Entre el espectro radioeléctrico y la preponderancia

Miguel Barbosa Huerta

La discusión y aprobación del paquete de reformas en telecomunicaciones y radiodifusión constituye uno de los temas más importantes de la actual Legislatura del Congreso de la Unión, por sus implicaciones inmediatas sobre el mercado y por los efectos que en el mediano y largo plazo tendrán en el desarrollo de estos sectores y su impacto en diversos ámbitos sociales.

Prodigios de la física. El espectro radioeléctrico es el conjunto de ondas que se propagan por el espacio sin necesidad de una guía artificial, mientras que Internet tuvo su origen en la inteligencia militar en los años más duros de la Guerra Fría, que cuando se trasladó al ámbito civil se convirtió en la red de redes más potente hasta el momento conocida.

En los siglos XX y XXI, los avances científicos y tecnológicos propiciaron una revolución sin precedente en nuestra forma de comunicarnos y de vivir, tan profunda como la ocurrida en el siglo XIX con el telégrafo y con el desarrollo del ferrocarril como medio de transporte de personas y de mercancías.

En la memoria o en las imágenes de viejas películas quedan las secuencias de ferrocarriles uniendo las costas Este y Oeste de Estados Unidos, recorriendo las congeladas estepas rusas o transportando revolucionarios en las llanuras mexicanas.

En el siglo XX, el de las grandes revoluciones sociales, el de las dos guerras mundiales, el que vio levantase y derribarse muros e ideologías, también atestiguó el crecimiento masivo de la telefonía fija, la radio y la televisión.

En los últimos años del siglo pasado y en los primeros del actual, el espectacular desarrollo de Internet y de los medios digitales ha sido tal que, literalmente, vivimos en línea. Lamentablemente, como ocurre con los grandes avances de la humanidad, los beneficios no son universales, porque a la par de este espectacular crecimiento tecnológico se teje una intrincada red de intereses y expectativas económicas. Las telecomunicaciones y la radiodifusión son el negocio del futuro.

Durante el siglo pasado y lo que va de éste, en México los sectores de las telecomunicaciones y de la radiodifusión adquirieron el rostro de un puñado de empresas que ejercen un control monopólico sobre estos sectores.

En radiodifusión y desde los años del “milagro mexicano”, una empresa fue favorecida por su cercanía con el poder político, y en telecomunicaciones, un empresario se llevó la joya de la corona de la privatización de los años del salinismo.

Ante esta circunstancia, se encuentra la necesidad del Estado de utilizar al máximo las potencialidades de estos sectores en beneficio del interés público. En radiodifusión se trata de televisión abierta y radio; mientras que en telecomunicaciones, de telefonía fija, telefonía móvil, Internet y televisión por cable, principalmente.

Desde la izquierda, resulta fundamental terminar con las prácticas monopólicas en estos sectores y avanzar en la democratización de los medios. Así lo expresamos en la reforma constitucional del año pasado, donde no se logró un nuevo modelo, pero sí una mejor forma de administración del existente.

En los momentos en que se escriben estas líneas [jueves 3 de julio], el Congreso de la Unión analiza el paquete de reformas legales en materia de telecomunicaciones y radiodifusión.

El Grupo Parlamentario del PRD en el Senado conoce la importancia de la reforma en telecomunicaciones y radiodifusión, la enorme red de intereses que representa y las presiones que pueden ejercerse desde los poderes fácticos.

Ante esto, reiteramos la posición de nuestro grupo para que las leyes secundarias en esta materia protejan el interés público y se ajusten plenamente a la norma constitucional.

Es un proceso complejo. Existen partes de la ley que pueden gozar de un amplio consenso en todos los grupos parlamentarios, y otras que son como erizos de mar que con mucha facilidad pueden espinar de fea manera cualquier mano, por los intereses que se han alineado en uno o en otro sentido.

Por lo anterior, consideramos que los legisladores federales que puedan incurrir en un conflicto de interés lo hagan público para, en su caso, excusarse de participar en los debates y votación correspondientes.

Los grupos parlamentarios deben asumir la responsabilidad política de retirar a los legisladores de su participación en las comisiones dictaminadoras de las que se trate, y si no lo hacen los grupos, deben de realizarlo las mesas directivas de ambas cámaras del Congreso de la Unión.

En el tema de la preponderancia, los senadores del PRD hemos analizado a detalle los aspectos técnicos, los referentes constitucionales y legales; así como sus implicaciones económicas para las partes involucradas. Nuestro único compromiso es y será para que los usuarios tengan mejores y más servicios, tarifas bajas, condiciones de igualdad y respeto a sus libertades y derechos.

Coordinador parlamentario del PRD

en el Senado de la República.