Narco-estado

Teodoro Barajas Rodríguez

Los escándalos persiguen a Michoacán, uno tras otro como si no fuera suficiente, el descrédito aumenta como también la información que da cuenta de hechos bochornosos que debilitan el accionar de las instituciones encargadas de procurar y administrar justicia.

Videos, audios, imputaciones, señalamientos, todo ello se vive cotidianamente en la tierra del Generalísimo José María Morelos y Pavón, aunque la capacidad de asombro no ha logrado ser abatida.

Rodrigo Vallejo Mora, hijo del exgobernador Fausto Vallejo Figueroa, fue consignado a un juzgado de distrito, se le imputa el encubrimiento tras el video en que aparece conversando con el dirigente de Los Templarios Servando Gómez, La Tuta; el lunes 4 de agosto también se hizo pública una grabación en que aparece la alcaldesa de Pátzcuaro, Salma Karrum, con un presunto jefe de plaza del crimen organizado.

La serie de escándalos comenzaron con los presuntos manejos irregulares del albergue La Gran Familia de Zamora, al mando de dicho centro estuvo durante décadas Rosa Verduzco; como resultado de ello el mencionado internado ya no existe, la acusada es inimputable y el debate mediático generó controversia.

Posteriormente, los audios del presidente municipal de Zitácuaro y del diputado federal Juan Carlos Campos y Ernesto Núñez, respectivamente, en el que se habla de los famosos moches, motivaron diversas reacciones en esa seguidilla de capítulos extraños como lamentables, ahora el turno fue para el hijo del exgobernador, quien fue grabado con La Tuta. Peor, imposible.

Una investigación a fondo debe efectuarse en los actos antes mencionados que están presuntamente ligados a la corrupción, al envilecimiento del estado de derecho, a la vulgarización de la actividad pública. De no actuar con seriedad y eficiencia la percepción será inevitable para señalar que la ley se aplica de manera selectiva.

Serán las autoridades competentes las que realicen las diligencias que en derecho correspondan, aunque ya la magnitud de los hechos es elocuente, los medios masivos de comunicación hacen las veces de un implacable jurado carente de piedad y muchos personajes han sido quemados en esa enorme pira de linchamiento. Es evidente la ausencia de confianza en las autoridades de todos los niveles.

Algunos mencionan a Michoacán como narco-estado, si hacemos memoria el crimen organizado creció evidentemente desde el gobierno de Lázaro Cárdenas Batel para continuar su empoderamiento en la administración de Leonel Godoy Rangel hasta que llegamos a los gobiernos de Vallejo Figueroa y Jesús Reyna García.

Si hablamos de culpables entonces los gobiernos del PRD, PAN y PRI se la repartirían porque todos tienen vinculación con serios tropiezos, sea por dolo o por omisión: Cárdenas Batel y Godoy Rangel son perredistas, panista es Felipe Calderón y priistas Vallejo Figueroa y Reyna García.