Salarios mínimos competitivos…
Yazmín Alessandrini
Hablar en México de salarios mínimos es referirnos a un tema que sólo nos puede conducir a dos únicos estadíos: al de la risa o al del llanto. Y es que ganar 67.29 pesos al día, si es que usted, amable lector, radica y labora en el área geográfica A, o percibir 63.67 pesos diarios, si es que vive y trabaja en el área geográfica B, simplemente provoca en los mexicanos que obtienen esta cantidad que sólo puedan pensar en estas dos acciones: reír o llorar. No nos engañemos, los salarios mínimos para los trabajadores mexicanos sólo sirven para dos cosas: para nada y para nada.
Sinceramente, no vale la pena ocupar este valioso espacio en aterrizar ejercicios hipotéticos, ésos de imagínense a un padre de familia que tiene cuatro hijos, tres de ellos adolescentes, que tienen que utilizar transporte público para ir la escuela y además requieren de alimentación tres veces al día y bla-bla-blá…
Por eso, resulta sumamente valioso y sensible por parte de Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal, su postura de llamar a un debate nacional para concretar una política de recuperación del salario mínimo que derive en un rompimiento del rezago que guardan los minisalarios y que cuente con el respaldo del gobierno federal y las distintas fuerzas políticas.
Y yo no sé ustedes, pero a mí me deprime y me indigna saber que los 52 pesos promedio que gana al día un trabajador capitalino están por debajo de los salarios que se pagan en ciudades como Río de Janeiro, Buenos Aire, Lima, Bogotá y Santiago, que son de las que peor pagan a sus trabajadores en todo el mundo. Qué diferencia que te paguen en el Distrito Federal 4 dólares al día a que te paguen en promedio unos 25 dólares diarios si es que tienes la fortuna de trabajar en urbes como Nueva York, Chicago, Los Ángeles o Tokio. ¿No les parece?
Si queremos insertarnos verdaderamente en sinergias internacionales de competitividad y calidad no podemos engañarnos, no podremos conseguir esto si nuestros trabajadores son remunerados de manera tan insultante porque, a final de cuentas, el poder adquisitivo de cada ciudadano es lo que determina qué tan pobres o qué tan ricos somos como nación. Imagínense, la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe, en voz de su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena, nos “obsequió” durante la semana que está por concluir unas cifras por demás escalofriantes: en México el salario mínimo de los trabajadores formales ha perdido paulatina y dramáticamente su poder adquisitivo, desde hace 30 años, a un porcentaje del 70%, el más bajo de toda Latinoamérica. Es más, la cosa está tan grave en nuestro país, que Bárcena asegura que ni ganando dos salarios mínimos vigentes los trabajadores mexicanos formales podrían abandonar el umbral de la pobreza.
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