucede particularmente en Honduras y Guatemala.

El Suchiate, primer frontera migratoria de Estados Unidos

México implementa el programa Frontera Sur, un “tapón” para que no lleguen los migrantes a Estados Unidos.

Suena muy feo decirlo, pero la primer frontera migratoria de Estados Unidos está en el Suchiate. Y eso lo viene haciendo desde los años noventa, lo que pasa es que en determinados momentos esa situación es más difícil, pero de manera constante la frontera del estado mexicano, el sur es la frontera migratoria de Estados Unidos en Centroamérica, por eso el plan Mérida que se está viendo, ahí están las inversiones, las donaciones, las capacitaciones, que patrocina Estados Unidos en la frontera sur se dan en la lógica de que detengan un flujo que va hacia allá, y quien lo implementa es la autoridad migratoria mexicana.

Hay que luchar y trabajar por que se focalice que es un problema regional y que debe de haber un acuerdo; el problema regional implica Estados Unidos, México, Guatemala, Honduras y El Salvador y esa región hay que verla como una cosa que nos involucra a todos.

La migración para el gobierno de Estados Unidos es un tema doméstico, de política interna; para México, el problema de la migración es un problema bilateral México-Estados Unidos y para estos países centroamericanos es un problema bilateral, de ellos con Estados Unidos, pero no con México. Se tienen tres posiciones distintas ante la problemática, si se mantienen esas dimensiones, lógicamente es muy difícil que los acuerdos de colaboración realmente se lleven a la práctica, porque cada quien tiene una visión distinta del problema.

Sabemos de la falta de voluntad política de Estados Unidos, pero, ¿qué hay de Centroamérica?

La migración centroamericana para los gobiernos de esa región no es un problema, al contrario, es un beneficio porque, para empezar, todos los migrantes que salen de Centroamérica reducen la presión interna de la generación de empleo.

Reduce también la presión interna de política social y de satisfactores, y por otro lado les generan divisas y les proveen bienes, desde vehículos, televisiones y tantas cosas que traen los migrantes cada vez que regresan a su país. Entonces por qué los gobiernos centroamericanos van a querer controlar esa migración cuando tiene tantos beneficios políticos, económicos y de gobernabilidad.

Son las válvulas de escape…

Son válvulas de escape que les funcionan de maravilla a los gobiernos centroamericanos, por eso esos gobiernos declaran su preocupación, pero no hacen nada, por eso esas posiciones no llegan a acuerdos.

¿Y México?

México, ha tenido un papel doloroso, porque tiene muy clara su posición de que los mexicanos en Estados Unidos son un problema bilateral, pero cuando se reciben a los centroamericanos que llegan por México y que van a Estados Unidos, su política de alguna manera es de contención de esa migración.

Treinta dólares por pasar

Es una contención medio llamativa porque por un lado hace detenciones, pero por otro lado facilita mucho el paso, también por la gobernabilidad que hay en la frontera sur muy vinculada a la presencia de los migrantes. Si vas a la frontera sur, ves cómo en el río Suchiate pululan las llantas que pasan a la gente indocumentada y exactamente arriba está el puente donde está la autoridad migratoria mexicana, que ve pasar a los de abajo y no les dice nada, pero eso sí cobran por pasar miembros del ejército, de la marina y lo hacen por diez, veinte, treinta dólares. Por ello digo que México tiene una política pendular, por un lado es un palo y por otro es la zanahoria.

Y aderezada con problemáticas de violencia, de la trata de blancas, de todo estos grupos que asuelan a los migrantes.

Lo que pasa es que aquí tenemos que ver la función que cumple la frontera sur de México, que es complementaria a lo que es la frontera norte de México, eso quiere decir que en la frontera sur lo que importa es que todas las mercancías, ya sean drogas, armas, humanos, porque los migrantes son una especie de mercancía humana que puede transitar con facilidad por la frontera sur, y el lugar donde las cosas se complican es la frontera norte de México, porque ya está asociada al destino de los migrantes, al destino de todas las migraciones.

Por eso todos los índices de violencia en la frontera sur de México, en cierto sentido, son muy bajos frente a los que son muy altos, en el lado de Tamaulipas, donde está el mayor número de garitas México y Estados Unidos, y muchos de los pasos internacionales para la Unión Americana, que también esos mismos caminos sirven para que pase por ahí mucho del armamento ilegal que entra en México.

Ahí, Estados Unidos no asume su responsabilidad, porque una cosa es que la ley en Texas y en otros estados facilite la venta de armamento, y otra cosa es de que se pueda meter de manera ilegal tanto armamento de Estados Unidos a México por esa frontera.

Escenario poco halagüeño

Por un lado, vamos a ver una mayor presencia de los cuerpos de seguridad pública de México en la frontera sur, veremos mayores riesgos, más vulnerabilidades para los migrantes, vamos a ver que los traficantes de personas y Los Zetas, que cobran también derechos de paso, van a incrementar la cuota, estas medidas en lugar de darles mayor protección a los migrantes los van a hacer más vulnerables. Mientras que Estados Unidos mantendrá esa porosidad para lo que le convenga.

En la medida en que se incrementen los controles, se vuelve una zona de mayor conflicto, esa medida no garantiza mayor seguridad al contrario en la primer llamada es a la inseguridad, va a haber una mayor confrontación, las redes de tráfico de personas, las redes que mueven a los migrantes desde distintas maneras para distintos propósitos van a buscar nuevas rutas, nuevos socios, nuevo tabulador, para pagar las colaboraciones, el escenario digamos que no es muy halagüeño.

Te voy a dar un dato, me lo acaba de decir un migrante que acababa de cruzar hace cinco días a México, cuando cruza y llega al lado mexicano lo primero que se encuentra es un agente de la marina que le cobra treinta y cinco dólares por dejarlo pasar.

Cuando lo deja pasar le dice: vete por aquí y vas a ir a Ciudad Hidalgo, vas al zócalo y preguntas por “zutanita”, y la señora “zutanita” es la esposa del comandante de la policía de Ciudad Hidalgo y el comandante en la patrulla sube a los migrantes que le pagan treinta y cinco dólares para llevarlo a Tapachula a cada uno de ellos; cuando llegan donde está el retén de migración, el agente a cargo cuenta cuántas cabezas van y, al final del día, hace el cobro de que pasaron cincuenta, y se le pagan. Éstas son las autoridades que van a dar la seguridad al migrante, insisto, esto acaba de pasar hace una semana, luego de que se diera a conocer el programa de la Frontera Sur, donde anunciaron cinco puntos para dar mayor protección a los migrantes, ¿quiénes la van aplicar?, las autoridades que están ahí y que son las que están cobrando, no cabe duda ¡la Iglesia católica en manos de Lutero!