Entrevista a José María Espinasa/Director del Museo de la Ciudad de México
Jacquelin Ramos
La intención hace 75 años de cerca 20 mil españoles no era transformar un país, su intención simplemente era escapar de una derrota republicana, huir de la represión desatada por el triunfante general Francisco Franco en España.
Pocos países respondieron a ese llamado de auxilio que se hacía desde Francia para que recibieran a los españoles derrotados, sólo la Unión Soviética, República Dominicana, Chile y México. Este último abrió generosamente sus puertas y se convirtió en el segundo receptor —después de Francia— dando albergue a aquellos republicanos.
No fue una decisión fácil para México, ni mucho menos para el presidente Lázaro Cárdenas, el país estaba dividido entre quienes apoyaban la política cardenista y quienes se le oponían. Los primeros vieron con simpatía el apoyo a España y a los refugiados, los segundos criticaron duramente ambas cosas.
A pesar de la contienda, a México llegaron españoles originarios de toda la geografía peninsular, de diversas edades, posturas políticas, ocupaciones y de ambos sexos. Llegaron muchos de los hombres y mujeres mejor preparados de España que había protagonizado el florecimiento cultural y científico de las primeras décadas del siglo XX.
Sin embargo, éste no fue, como se ha repetido a los largo de los años, “un exilio de intelectuales”.La mayoría de los refugiados eran trabajadores calificados provenientes de los sectores más modernos de la economía española. Arribaron contingentes importantes que empezaron a dejar huella en el panorama de la arquitectura nacional, del cine, el teatro, la industria editorial, la medicina, así como la química, la educación y el campo.
Así lo señaló en entrevista a Siempre! el director del Museo de la Ciudad de México, José María Espinasa. Asegura que la mayoría de refugiados vinieron a residir en la ciudad capital, que por razones naturales, era donde mayor posibilidad tenían de encontrar trabajo y de insertarse en una vida social que les dio acogida.
Apunta Espinasa que dentro de ese panorama, la exposición El exilio español en la Ciudad de México refleja los cambios que sufrió la ciudad capital a nivel cotidiano. Hace una recuperación de la memoria histórica de la ciudad; la ciudad que se ha construido por el esfuerzo de muchos mexicanos, pero que también se ha desarrollado en actividades fundamentales con el esfuerzo, la creatividad y la aportación de gente de muchas otras partes, pero no con la integración absoluta con que lo hizo y lo ha hecho el exilio republicano español.
Lo que trajo el exilio
¿De qué se trata esta exposición?, ¿cuál es la intención de instalar esta muestra?
Hace 75 años ocurrió la llegada de un enorme número de españoles partidarios de la República, régimen que había sido derrotado después de una cruenta Guerra Civil en España, el presidente Lázaro Cárdenas decidió abrir las puertas del país a todo aquel español que corriera peligro en su patria. El exilio fue un fenómeno histórico muy importante, muy profundo, que influyó mucho en la cultura y en sociedad mexicana.
El Museo de la Ciudad de México y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México con el motivo de conmemorar los 75 años de la llegada de este exilio montaron esta exposición que tiene características particulares. La exposición no se parece a otras que se han hecho sobre el mismo tema, en donde se privilegia a los pintores, a los escritores, los grandes maestros, que desde luego es la parte más visible de ese exilio, pero llegaron más de 20 mil personas a México, y la mayoría de ellos vinieron a residir en la ciudad, en la ciudad capital.
Por razones naturales, era donde mayor posibilidad tenían de encontrar trabajo, de insertarse en una vida social que les dio acogida y dentro de ese panorama la exposición lo que quiere es reflejar los cambios que sufrió la ciudad a nivel cotidiano, a nivel urbano. Los arquitectos españoles empezaron a dejar su huella en el panorama de la arquitectura nacional, un contingente importante trabajó en el cine, el teatro, en la industria editorial, en la química, así como en la medicina y la educación. Se fundaron escuelas, organismos políticos, ateneos, bares de reunión y esto, cambio la vida de la ciudad. No entenderíamos la vida actual de México, si no fuera por el enorme impulso que dio la llegada de ese exilio.
En la exposición podrán contemplar, documentos, carteles, periódicos, fotografías, testimonios, un mapa de la ciudad con los puntos localizados de los lugares sentimentales del exilio. También podrán encontrar información de carácter demográfico de quienes se insertaron por ejemplo, en la industria farmacéutica, en la industria del alimento.
Diríamos que esta exposición es más de carácter sociológico antropológico que de carácter artístico. Desde luego, no podemos olvidar los pintores, los universitarios, se fundó El Colegio de México —primero Casa de España—. El Politécnico y la Universidad Nacional recibieron a importantes profesores, se hicieron escuelas como El Colegio Madrid, el Hispano Mexicano, el Colegio Luis Vives.
Creo todo esto está muy bien reflejado a lo largo de los distintos módulos que componen la exposición, un primer módulo que sitúa en el contexto lo que fue la Republica Española, lo que significó la guerra de España, la salida primero a Francia y después a otros países latinoamericanos fundamentalmente, a México —el que más recibió—, y como después cuando ya era obvio que no volverían en muchos años a su patria, veremos cómo se fueron enraizando, arraigando, en la ciudad.
Refugiados de diverso origen
¿Qué ofrecen y reflejan estas piezas al espectador mexicano?
Tiene un doble sentido, por un lado aquel que sabe lo que significa y lo que es el exilio español va encontrar una manera novedosa de presentación, una manera en que se dan nuevas ideas, nuevas perspectivas de interpretar. Y aquel que no sabe lo que es el exilio español, aquel que tiene quizás 18 o 20 años, estudia la preparatoria, que tiene alguna o ninguna noción del exilio, va encontrar también un recorrido didáctico histórico, que le va a servir para comprender.
Esta muestra hace una recuperación muy importante de la memoria histórica de la ciudad; la creatividad y la aportación de gente venida de muchas otras partes, y ninguna con la integración absoluta con que lo hizo y lo ha hecho el exilio republicano español.
¿Por qué la mayoría de exiliados españoles en México deciden acogerse en la capital mexicana?
Hay que recordar que los exiliados estuvieron con lo que llevaban puesto, lo que llevaban en las maletas, tuvieron que dejar atrás a una carrera profesional, familia, estatus económico, llegaban al nuevo país con el único equipaje de su capacidad de trabajo, su preparación y su talento. Tuvieron la suerte de que llegaban a un país, especialmente a una ciudad que estaba en ebullición, era un país que estaba consolidando proyectos surgidos por la Revolución Mexicana.
No fue fácil, por un lado había una actitud del gobierno de recepción, de apoyo, por otro tenían que establecerse, tenían que encontrar maneras de sobrevivir, maneras de trabajar y esto se fue dando en un espectro muy complejo. Por ejemplo hay una sala dedicada a la industria editorial que fue importantísima, se fundaron imprentas, centros editoriales, se multiplicó el alcance de una política que ya estaba antes, de apoyo a el libro como un vehículo de transmisión de la cultura y de los ideales democráticos que el gobierno mexicano tenía.
¿Qué tipo de españoles son los que deciden residir en la ciudad de México?
El exilio español fue muy diverso, estamos muy acostumbrados a los grandes profesores universitarios, como José Gaos, Joaquín Xirau, Adolfo Sánchez Vázquez, también a los grandes escritores como León Felipe, Max Aub, Juan Rejano, pero hubo también campesinos y obreros de la construcción, que no brillan tanto, pero que es una parte muy importante de ese exilio. La curadora de la exposición, la historiadora Dolores Pla Brugat —recién fallecida— señalaba que de esos 20 mil refugiados, hay 2 mil o 3 mil de los que sabemos todo, porque su vida publica está documentada, pero falta mucho por investigar de las mujeres, de los niños de Morelia, en fin. Ese exilio era muy diverso.
Tenemos, por decir un caso, el de Josep Renau, un extraordinario artista plástico, cartelista, diseñador, fotomontajista. En una de las salas pueden ver carteles de Renau de las películas de Pedro Infante y María Félix. En el cine tenemos a Luis Buñuel, que con películas como Nazarín cambian la manera de ver a México. Hay una película muy importante, menos famosa que la de Los olvidados, pero una de las obras maestras de Buñuel que es La ilusión viaja en tranvía, que retrata muy bien a la ciudad, esa ciudad recorrida por tranvías que ahora ya nosotros no conocemos.
Conocer el pasado para repetir sus aciertos
¿Por qué es importante que los mexicanos conozcan y valoren este momento trascendente en la historia del país?
El secretario de Cultura de la ciudad de México, Eduardo Vázquez, decía en la inauguración que “un país que conoce su pasado evita repetir errores, pero también puede repetir aciertos”. El gesto del presidente Cárdenas fue un gran acierto, significó una gran riqueza para México, lo que para España fue una tragedia. Por eso no es que celebremos el exilio, lo conmemoramos, porque sabemos que tiene dos facetas: la parte trágica en España donde perdieron todos, en una Guerra Civil, nadie gana. Pero México ganó la llegada de hombres y mujeres con mucho talento, con gran capacidad creativa.