Tras las elecciones europeas del 25 de mayo pasado, que supusieron un duro golpe a las políticas impulsadas por la Unión Europea, ahora se trata de maquillar el escenario, hablar de democracia y en el hecho reforzar el engranaje que comanda Alemania en la dominación europea. El Primer Ministro británico David Cameron, fue uno de los actores principales de esta puesta en escena.

Según los medios tradicionales de prensa, Cameron fue humillado por la canciller alemana Ángela Merkel, al tratar de “evitar” que fuera elegido como presidente de la Comisión Europea, el polémico luxemburgués Jean Claude Juncker, candidato impulsado por el Partido Popular Europeo que obtuvo la mayoría de votos en las pasadas elecciones.

Sin embargo, Juncker dista mucho de ser el candidato preferido por la canciller alemana, baste recordar que el ex Primer Ministro de Luxemburgo, en varias ocasiones se ha manifestado en contra de las duras políticas de austeridad impulsadas por Alemania, además de posiciones más federalistas dentro de la unión que tampoco son bien vistas por Merkel.
No obstante, en este juego político, cada cual asume los costos y Merkel aceptó la candidatura de Juncker, porque a cambio, seguro conseguirá otros puestos clave en el escenario, como por ejemplo, el Banco Central Europeo.

Cameron, en cambio, fue duramente golpeado en su patio en las pasadas elecciones, por los eurófobos del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), así que sus alegatos en contra de Juncker están más que justificados de cara a la política interna de sus país, pero pesan poco dentro de Europa, donde sólo se mantiene con un pie dentro, pese a los privilegios de los que goza.
En los hechos, Cameron evidenció lo que es un secreto a voces, los líderes europeos ya no deciden y en privado pueden expresar su descontento, pero a la hora de las votaciones se alinean a la “real politik”.

El Primer Ministro inglés asustó con el petate del muerto, diciendo que la elección de Juncker aleja a su país de Europa, pero realmente eso es cierto, cuando más de tres millones de personas en su país viven de los procesos de interacción con la Unión Europea.
La realidad es que Europa, negocia casi en secreto un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, aliado y poder hegemónico, y en ese escenario, lo que menos les preocupa son las demandas nacionalistas de la derecha, pero en cambio si les asusta que la fragmentación política pueda favorecer a los antisistema y los grupos radicales que quieren dinamitar el actual modelo.
Juncker fue elegido por 26 votos, contra dos de Reino Unido y Hungría y el próximo 16 de julio deberá ser ratificado por el Parlamento Europeo, proceso que ahora se vende como más “democracia”. Las disputas por el poder siguen su curso y Merkel sigue mandando, no parece que eso vaya a cambiar en el corto plazo.